Joaquín, llegaba a su casa, deja las cosas en el comedor y comenzaba a sentir un olor a alcohol, al entrar en el living lo encuentra a su padre rodeado por tres botellas, estaba dormido, no estaba impresionado, ya que siempre tomaba, era costumbre verlo en estado de ebriedad, él lo mueve con su pequeña fuerza para despertarlo, de poco su padre iba abriendo los ojos hasta ver a su más grande orgullo parado enfrente de él.
-Padre, ve a acostarte, te va a hacer mal si dormís así.
-Gracias hijo, no sabía que ya habías llegado.
Él se pone de pie y le da una oleada de besos en la frente para transferir todo su amor.
-Te amo mucho hijo.
Le da la espalda y se va a acostarse, Joaquín sale al balcón y comienza a silbar para llamar a Emma, era su típico silbido que se distinguía de los demás, esta peculiar melodía indicaba su presencia para que saliera a verlo, se queda unos segundos mirando hacia la casa de ella y no salía nadie, intenta una, dos, hasta cinco veces y no había ninguna respuesta, se rinde y vuelve a su pieza.
Comienza a ordenar para hacer correr el tiempo y así convencerse de que pasa más rápido hasta que aparezca Emma.
Mientras acomoda sus cosas escucha un fuerte golpe que erizo su piel, abre su puerta y grita a su padre para saber qué había sido eso, no recibe ninguna respuesta, vuelve a intentarlo y es otra vez lo mismo, decide salir y despertar a su padre para que busque de donde había venido ese sonido, estaba temeroso, su imaginación jugaba con él de una manera muy traviesa.
Al entrar a su pieza ve una imagen que nunca va a poder olvidarse jamás, su corazón comenzaba a bombear sangre aún más rápido debido al temor, a la desesperación, queda perplejo ante lo que estaba viendo sus ojos, su mirada se estiraba, era su padre tirado en el piso, de su cabeza salía mucha sangre, debido a esto se había creado un charco alrededor de él, su cuerpo no respondía, se sentía tan irreal, como si estuviera en una pesadilla, al momento que sintió tener de vuelta el control de sí mismo corre a pasos lentos hasta él y comienza a despertarlo.
-¿Papá?.
Lo movía con movimientos suaves, pero no recibe respuesta, vuelve a intentarlo tranquilo, al ver que no se movía se desespera y comienza a moverlo bruscamente mientras grita desesperado el nombre de él, se recuesta en su pecho y comienza a llorar, su cabeza era un caos con las preguntas, su corazón no dejaba de latir a grandes velocidades, su respiración estaba acelerada, sentía que entraba poco aire, le costaba horrores respirar, se estaba sofocado, sus manos sudaban, le comenzaba a doler la cabeza.
La madre de Emma entra en la habitación, ya que se escucharon los gritos de Joaquín, en su cabeza solo había silencio, solo un pitido largo que parecía que no cesaría nunca, al verlos a los dos en esa postura, no dudó en llamar a una ambulancia.
Joaquín estaba llorando solo en su balcón después de ver a su padre en ese estado, no sabía si iba a vivir, se castigaba con la idea de no volver a verlo nunca más, se culpaba por haberlo dejado solo, por no prestarle atención.
Está sentado mientras escondía todo su rostro entre sus piernas, siente una mano que acariciaba su cabeza, levanta su mirada empapada de lágrimas y ve que era Emma quien intentaba consolarlo, ella al verlo en ese estado de inmediato lo abraza, al sentirla tan cerca no logra contenerse y vuelve a llorar, esta vez con más emoción.
Cuando logra calmarse ella le seca las últimas lágrimas que querían salir con su mano.
-Gracias.
Esa simple palabra intentaba resumir todo lo que sentía al tenerla cerca.
-Está bien, no iba a dejarte así, nunca te voy a dejar solo.
-¿Lo prometes?.
Él estira su meñique hacia la mano de ella, ambos entrelazan sus dedos, se miraban fijo a los ojos mientras presionaban más sus manos.
-¡Lo prometo!.
Ella se sienta a su lado y trata de distraerlo sacando temas al azar, intentaba hablar de cualquier cosa, lo primero que venía a su mente lo decía, inventaba historias para liberar su mente.
Los tres estaban jugando a las escondidas en el parque, todo iba bien hasta que hubo una disputa entre Joaquín y Emma, no se ponían de acuerdo quién había llegado primero, está pelea no duró mucho, ya que él se va del lugar enojado, Alma intentaba arreglar las cosas sacrificándose, quería contar ella y que el juego siga, solamente quería divertirse, pero los dos estaban muy enojados, todo terminó con la partida de él, por más que Alma intento detenerlo no hubo caso.
Joaquín estaba sentado en el pasto alejado de ellas, trataba de calmarse, pero no podía, seguía enojado con ella por no darle su obvia razón, Emma llega tímidamente y se sienta a su lado lentamente con vergüenza.
-Bien, me rindo, tenías razón, llegaste primero, ¿Contento? Ya no sigas enojado conmigo.
-Aún lo sigo, no quisiste darme la razón.
-Vamos, quiero seguir jugando, no estés así.
-No quiero, voy a estar solo tonta.
-¿Tonta? ¿Yo? Ya acepté que me equivoqué.
-No importa, no voy a ir a jugar contigo
-Sí que eres bobo.
-Y tu fea.
-¿Me dijiste fea?.
-¿Qué no escuchaste bien?.
Ella lo toma de ambas mejillas y lo tira al piso, ella estaba encima de él y lo mira sin parpadear, mientras que él intentaba sacársela, se acerca rápido para darle un pequeño y corto beso, ella se pone de pie rápido mientras se ríe, Joaquín queda tirado en el suelo mirándola desentendido, al recordar lo que había hecho comienza a ponerse colorado, estaba todo ruborizado.
-Ahora no me vas a olvidar Joaquín, siempre te vas a acordar de mí como tu primer beso, aunque estés enojado conmigo siempre voy a estar presente.
Ella se va del lugar con una sonrisa enorme, estaba orgullosa de su valentía, sus mejillas se tornaban rojas y en sus ojos comenzaba a aparecer un brillo embellecedor, Joaquín estaba avergonzado y enojado porque no quería que ella fuera su primer beso, quería que fuera su persona especial quien lo hiciera, pero Emma le robó esa oportunidad que tanto se había imaginado.