Denis Sus 150 Años

CAPITULO 10

 

Al día siguiente muy temprano Irina salía de casa de lord Andersson sin ser vista, la travesía hasta Londres fue más tranquila y placentera, Irina pudo disfrutar de la campiña a inicios de verano, su mente más despejada, había dejado atrás a un hombre del que llegó a enamorarse en dos días, nunca en su vida se había sentido tan atraída por un hombre, algún que otro hombre le había llegado a interesar, pero jamás para perder la compostura y dejarse abrasar y besar por alguien.

La casa de los Moore era una enorme mansión bien ubicada, su tía Amanda tenía un gusto muy refinado para decorar casas, un gran vestíbulo en tonos blanco y azul, los detalles de cuadros, jarrones con flores y demás decoraciones eran las adecuadas sin llegar a la exageración y tampoco sin dejar ni un rincón vacío.  Llegó corriendo su prima Adele para darle la bienvenida a su prima la cual quería mucho.

-Llegaste – le dijo bajando los escalones a toda prisa, - te esperaba desde ayer, ya estaba preocupada, no sabes cómo se puso tía, pero lo bueno es que ya estás aquí. – Irina con gran sonrisa respondió el gran abrazo de su prima, ella también sentía por su prima un gran afecto.

-Nada se puede hacer en contra de la naturaleza.

-Bueno, pero ya estás aquí, y justo a tiempo para debutar en sociedad.

-No podría perderme tan importante evento para ti mi querida primita. – Le dio un abrazo, en eso llego su tía y madre a saludarla, Amanda quería mucho a su sobrina la única hija de su querido hermano.  Su madre llegó y le dio un fuerte abrazo.

-No sabes lo mucho que he sufrido todos estos días.

-Me imagino madre, pero no podía hacer nada, la tormenta me sorprendió y no se pudo hacer nada.

-Gracias a Dios llegaste con bien.

-Si gracias a Dios.

Luego fue al despacho donde saludó a su tío quien la recibió cordialmente, pero como todo hombre de negocios su mente estaba enfocada en sus asuntos.

Irina ya estaba en la cama, pero Adele irrumpió como un rayo.

-Qué bueno que llegaste para la temporada de bailes, ya verás, la pasaremos muy bien, los bailes, la ópera, eventos sociales, no faltaremos a nada – la joven se animaba solo de pensar en lo ocupada que iba a estar esa témpora y arrastraría con ella a su prima a todo. – Pero no vine a hablarte de eso, vine a hablarte de mí prometido.

-A si, tu prometido, me decías en tus cartas que te gusta. – Dijo Irina un tanto somnolienta.

-No selo me gusta prima, estoy totalmente enamora de él. – Irina pudo ver como se le dibujaba una enorme sonrisa, y los ojos le comenzaron a brillar cuando habló de él. – Es un hombre perfecto, todo un caballero, tiene un título, rico, yo no sé cómo mis padres fueron tan benévolos conmigo para conseguirme un partido así.

-Vaya no sé qué decir, no creí tanta emisión de tu parte, pero que alegre estoy por ti, ya que la mayoría de las jóvenes no son tan afortunadas.

-Si prima, que mal que todas las jóvenes no gocen de mi suerte, estoy tan emocionada que me gustaría verlas a todas felices, en especial a ti.

-No te preocupes por mi querida prima, yo me las trato de arreglar sola.

-Tal vez encuentres a un hombre maravilloso como el mío aquí en Londres – Le dijo tomándola de la mano.

-Tal vez – dijo con una cierta sonrisa, y le vino a la mente Felipe Andersson, ella lo había encontrado y lo había dejado, - y ¿Cuándo tendré el gusto de conocer al perfecto caballero?

-Tuvo que ir a su casa de campo, pero vendrá mañana para estar presente en el primer baile de la temporada, no puede dejarme sola en el primer baile ya que estamos comprometidos y hay que dejarlo claro ante toda la sociedad. – Irina se burló de tantas reglas a las que tenía uno que rendir cuentas a la sociedad.

El honor de abrir la temporada de bailes era para una de las mejores familias de Londres, los padres de Adele y Fedora estaban en el vestíbulo esperando las jóvenes, cuando Adele se fijó que su dobladillo se había descocido, rápido su dama de compañía trajo el costurero para arreglarlo, cuando terminó Irina se agachó para cerciorarse de que quedara bien,  cuando alguien entró por la puerta, Irina pudo notar como su prima se estremeció, corrió hacia la persona y se le hecho a los brazos, Irina lentamente incorporándose no podía dejar de mirar al hombre.

-Por fin llega, estaba temiendo que iría a mi primer baile sin su compañía. – El hombre por alguna razón no podía ver a la joven que lo estaba saludando y diciendo cosas, solo podía ver a la joven que estaba enfrente de él, que lo miraba con sus enormes ojos de venada.  Por fin pudo reaccionar y contestó.

-No podía dejar de asistir a su primer baile señorita Adele.

-Ven déjeme que le presente a mi prima Irina Davies, viene desde Kent, Irina, él es mi prometido lord Felipe Andersson. – Le decía notablemente emocionada por tener a las dos personas que quería más en ese momento para ella.  Irina hizo una inclinación.

-Mucho gusto lord Andersson. – Él correspondió la inclinación.

-Mucho gusto señorita Davies.

El momento en el vestíbulo no pudo ser más incómodo que el carruaje que los llevó al baile, como en uno iban los tíos, en el otro tenían que ir Irina, Adele y Felipe ya que Adele y Felipe no podían ir solos en el mismo carruaje, Irina con las mejillas sonrojadas por la pena trataba de mirar atreves del cristal la oscura calle, pero Felipe no podía dejar de mirarla, era demasiada su atracción por ella, mientras que Adele junto a él le tomaba su mano y no podía ni mirarlo por lo mucho que lo quería.




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