Demons

32

—Gracias —dijo, aunque ni siquiera lo había ayudado.

No respondí. Solo lo miré de reojo, con cierto recelo.

Entonces, se acercó un poco más, tanteando el terreno.

—Hola… ¿de quién te escondes? —preguntó, con una voz tranquila, sin burlas. Como si de verdad quisiera saber.

Me di media vuelta para quedar frente a él, sin moverme del todo. Mantuve los brazos cruzados, el gesto serio.

—¿Y a ti qué te importa? —le solté, manteniendo la distancia, sin suavizar la incomodidad en mi tono.

Guardó silencio unos segundos, quizá evaluando si seguir hablándome o dejarlo ahí.

—Soy Logan Miller —dijo al fin, con una ligera sonrisa, nada forzada, mientras me tendía la mano.

Lo observé con cuidado, entrecerrando los ojos. No era desconfianza. Era instinto. Una especie de radar interno que se activaba ante lo desconocido. Como si intentara mirar más allá de esa sonrisa fácil y la forma en que decía su nombre.

—Clary —respondí, estrechando su mano con firmeza, aunque algo tensa.

—¡Clary! —escuché de pronto a mis espaldas, una voz jadeante, agitada.

Me giré. Era Isaac. Llegaba corriendo, el cabello algo revuelto, el rostro húmedo por el sudor. Respiraba como si hubiera cruzado todo el colegio sin parar.

—Te he buscado por todos lados —dijo, aún tratando de recuperar el aliento.

No pude evitar soltar una pequeña risa. Esa mezcla suya de desesperación y torpeza me desarmaba.

—Ya veo —respondí, esbozando una sonrisa leve.

—Isaac —dijo Logan, su tono cambiando por completo. Como si nombrarlo le pesara en la boca.

—Logan... ¿Se conocen? —preguntó Isaac, confundido, mirándonos a ambos.

No supe qué decir. La pregunta me congeló por un segundo. Miré a Logan, esperando que hablara, pero no lo hizo. Al final fui yo quien rompió el silencio.

—Algo así —murmuré, sin convicción.

—Hace mucho que no hablamos… Oye, ¿cómo estás con lo de…? —intentó continuar Logan, pero su frase quedó a medio camino. Como si se le hubiera helado la lengua.

La mirada de Isaac fue suficiente.

No dijo nada, pero no le hizo falta. Fue una amenaza muda, intensa, cargada. Como si le advirtiera que no se atreviera a terminar esa frase. La tensión cayó sobre nosotros como una losa. Nadie se movía. Nadie respiraba muy fuerte.

Entonces Logan, algo incómodo, rompió el momento caminando hacia Harry. Lo saludó con una palmada en el hombro, ligera, como si buscara refugio. Pude notar su alivio al alejarse de Isaac. Como si escapara de una tormenta que apenas empezaba a rugir.

—¿Estás bien? —le pregunté a Isaac, bajando la voz, enfocándome en él.

—Sí —contestó, sin mucha fuerza.

—¿Seguro? —insistí, buscando sus ojos.

Asintió, pero no añadió nada más. Cerrado. Como siempre.

Volví a mirar a Logan junto a Harry. Conversaban bajo, pero sus gestos decían más que sus palabras.

—¿Se conocen? —pregunté, volviendo a enfocar la conversación.

—Sí —respondió Logan, sin dudar—. Éramos amigos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.