Los días siguientes fueron muy agitados, Étienne trataba de organizar a todos los guerreros Masái, los cuales eran varios miles.
- ¿En verdad crees que podemos ganar? – le preguntó Denis una noche en la terraza de la choza que les habían dado para que descansaran, al día siguiente estaba prevista la gran batalla.
-Claro que sí.
-Arcos y flechas contra rifles.
- ¿Aún no conoces a los guerreros Masái?
-Los he visto, son hombres valientes, pero las balas son precisas y mortales.
-Tenemos el terreno a nuestro favor, lo conocemos mejor que esos belgas, tenemos el clima, y nos tienen a nosotros. – Étienne se rio pícaro, sabía que ellos eran dos máquinas de matar peligrosas.
Con todo su espíritu positivo estaba cuando una figurita esvelta subió los escalones llevando una cesta con comida.
-Mi padre desea que se alimenten bien esta noche. – Étienne saltó del asiento y se paró junto a ella, de nuevo el corazón latiendo como un tambor de guerra, con los ojos enternecidos la mira, muere por hacerle una caricia, pero se contiene, ¿cómo podría él, perturba su virginal mentón con una caricia? Los ojos negros de ella se fijan en los azules de él, sus labios brillan a la luz de la antorcha que ilumina la terraza, y Étienne hace un esfuerzo por no pasarle su brazo por el cuello acercarla y besar esos labios grandes y carnosos, pero sus deseos son interrumpidos por la vos de Denis.
-Muchas gracias princesa, dígale a su padre que estamos agradecidos, y será mejor que se marche ahora antes que mi compañero le salga lo lobo y atrape a su presa.
La jovencita no entendió lo que le decía Denis, pero se retiró.
-Gracias por decirle que soy un lobo.
-Solo la estaba salvando de ti, crees que no noté tus intenciones.
-Se contenerme bien.
-Con ella lo dudo.
-Ah, tienes razón tengo que hacer mucho esfuerzo para no tomarla entre mis brazos.
-Será mejor que nos vayamos a dormir. – Dijo Denis tomando algo de la canasta y llevándosela a la boca.
Todo estaba preparado, para tener ventaja contra los rifles belgas, los guerreros Masái estaban parapetados en una colina baja con muchas rocas, los belgas estaban totalmente al descubierto, la batalla comenzó, flechas volaban por doquier, los soldados belgas algo desconcertados comenzaron a correr para protegerse, pero los más experimentados mantuvieron las filas y comenzaron a disparar, los guerreros Masái comenzaron a caer, Étienne que les disparaba con su rifle, al ver a sus hombres caer no se pudo contener más y corrió para enfrentarlos cuerpo a cuerpo, jamás pensó en llegar a querer tanto aquellos guerreros, sabía que en la lucha cuerpo a cuerpo los soldados no tenían ventaja, al verlo Denis lo siguió, los guerreros también salieron de sus escondites y comenzaron la lucha cuerpo a cuerpo los soldado fueron cayendo uno a uno, después de horas, solo quedaron unos cuantos que huyeron por donde ellos pensaron que era el camino de regreso. Tomando como rehén a unos cuantos la advertencia de Étienne fue muy clara…
-Vayan y díganle a Leopoldo que la tierra de Tanzania es de los guerreros Masái y que solo el rey Jerome es quien reina aquí.
El rey Jerome le dio a su pueblo tres días de fiesta por la gran batalla, todos en el asentamiento a orillas del río eran felices, danzaban, cantaban, bebían y comían, para Denis y Étienne ver a esas personas con sus vestidos de colores llamativos, los tocados en sus cabezas y sus collares de jade y turquesa era todo un paisaje digno de admirar, para Étienne nada más hermoso que ver bailar y reír a la princesa Nailliry, la hermosa jovencita bailaba moviéndose graciosa, y sin ser su intención hipnotizaba los ojos de Étienne.
-Será mejor que dejes de mirarla de esa manera, si no quieres que el jefe Jerome te expulse de la tribu. – Le dijo Denis con su característica seriedad.
-No puedo, crees que no lo he intentado, además no podría vivir lejos de este lugar, por fin después de más de cuatrocientos años me siento en mi sitio, siento que pertenezco a un lugar, yo soy de la sabana y la sabana es mía. – Denis se le quedó viendo, los ojos de Étienne estaban resplandecientes de emoción.
- ¿Qué hay de tu promesa? – Étienne se volvió a verlo.
-Sigue en pie, cuando quieras y con tus reglas, me ayudaste en la batalla y soy un hombre de palaba.
Étienne pensando que tal vez no le quedaba mucho de vida fue directo a donde estaba la princesa bailando y se puso a bailar junto a ella, devorándola con la mirada, tratando de imitar sus movimientos, sus brazos de piel oscura brillaban con las fogatas, todo su cuerpo era como el de una pantera, de pronto los ojos de Nailliry se fijaron en los azules de Étienne, y sin poderse resistir y no importándole nada posó su mano en el cabello de la princesa deslizándola por su oreja hasta acariciar su mejilla, Denis pudo advertir que el tierno corazón de Naitilly comenzó a latir fuerte al mismo ritmo que el de Étienne.
Al tercer día de celebraciones ya todos estaban agotados, Denis fue a refugiarse a la sabana porque era luna nueva, transformado en lobo, sentado en una planicie mirando como se movía el pasto de un lado a otro, veía a lo lejos las manadas pastando, de lo único que tenía que protegerse era de la manada de leonas que estaban como a un kilómetro. Dormido bajo la frondoso sombra de una acacia, sintió una humedita lengua que le hacía cosquillas en una de sus patas, cuando se levantó algo asombrado vio los enormes ojos amarillos que lo estaban viendo, con orejas redonditas, pelaje amarillo abundante y unos enorme bigotes, al notar ella que la estaba mirando apenas le pudo hacer un gruñidito que a Denis le causó gracia, era una cachorra de león juguetona y atrevida, toda la tarde se la pasó jugando con su cola, y sus orejas trepando por su cuerpo de un lado a otro, lamiéndolo, pero por la tarde se alejó de él, Denis decidió seguirla porque se le hizo raro que estuviera sola sin la vigilancia de su madre. Lo llevó hasta una guarida donde se encontraban otros dos cachorros, otra hembra y un macho, de la misma edad que ella. Los días siguientes los estuvo observando y los cachorros seguían solos, al parecer su madre había desaparecido, más probable es que estaba muerta, era la única forma en que una leona abandonaría a sus cachorros, decidió cazar para alimentarlos, un tiempo después los tres cachorros jugueteaban con él como si fuera de la familia.
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amor no correspondido, novela de epoca, un ser sobrenatural muy atractivo
Editado: 04.08.2023