Joaquín estaba sentado enfrente de la habitación de Violeta que no quería salir.
—¿Podemos hablar? Déjame explicarte.
—No, no tengo ganas de hablar contigo, dijiste que nunca ibas a salir con nadie para no terminar como él y lo estas a punto de hacer.
—Quiero que hablemos los dos, no quiero irme estando peleados, vamos, en unos días me tengo que ir.
—Estoy muy enojada, Joaquín, no quiero que llegues a quedar como papá, tengo miedo de eso, nada más, quiero estar sola.
—Bien, te dejo sola.
Isabella estaba recostada en una silla en su patio junto a Alma quien era su única compañía, ambas estaban en silencio luego de que ella le contara con sus propias palabras lo que Tamara le explicó.
Alma, estaba callada mirando a Isabella, es como si tratará de entrar en su mente y entender el porque de todo, pero no lograba hacer que ella misma pudiera comprenderla, tuvo que romper el silencio con sus palabras para que ella misma le explicará.
—¿Hasta cuando vas a fingir?.
Alma la miraba sería luego de haber soltado sus palabras, Isabella la miraba desentendida sin saber a lo que se refería.
—¿No te hagas la tonta Isa, ya es suficiente, no?.
—No sé que me quieres decir.
—Estas pensando en decirle que no a Joaquín.
—Si, así es. Creo que es lo mejor.
—Y es por Emma que lo rechazas.
—¿Por que dices eso?.
—Las dos sabemos que Joaquín no jugaría de esta forma, ambas sabemos que lo que dice es verdad, me calle porque entendía tu inseguridad al principio, mientras iba pasando el tiempo me fui dando cuenta que lo que estás haciendo es por Emma, no porque no confías en sus palabras, ella ya no está con nosotros, se fue, a mí me costó aceptarlo, la vida sigue, no hay porque aferrarse al pasado, ya sabemos que no va a volver nunca, jamás la volveremos a ver.
Isabella sentía un nudo en la garganta al mismo tiempo que su boca aparecía un gusto amargo.
—Ella gustaba también de Joaquín, pensé que ambas se lo íbamos a decir al mismo tiempo y él tendría que elegir, era una niña al pensar de esa forma, me duele mucho que se haya ido sin decirle la verdad, ella se merecía mínimo él podr confesarse, yo aún sigo aquí, callandome lo que siento, no tengo derecho a decirle nada, ella apesar de saber que gustabamos de la misma persona me apoyo, me ayudó a su manera.
—¿Como crees que ella se sentiría? ¡A ti te gusta Joaquín desde hace mucho tiempo! Al igual que Emma, la vida es así, nos separa de la forma más cruel, estuviste todo este tiempo callandote lo que sentías por remordimiento hacia Emma, como ella se fue sin decir nada sietes que tu también tienes que hacer lo mismo y no es así.
Ella apoya sus manos sobre los hombros de Isabella y la mira fijo a los ojos para que pueda trasmitir todas las emociones que estaban floreciendo.
—Él te elegio a ti, siempre lo hizo, pero como eres una tonta ciega no lo quieres ver, ya deja de pensar que Emma se enojaría si le dices lo que sientes, ella estaría muy feliz que dos de sus mejores amigos estarán juntos por quien sabe cuánto tiempo, la conoces perfecto, no hace falta que te esté diciendo estas cosas Isabella, ya eres grande, la vida corre y la única forma de frenarla es la muerte.
Isabella comenzaba a llorar con cada palabra que Alma armaba, su corazón se iba desgranando y buscaba salida por sus ojos tomando forma de lágrimas, quería desahogar todo lo que tenía reprimido dentro, quería deshacerse de las malas emociones que apretaba su pecho, que jugaban con su mente.
—¡Emma me odiaría si no se lo dijera! ¡¡¡Ella me molestaría por ser una cobarde!!! ¡¡¡Mierda, la necesito ahora!!!.
Isabella decía esas palabras mientras las mezclaban con su llanto que no lo podía parar, lloraba y no podía frenar por más esfuerzo que ponía, pero necesitaba hacerlo, tenía que quitarse ese peso de encima de una vez por todas, aún así ya era tarde.Isabella llegaba hasta un local donde afuera lo esperaba Juan.
—Perdon por hacerte venir a estas horas.
—No hay problema, siempre es lindo verte.
—Hay algo que quiero decirte.
—Si, te escucho.
—Esto va a ser rápido, voy hablar con Joaquín.
—Se que es duro haberte enterado sobre eso, yo estoy para ayudarte en lo que necesites, puedes contar conmigo.
—No necesito eso, descuida, estoy muy bien, ya sé que respoderderle a Joaquín.
—Me gustaría poder ver la cara que pondría al escuchar cuando le dices que no.
—No es esa la respuesta que le voy a dar.
—No me digas que le vas a decir que si.
Ella se queda callada mirando hacia otro lado.
—¿Por que? ¿No te das cuenta que te estuvo engañando todo este tiempo? ¿Me estás jodiendo? No seas tan tonta.
—Desde tu punto de vista lo seré, del mío igual, pero la de él es diferente, creo que siempre me gustó, siempre termino cerca de él pase lo que pase, de una u otra forma terminó en el mismo lugar todas las veces, ya no quiero huir de mí misma, me cansé de esconderme.
—Él estaba saliendo con Tamara, solo se divertía contigo.
—Se que pasó entre Tamara y tu, no hace falta que sigas más con esto.
—¡No importa! A mí me gustas enserio, yo puedo cuidarte, hacerte feliz, te voy a dar lo mejor de mi.
—Juan, basta, se que aún sigues enamorado de ella, solo estás haciendo esto para alejar a Joaquín de Tamara y poder tener una oportunidad de acercarte, se que lo odias, por eso quieres que sienta lo mismo que tu sentiste cuando te dejó.
Juan trata de aguantarse las ganas de llorar al escuchar sus palabras, quería mantener su orgullo como persona y no mostrar su debilidad ante ella.
—Perdon, perdón Isabella, si? Sé que soy un idiota, tenía lo mejor que me pasó en la vida a mi lado, los miedos de perderla me ganaban cada día, aunque sabía que ella no me engañaría no podía controlar mi enojo, al igual que mis celos y terminaba peleando, ella trataba de evitar que sucediera eso, pero yo era insistente, soy un completo desastre, todos los días me arrepiento tanto de haber sido esa clase de persona, si tan solo él no hubiera aparecido yo hubiera logrado cambiar, pero no, tuve que hacer presencia en su vida y me la arrebató, le lleno la cabeza cambiando lo que pensaba.