Isabella se encontraba corriendo hacia el colegio, ya que era tarde, sin darse cuenta lleva a puesto desde atrás a Joaquín, ella no le da importancia porqué se encontraba cegada en poder llegar a tiempo, ni si quiera invirtió dos segundos en pedir disculpas.
—¡Wow! Ahí va la machona, es linda, lastima que se viste así y tiene la misma actitud que un chico, ¿verdad Joaquín?.
—No lo se.
No llega a responder como él quería hacerlo porque un grupo de tres chicas se lo llevan con ellas a la fuerza.
Isabella había llegado a tiempo, con su espalda encorvada posa sus manos en sus rodillas e intentaba que el aire volviera, siente un escalofrío cuando Joaquín le da una palmada en la espalda.
—Bien hecho Isabel. ¿Nuevo récord?.
—Es Isabella, todavía no llego.
—Deberías secarte la transpiración.
Joaquín intenta darle un pañuelo al terminar su oración.
Ella se sonroja ante las palabras de él y lo insulta con solo una palabra inofensiva, él hace oídos sordos, ya que Alma lo abraza con fuerzas y se lo lleva con ella. Isabella se queda con las ganas en su mente de que la escuchara, se va directo al baño de mujeres para refrescarse y poder entrar a clases.
Una vez lista se dirige a pasos ligeros hacia su cursó donde la esperan sus dos grandes amigas, al entrar ellas le dan una muy cálida bienvenida, su banco junto a ellas ya estaba apartado, era la misma rutina, ella toma asiento y comienza esa plática tan placentera que solamente ellas tres entendían, así llegaron a pasar los minutos muy rápido hasta que se corta con la entrada de su profesora que los saludaba muy amablemente.
Cuando comenzaron las clases ella estaba realmente aburrida, miraba a su alrededor para que el sueño que tenía no se apoderara, pero era inevitable, en un acto de reflejo para buscar una posición más cómoda llega a recostarse sobre su banco, es ahí cuando el sueño la vence y termina durmiendo.
Comienza a soñar con un chico que estaba parado enfrente de ella, los dos se encontraban bajo un árbol en otoño, las hojas caídas y el viento le regalaban la mejor escena, ella estaba sonrojada tomada de su buzo, él comienza a decir unas palabras que ella entiende que era una confesión, ya que era dueña y directora de su sueño, ella logra levantar la mirada y ve que ese chico comienza a acercarse, se deja llevar y llegan a besarse, pero termina despertando antes de concretarlo con una palabra que todo el curso escuchó.
—¡Pervertido!.
Toda la clase comienza a reírse al escucharla y ella se sentía aun mas avergonzada, todo ese murmullo molesto se termina gracias a su profesora, se esconde en su banco, trataba de desaparecer de la realidad.
Isabella se encontraba acostada sobre el regazo de Rocío.
—¿Que pasa que tienes esa cara? ¿Todavía estas avergonzada por lo que pasó esta mañana?.
—No, no me importa eso, es que, me gustaría tener alguien a mi lado, alguien que se preocupe por mi.
Ella decía esas palabras mientras miraba a su alrededor parejas que estaban enamoradas, su mente no se centraba en otra cosa más que lo que pedía su corazón.
—Tranquila, algún día encontrarás a alguien.
—No se, me ilusiono rápido con las personas, intenté varias veces confesarme a alguien y fuí rechazada de inmediato, además casi todos creen que soy lesbiana, que soy tu novia.
Rocío se ríe a carcajadas por lo que ella dijo.
—A mi no me molestaría.
—¿Será por como me visto que pensarán eso de mi? Debería dejarme el pelo largo.
—Te dije que te regalaba ropa para que usaras y no quieres.
—Todos sabrían que es tu ropa, conocen todo de ti estos pervertidos.
—Igual para mi estas bien, solo deben conocerte, cualquier chico que lo hiciera se enamoraría de ti.
—Pero si ni si quiera llegan a eso, nadie quiere conocerme.
Isabella se pone de pie rápido.
—No te levantes así te puedes marear.
—Ya me cansé de estar deprimida, me voy.
Ella sale corriendo en zigzag por haberse levantado de golpe hacia las canchas de fútbol donde trataría de entrar en algún partido para aliviar su malestar emocional el que despertó su corazón.
Alex M. Martinez.