Denis Sus 150 Años

CAPITULO 8

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Denis solo contaba en su vida con dos hombres de confianza, uno era su buen administrador Thomas, el otro era su mayordomo George, era un hombre ya mayor, había trabajado para una familia muy tradicional, sabía muy bien las reglas de etiqueta, para Denis le fue de suma importancia el saber comportarse con los caballeros de sociedad, recomendaciones de su buen mayordomo George.  Era un hombre muy serio y discreto, por eso Denis lo apreciaba, mientras que el mayordomo pensaba que su jefe era muy excéntrico y extraño, algo con lo que él jamás se había topado, impuesto a tratar con jefes refinados, de linajes ancestrales, todos se comportaban de la misma forma, llevando rituales de comportamiento desde que se levantaban hasta que se acostaban, de alguna forma se sentía muy feliz estando en la casa del Barón de Visi, gozaba por primera vez en su vida de cierta libertad, administraba la mansión a su manera, su jefe era un ser por lo regular solitario cuando estaba en casa, eran muy remotas las reuniones sociales las que tenía que organizar, solo cuando el negocio del señor indicaba que eran muy necesario que se reunieran con algunas personas, su jefe demandaba de él realmente lo mínimo, y contando que 15 días al mes George se quedaba solo, con amplia libertad para organizar la mansión a su mejor discernimiento.

George llevaba una buena relación con el administrador Thomas, acostumbrado a servir, era a él al que le gustaba llevar el té, bocadillos y comidas, cuando estaba en la oficina organizando los documentos de la empresa, de esa manera él sentía que regresaba a lo que realmente era, estando tan solo en ocasiones pensaba que era el amo y dueño de la mansión.  Thomas también apreciaba a George, su lealtad y discreción hacia su amo le agradaba sobre manera, pero cuando llegaba con alguna bandeja de refrigerios y té, le gustaba hablar con él de trivialidades, el clima, el jardín, la casa, pero lo que más les gustaba a los dos era ponerse al tanto de lo que pasaba en la sociedad londinense, era un especie de terapia para que los dos escaparan de sus actividades cotidianas, de alguna manera los dos hombres eran demasiado discretos en lo tajante a su amo, pero lo tocante a la burguesía le gustaba despotricar, comentar y hacer largo el ultimo cotilleo de sociedad, y desde hacía unos días en todo Londres no se hablaba más que del baile de máscaras del Conde Sufflolk, donde estaría reunidos toda la sociedad.

-No creo que al señor le agrade mucho esa imposición. – Comentó George, acomodando unos libros en el estante.

-Pues tendrá que, el Conde Sufflolk es un hombre muy escurridizo, hasta ahora no me ha querido recibir, y nos debe demasiado, tendrá que ser el mismo Denis quien vaya a sentenciarle el cobro. – La cara de George fue de incredulidad, el que su amo fuera a un baile eso lo tendría que ver.

Tendría razón, en el extraño corazón de Denis, solo dos personas de la raza humana valían la pena, Thomas y George, y que pasaba con sus sentimientos amorosos, cuando fue transformado en humano, Denis era tan solo un lobezno, no tuvo tiempo de enamorarse de alguna lobita, los años siguientes fueron muy difíciles, tuvo que aprender a conocerse como humano y como lobo, y eso le costó mucho trabajo.  Recordaba con hastío la primera ocasión de romance que tuvo siendo humano, el desafortunado encuentro con aquella mujer esvelta como gacela en un café, y terminada las relaciones carnales en el hotel del Pasapurés de Plata, donde la joven trato de robarlo y después la desagradable riña con sus padrotes, cargándose a los tres pobres francos, dejándolos por el suelo bastante golpeados y maltrechos.  Después de eso, Denis había tenido contados encuentros carnales, y digamos carnales porque jamás fueron amorosos, y era mucho decir ya que contaba con casi 150 años, él nunca se había enamorado de nadie, su corazón sereno y tranquilo, jamás había latido por nadie, ni él sabía bien por qué no podía llegar a enamorarse, tenía por ejemplo el gran amor que Thomas sentía por Alice, por más de 10 años vio como su amor se transformaba de pasión,  amistad, compañerismo, lealtad, y muchas etapas más pero siempre fue amor, Étienne había dicho que ellos solo se enamoraban una sola vez, él mismo vivió el gran amor que sentía por la princesa Nailliry, pero él no podía llegar a tener esos sentimientos hacia nadie, tal vez sería por su combinación lobo hombre.

Entre los cotilleos de las damas, en barias ocasiones se había abordado el tema del Barón de Visi, de su belleza exótica, su forma de ser taciturno, lo antisocial que era, y sobre todo su legendaria soltería, eran pocas las privilegiadas damas que presumían de haberlo visto y cruzado palabras con él, y todas decían de él que era una persona por demás extraña y especial, las que no lo conocían se morían por hacerlo, sentían envidia de aquellas que podían hablar de él, y de jactarse de haberlo conocido, y mucha, mucha suerte tendría aquella mujer que se viera colgada del brazo del Barón, hasta ahora nadie lo había logrado.

Cuando Denis regresó de sus 15 días de confinamiento en el bosque Severnake, le entregó a George un morral conteniendo el oro negro, y se fue directo a su habitación, cuando cerró la puerta lo primero que vio fue un elegante esmoquin planchado a la perfección con una máscara que le hacía compañía, Denis se acercó al ver la máscara y le llamó la atención, que George eligiera como antifaz una máscara de lobo gris, se quedó pensando un poco, acaso su buen mayordomo había descubierto su gran secreto, luego se serenó un poco, no, era imposible, nadie sabía, ni siquiera aquellos moradores cercanos al bosque.  No pensó más en el traje y se hecho a dormir en su cómoda cama, del bosque a su casa era un largo trayecto el cual lo hacia la mitad como lobo y la otra como hombre.




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