Isabella caminaba hacia el colegio, ella tenía ojeras grabadas en su rostro, los ojos le pesaban, su mente volaba, le costaba hasta hacer unos simples pasos.
—Hace días que no duermo bien, todo por culpa de Joaquín, como se atreve a decir esas cosas.
Al recordar las palabras que él dijo se sonroja y comenzaba a sentirse avergonzada.
—¿Mierda, que hago cuando lo vea? Todavía no estoy lista para esto, ¿Debería actuar como si nada pasó? No, él de alguna forma sacaría el tema, no puedo ignorarlo toda la vida, tengo que decirle las cosas, él fue sinceró, tengo que hacer lo mismo.
—Hola.
Esa simple palabra de un extraño hizo que su piel se erizara, miles de palabras comenzaban a mezclarse en su mente sin llegar a una en concreto, al darse media vuelta una leve sonrisa comenzaba a brotar, su corazón vuelve a latir con normalidad.
—Eran ustedes chicas, me dieron un gran susto.
Rocío la abraza dejando caer todo su peso sobre ella.
—¿Que pasa? Últimamente estás muy distraída, pareces un zombie, ¿Acaso encontraste un control como en la película de click y estas en automático?.
—¿Que? No, no es por eso, perdón, es verdad que estoy muy distraída, pasaron algunas cosas.
—¿Acaso se te confesó Joaquín?.
—¿Como lo supiste? ¿Quien te dijo?.
—¡¿Que?! ¿Enserio? Solo lo dije por decir.
—En la cena de aniversario de mis padres me lo dijo, yo estaba descansando afuera del salón, necesitaba aire, llegó él y me dijo todo, fue muy extraño.
—¿Y que le dijiste?.
—Dije que lo iba a pensar.
—¡¿Que?! ¿Por que? ¿Acaso no te gusta?.
—Yo nunca dije eso. Es por otra cosa, es muy complicado.
—Pero se te notaba en la cara, cuando hablas con él tienes un brillo en tus ojos, sin que te des cuenta se te escapa una sonrisa. Ahora entiendo porque lo estabas ignorando demasiado, me parecía extraño que fueras tan fría con él.
—Me pone nerviosa chicas, no tengo idea de que hacer, puede que sea verdad que vio algo en mi que le gustara, tal vez cuando yo le diga que si él se me ría en la cara y destape toda su mentira.
—No digas eso, te quieres convencer con esa idea absurda porque le tienes miedo a la realidad, cuando por fin aparece un chico que se interesa en ti lo auyentas tan fácil ¿Por que?.
—¿Por que yo? ¿Entre todas por que me lo dijo a mí? No soy la más linda, ni la que tenga la mejor personalidad, hay mejores que yo, a cualquier lado que mires, por culpa de esto ahora estoy en un verdadero aprieto.
—Vamos, no seas tonta, no eres fea, puedés ser tonta, histérica, odiosa, terca, malhumorada, enojo...-.
—Ya basta.
—Pero todos tenemos esas personalidades, lo que te destaca es que eres muy compañera, tal vez sin que te dieras cuenta llegaste ayudarlo en ocasiones donde realmente necesitaba de alguien.
—Con Emma.
—¿Quien es ella?.
—Una amiga de mi infancia.
—¿Es amiga de Joaquín?.
—Si, de ambos, también era amiga de Alma.
—¿Era? ¿Que paso? ¿Se pelearon? ¿Acaso tu y ella gustaban del mismo chico?.
—No, ella falleció en un accidente.
—Ah, perdón por haber sido tan curiosa, no lo sabía.
—Esta bien, no importa, nunca les hable de ella.
—Es cierto, es la primera vez que escucho sobre ella.
—Es que me produce nostalgia recordarla, por eso lo hago sola.
Rocío termina entre los brazos de Isabella, ella la recibe con sus mejores emociones mientras hablaba con su imaginación.
—¿Emma estará bien lo que estoy haciendo?.
Juan se encontraba en el colegio, estaba en el último piso escondido de todas las miradas de los alumnos, él estaba furioso, golpeaba la pareded con sus manos para saciar su ira.
—¿Por que? ¡¡¡Maldito Joaquín! Ese idiota se adelantó, mierda.
—¿Podrias calmarte? Nos van a retar, ya está dicho, él se lo dijo, no hay nada que puedas hacer, déjalos ser felices.
—¿Felices? Como si quisiera que él sintiera eso, no voy a dejar que me gane.
—Pues ya te gano, basta.
—Aun no, ¿No hay nada que pueda hacer? Claro que todavía puedo hacer algo, voy a mostrarle lo patético que es.
—Estas loco, enserio.
—A ti no te tiene porque importar.
—A ti no te tiene que importar nada, él se lo dijo, ya está, basta con tu obsepcion.
—Ya se qué haré.
Isabella caminaba dentro de su colegio a solas con destino a su curso, se sentía observada, las chicas la miraban mal, esa era la sensación que sentía mientras caminaba, comenzaba a escuchar susurros que le molestaban.
—No puedo creer que esta fea le guste a Joaquín.
—¿Ella es? No puedo creerlo.
—Mira como se viste.
—Yo soy más linda que ella.
—¿Por que ella?.
Esos comentarios grotescos la hacían sentir incómoda y de mal humor, por más que hiciera oídos sordos su cara la delataba, no tenían consideración sobre ella.Al llegar al curso lo primero que hace es acercarse a Rocío.
—¿Que mierda comentaste?.
—¿Que?.
—¿Todo el maldito colegio sabe que Joaquín se me confesó, que hiciste?.
—Perdon, se me escapó, le conté a una amiga para que me diera un consejo y se me salió sin querer sus nombres, ella es una chismosa.
—Ay Rocío, te odio.
—Perdon, perdón, no era mi intención que todo el mundo lo supiera.
—Todo el mundo piensa que yo comencé ese rumor tan ridículo, que todo es una mentira mía, nadie cree que sea cierto que me Joaquín me haya dicho que le gustaba.
—No los escuches, no te tiene porque importar, las tres sabíamos lo que realmente paso.
—Maldito, mierda, no puedo con esto.
El día de Isabella era agotador, todas la miraban mal, la trataban mal, hablaban de ella sin importar lo cerca que se encontraba, no dejaban de señalarla con el dedo, es así como pasó tres días bajo los rumores intensos que jugaban con sus emociones, su cabeza le daba vueltas.
Alex M. Martínez.