Demons (libro 2. Ángel Rebelde)

Fin del paseo

La Piazza Della Signoria es la plaza central de Florencia, sede del poder civil y corazón de la vida social de la ciudad; está situada al sur de la iglesia Santa María del Fiore y a unos cuantos metros del Ponte Vecchio, de manera que es un destino turístico muy visitado independientemente de la época del año.

Nuestros visitantes, después de haber admirado las réplicas de las famosas estatuas del David y de Perseo, se habían desplazado hacia la fuente de Neptuno, pero una vez que Heylel había ordenado a Armeriel y a Kellen que se llevasen a Lil, él se giró hacia los demás que ya tenían sus armas en las manos y comenzaban a caminar hacia diversos puntos.

  • Quietos todos – los detuvo – a menos que vean a los Olams causando algún estropicio, no intervengan
  • Pero…  – comenzó Devriel
  • Sin discusiones, Dev – lo interrumpió Araxiel
  • Dev, sabes que Samael es un ángel de la muerte y que no debemos intervenir a menos que como dije, sus hombres hagan algo indebido.

No obstante, como el mismo Heylel sabía que si bien no podía interferir si estaba pautado que alguien muriese, también sabía que los Olams aprovechaban lugares como aquel y la oportunidad de estar protegidos por Samael, para ocasionar un daño que de ningún modo estaba pautado, organizó a los nephlims para vigilar e intervenir solo en caso necesario.

Siendo que los Olams no esperaban encontrarse aquella concentración de nephilims enemigos allí, esto hizo que reaccionaran de la peor manera.

  • Fuera de mi camino – dijo Samael al ver a Heylel – no debes estar aquí y no tienes derecho a impedirme hacer lo que…
  • No te estoy impidiendo hacer nada que sea legal – puntualizó –  y quien no tiene derecho a decirme dónde puedo estar o no, eres tú – dijo él con tranquilidad

Sin embargo, los acompañantes de Samael no estaban para nada dispuestos a dejarse fastidiar y quizá no les habría ido tan mal de no haber sido porque los Shekhiná detectaron la presencia de varios shedims. Con las cosas así, Heylel se olvidó de Samael y se dedicó a hacer lo que mejor hacía que era despachar shedims a toda velocidad. Que Araxiel también estuviese presente no mejoró la situación de los Olams, y finalmente, Samael tuvo que conformarse con lo único que le estaba permitido y luego se marcharon con un altísimo saldo en pérdidas para ellos y muy pocos daños para los humanos que paseaban por aquellas calles, aunque siempre hubo algunos de los que se ocuparon Araxiel y Eliel.

 

Entre tanto, Armeriel y Kellen miraban con atención a Lil que parecía haberse vuelto de piedra. A duras penas Lil había aceptado una condición que aún ahora le parecía increíble, con un poco más de dificultad había encajado que el hombre que le había dado la vida era un espíritu maligno que tenía como objetivo próximo entregarla a uno peor aún, pero con todo, algo en su interior seguía resistiéndose a pensar en Samael como en el enemigo, y la información que acababa de recibir no contribuía en nada a mejorar el caos mental que tenía con respecto a su padre.

  • ¿Qué significa eso exactamente? – preguntó después de un rato y cuando parecía estar de nuevo en posesión de sus sentidos – ¿Acaso va por ahí exclusivamente matando personas?
  • No – dijo Kellen, aunque Armeriel estaba en desacuerdo – Cada ángel fue creado con un fin, un trabajo, o una habilidad particular, y aunque podemos ser portadores de varias, siempre hay una que sobresale y que constituye una especie de… sello personal. En el caso de Samael, su trabajo esencial es liberar a los humanos de su materia.
  • Dicho así, suena casi poético – opinó Armeriel – pero en realidad ese sujeto no es más que un sádico que disfruta en forma grosera de lo que hace, y ciertamente no se limita a liberar a los humanos de su materia como has dicho, sino que usualmente y si no hay nada o nadie que se lo impida, los hace sufrir horrores en el proceso.

Armeriel parecía haber olvidado que bien o mal, estaban hablando del padre de Lil, mientras que Kellen lo tenía muy presente y quiso asestarle al muchachito aquel. Sin embargo, antes de que pudiese hacer o decir nada, comenzaron a llegar los demás y la atención de Lil se desvió  hacia ellos, notando que por lo menos dos o tres traían algunas heridas de feo aspecto. Sus ojos buscaron con rapidez a Heylel, pero él parecía ileso y en ese momento estaba sujetando a Dev que porfiaba que estaba bien.

  • No seas majadero, Devriel, siéntate para que tu padre pueda ocuparse – le ordenó

Daver y Kelly se hicieron cargo de mantenerlo quieto mientras Heylel se acercaba a donde Araxiel estaba inclinado sobre Miliel. Lil se había movido hacia el grupo y se sintió descompuesta al ver la herida de la chica; giró la cabeza y se tropezó con otro espectáculo no menos preocupante, pues Jeliel también sangraba mucho, y aunque ella no podía ver la herida propiamente dicha, pensó que debía ser enorme por la cantidad de sangre que estaba viendo.

  • No te preocupes, princesa, Noah y Eliel son muy buenos en lo que hacen y en breve todos van a estar bien
  • Pero ellos no… no pueden…
  • No, no pueden morir, pero esas heridas fueron causadas por shedims, y aunque no pueden matarlos, lo que sí pueden es causar mucho daño, especialmente a los descendientes.
  • ¿Por qué?
  • Los shedims son nuestros enemigos naturales, de manera que si bien un descendiente está protegido por la sangre nephilim, esta esencia es menor en ellos y esto los hace más vulnerables al veneno de los shedims.
  • ¿Pudieron… detenerlos? – preguntó un momento después
  • En su mayor parte
  • ¿Qué significa eso?
  • La muerte es consecuencia natural de la vida, de modo que no es susceptible a ser evitada cuando llega el momento




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