Denis Sus 150 Años

CAPITULO 3

 

Su investigación duró años, pero lo que más tenía era tiempo, sin ningún ápice de desesperación Denis llegó hasta un oscuro callejón de Paris, aspiró un aroma conocido, nada más y nada menos que la bella Lisette Cachou, al parecer su pequeña casa estaba ubicada en el tercer piso del mugriento edificio de departamentos en ese callejón, cuando entró al cuarto, mucha fue su decepción, la hermosa Lisette había muerto hacía años, en el pequeño departamento de una arraigada pobreza, la nieta de Lisette había guardado un baúl con las pertenencias de su abuela, al examinar uno de los compartimientos del baúl se encontró con una carta, el remitente decía Étienne Pample, lugar el Congo Belga, al aspirar el aroma del papel muy en el fondo se escondía su esencia, el mago de Siam en África, de esa manera Denis tomó algunas de sus pertenencias y comenzó su viaje en tren, pasó por hermosas ciudades francesas, hasta llegar a la frontera con España, al no contar con ningún documento decidió esperar y pasar ese tramo en su forma de lobo, llegó hasta Zaragoza donde  tomó de nuevo su ruta en tren, que hermosas le parecieron las ciudades que alguna vez estuvieron tomadas por los árabes, Córdoba, Granada, Málaga, hasta llegar a Gibraltar, para tomar una pequeña embarcación hasta Ceuta Marruecos.  Fue ahí donde Denis por poco se olvida de su espíritu de venganza, que ciudad tan hermosa, una tarde llego hasta Ait Ben Haddou, caminando por sus calles empedraras, viendo edificios terracota, llegó hasta el zoco donde se maravilló por todos los puestos, si todo en Ait Ben Haddou era color tierra, no el zoco donde todo estaba lleno de color, azules, amarillos, verdes, dorados, plateados, turquesas, que hermoso le pareció todo, un buen hombre le ofreció un té, algo amargo para su gusto, pero después de unos sorbos le terminó tomando gusto.

-Puedo notar en ti a otra persona – Denis se le quedó viendo al anciano, de túnica blanca y gorrito redondo en su cabeza, - esos ojos son difíciles de ocultar. – Denis le hizo una mueca de sonrisa.

-Créame que lo he intentado. – Le dijo con su seriedad característica.

-Ya lo creo, - le dijo el hombre sereno, - lo que buscas no está aquí.

-Lo sé.

-Pero tampoco lo encontraras donde te diriges, tienes que comprender lo que eres, y cuando lo hagas, lo que tu piensas que es una maldición, - le dijo de una forma pausada y serena - solo será parte de ti.

-Usted ¿así lo cree?

-Llevo aquí más de 70 años, soy viejo entre los viejos, y nunca me había topado a alguien como tú.

-No somos muy comunes. – Le dijo con seriedad.

-No, para nada, soy un hombre creyente, hago todos los días mis oraciones, he cumplido con mi religión y una vez en mi vida viajé a la ciudad de la meca, lo hice atravesando el desierto en camello como un buen peregrino, y leo el Corán con frecuencia, pero tú eres una de las criaturas que no subió al arca de Noé. – Denis terminó el té y dejó el vaso de cristal en una mesita redonda con finos dibujos.

-Tal vez tenga razón. – Denis se estaba yendo cuando el hombre le dijo.

-Pero eso no significa que no seas un hombre bueno. – Denis se le quedo viendo con sus enormes ojos rojos, asintió con su cabeza y se fue.

La luna nueva ya hacia días que lo había convertido en lobo, cuando Denis se adentró en una selva espesa y húmeda, pudo ver animales que solo había visto en libros, fueron los gorilas a los que les tomó respeto de inmediato, el enorme lobo de oscuro pelaje los inquietó bastante, el macho alfa de inmediato marcó su territorio, hubo un respeto mutuo, Denis comprendía que aquella criatura era un gran líder, pero fue el traicionero leopardo quién lo cazó en la oscuridad, sabedor de su gran ventaja de ver en la noche como de día, escondido entre las sombras esperó el mejor momento para saltarle encima, épica batalla entre una criatura que tenía todo su entorno a su favor, árboles para trepar y estar fuera del alcance del lobo, conocedor del terreno lo llevó hasta el pantano donde dejó al pobre Denis con el fango hasta el cuello, ahí permaneció dos días hasta que la luna llena llegó convirtiéndolo en humano, deshidratado y medio desmayado escuchó una voz.

-Mira nada más a quien tenemos aquí, Denis, te olfatee desde kilómetros. – Denis medio muerto abrió los ojos para ver nada más y nada menos que a la persona que estaba buscando desde hacía tanto tiempo.

-Mago.

-Puedes llamarme Étienne, - le dijo tranquilo.

-Sabes quién soy.

-Siempre lo he sabido, después de morderte seguí tu olor, estuve vigilándote por un tiempo, cuando supe que eras bueno y que valía la pena tu existencia te dejé para que pudieras ser. – El hombre se sentó enfrente de Denis. – No fue mi intención convertirte, pero no sé qué me pasó cuando te vi ahí enfrente de nosotros, la ira me ganó, te pido una disculpa no debió pasar nunca. – Denis escuchaba todo entre desmayado y lucido. – Ven te sacaré de ahí, aunque sé a qué has venido.

El mago estirándose tomó la mano de Denis y con dificultad pudo sacarlo del pantano, lo llevó hasta su choza donde cuidó de él.  Después de uno días Denis ya estaba con las fuerzas recuperadas, se levantó de la cama y fue afuera donde encontró a Étienne limpiando unos rifles.

-Veo que ya estas mejor. -Denis tomando un vaso de agua de un cantarito de barro le dijo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.