Dentro De La Máscara De Papel.

Once Años. Parte. — 1. [Recuerdos].

Isabella salía de su habitación al escuchar que su madre la llamaba, llega a la cocina con cara de sueño mientras bostezaba, sus ojos le pesaban demasiado.

-Hija, te vino a buscar Joaquín y Alma para que fueras a la plaza a jugar, ve con ellos, está hermoso el día.

Solo basto el escuchar el nombre de él para despertarse, en su cara se dibujó una sonrisa y la emoción la invadió por dentro, vuelve a su habitación rápido y se cambia, no dejaba de mirarse al espejo y preguntarse si estaba linda, que dirá él, no se sentía lo suficientemente bonita, abre su cajón y desde ahi saca una caja dentro contenía un hermoso broche de color rojo que le había regalado su madrina hace años, al ponérselo su belleza aumento en su mente, pero aún no dejaba de sentirse rara.

Al llegar a la plaza su emoción baja al ver que también estaban otros chicos jugando por el lugar, ella se une al juego y se divierte, mientras en su cabeza no dejaba de dar vueltas alrededor de Joaquín, esos niños que rondaban por ahí se acercan al ver a Isabella vestida tan femenina.

-¿Por qué te vistes así?.

-¿Qué? ¿Me veo rara?.

-Pareces una niña.

-¡Soy niña maldito estúpido!.

-¿Qué? Pensé que eras un chico.

Esas palabras la enfurecieron por dentro, la ira se acumulaba dentro suyo.

-¿Qué es esto que tienes?.

Él le saca el broche que llevaba puesto en el pelo y comienza a verlo mientras Isabella se lo pedía.

-Que broche más feo, te queda mal.

-Devuélvemelo.

-¿Para qué lo quieres? ¿Para ser linda? Ya eres fea, no puedes cambiar.

Joaquín se acerca parándose enfrente de ella, un alivio llegó a su cabeza al tenerlo enfrente suyo.

-Dáselo, no es tuyo.

-¿Si no que Joaquín?.

Joaquín lo empuja con mucha fuerza tirándolo al suelo.

-¡Te dije que se lo devuelvas!.

El niño deja tirado el broche para irse corriendo del lugar, Joaquín lo alza y lo limpia con su remera, se acerca a ella y se lo acomoda en el pelo con suavidad, el corazón de ella delataba que estaba nerviosa al tenerlo muy cerca, no sabía hacia donde dirigir su vista, pero inconscientemente siempre lo encontraba a Joaquín.

-No eres fea Isabel.

Esas palabras crearon un caos en su cabeza, es como si su mente se hubiera apagado y todo quedaba blanco, no sabía como reaccionar, que responder, no estaba preparada, no espero escuchar esas palabras.

-Yo no digo que seas linda, yo no me refería a eso, pero no quiero decir que seas fea.

Su tono de voz demostraba lo nervioso que estaba al recordar lo que había dicho.

-No dejes que ellos te digan esas cosas.

-Gracias Joaquín.

-De nada.

Él se sonroja al ver como en su rostro presumía su sonrisa.

Joaquín llegaba de la escuela y encuentra a su padre armando unas maletas, inmediatamente su curiosidad se hizo presente.

-¿A dónde vas?.

Él deja lo que estaba haciendo para regalarle toda su atención a su hijo.

-Escucha, tu mamá y yo vamos a vivir separados ahora, sé que te diste cuenta de que peleamos mucho, tenemos bastantes diferencias entre los dos, no queremos que ella siga lastimándose, yo tampoco, no queremos que estén en este ambiente tan malo.

-¿Ya no quieres a mamá?.

-Claro que la quiero hijo, ella me devolvió la vida, me dio dos hermosos regalos que son sus vidas, gracias a ella ustedes están aquí.

-¿Pero si se quieren porque se van a separar?.

-Hay una gran diferencia entre querer a una persona y amarla, cuando seas grande lo vas a entender, yo no voy a desaparecer de sus vidas, voy a venir a visitarlos siempre que pueda, ustedes también pueden venir a verme.

-No quiero que te vayas papá, quiero que sigas viviendo con nosotros.

-Yo también hijo lo quiero.

-¡Entonces no te vayas!.

-Es por el bien de ustedes, los amo, daría mi vida por ustedes, por eso hago esto, quiero que crezcan sanos.

Él le da un beso en la frente mientras lo abraza, no quería soltarlo, rogaba que el tiempo se detuviera en ese instante y que ese momento no acabará jamás, era un deseo caprichoso que jamás se cumpliría.

Al irse Joaquín solo tenía el derecho de verlo partir, su corazón se rompía al pensar que ya no estaría, que ya no lo despertaría en las mañanas, ya no jugarían al fútbol, sentía tanto temor de no volver a verlo, se castigaba con sus últimos recuerdos, la imagen grabada de su espalda saliendo de casa quedaba grabada en la mente.

Joaquín estaba sentado en el comedor mirando a la nada, se sentía tan mal luego de que él se fuera, no dejaba de pensar en las discusiones que ellos tenían, aprendió palabras nuevas gracias a esas peleas, su casa ahora estaba silenciosa.

Violeta se acerca hasta a él pidiéndole algo, se levanta y va hasta la cocina en busca de leche, pero no la encuentra, decide ir hasta la habitación de su madre para pedirle que la alimentará, al llegar escucha un llanto, abre la puerta despacio sin hacer el mínimo ruido para que no se diera cuenta, al mirar hacia adentro encuentra a su madre llorando desconsoladamente, el pensamiento de felices por siempre se partió en su mente, es ahí cuando se dio cuenta de que enamorarse solo le traería problemas, no había caso, la imagen de sus padres felices que tenía era desechada y remplazada con las discusiones de ambos, la partida de él y la de su madre llorando como nunca antes la había visto, a tan corta edad sus pensamientos eran cambiados, decide dejarla sola y sale de la habitación.

Al terminar de preparar la cena de su hermana se sienta en el suelo y no aguanta las ganas de llorar, trata de soportar las lágrimas que intentaban salir a la fuerza, no quería preocupar a Violeta, la imagen de su padre yéndose se repite una y otra vez, el llanto de su madre resonaba en sus oídos como si llorara a su lado, las preguntas invadían su cabeza, su imaginación volaba hacia la nada, no soporta más y comienza a llorar tratando de que su llanto no se escuche, se tapaba su rostro como si fuera una máscara, quería que todo fuera un sueño, una escena mal hecha escrita por un mal guionista.




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