Dentro De La Máscara De Papel.

Diecisiete Desgracias. Parte. — 3.

Violeta corría ciegamente, no podía prestar atención a su entorno debido a la furia que cargaba su mente, Isabella iba por detrás de ella, sin darse cuenta Violeta cruza una avenida donde el semáforo indicaba verde para lo autos, ella no pudo distinguir los colores y solo intentó cruzar, Isabella que venía por detrás de ella ve que un auto venía a toda velocidad, el conductor estaba distraído hablando por teléfono, solo miraba la escena como una espectadora más, en ese momento se acordó de su niñez.

¿A donde vas a estas horas hija?.

—Voy a casa de Emma, quiero hablar con ella sobre algo.

—Esta bien, cuídate.

Isabella caminaba hacia la casa de ella con una enorme sonrisa mientras tarareaba una canción.

—No importa que ambas gustemos del mismo chico, somos amigas, es una buena idea que ambas le digamos al mismo tiempo que gustamos de él, que nos rechace a las dos juntas o eliga a una, no importa, así no pelearemos.

Al llegar toca la puerta y se queda esperando, al sentir que nadie salía vuelve a intentar, al ver que nadie se asomaba decide esperar sentada en la puerta de su casa, se queda por varios minutos y nada pasaba, así que tomó la decisión de volverse a su casa.

—¿Que pasó hija?.

—No había nadie, mañana a la mañana voy a ir de nuevo.

—Bien, mañana te levanto temprano.

En la mañana siguiente vuelve a intentar, golpea varias veces y pasa lo mismo que en la noche anterior, nadie sale, se queda por varios minutos esperando y no había nadie en la cuadra, no recibía ninguna señal, vuelve a su casa para almorzar e ir de nuevo en la tarde. Ella se encontraba sentada en la puerta de la casa de Emma, se había cansado de golpear la puerta, apesar de sus intentos nadie salía.

—¿Donde se habrá metido? ¿Acaso estará enojada conmigo? Bien, cuando la vea le voy a pedir perdón.

Ella se queda a la espera por unos minutos más y decide irse al sentirse cansada.Al entrar a su casa encuentra a su madre llorando desconsoladamente mientras su padre le brindaba apoyo, asustada intenta acercarse a ellos, pero unas palabras la detienen.

—Era muy chiquita para que le pasará esto, pobre Emma.

—¿Que paso con Emma?.

—Hija, ella tuvo un accidente.

Su madre se secaba las lágrimas mientras trataba de verse normal, necesitaba reprimir sus emociones para no hacerle daño a su pequeña.

—¿Como? ¿Ella está bien, verdad?.

—Un auto...-.

—¡¡¡¿Ella está bien?!!! ¡¡¡¿VERDAD?!!!.

Sus padres se quedan callados ante la pregunta de su hija, no había forma de decirle sin que le hicieran daño.

—¡RESPONDAN! Quiero saber la verdad.

Sus padres niegan la inquietud con un movimiento hacia cada lado, no le tomo mucho tiempo entender que Emma se había ido, que había ganado su arpa y que jamás la podría volver a ver, estos simples pensamientos destruía el corazón de una pequeña niña, a su corta edad tuvo que sufrir la perdida de un ser querido, su partida le creó un vacío gigante, no podía aceptar que ya no jugaría con ella, pero no había otra forma que afrontar la realidad.Isabella vuelve en si al escuchar la bosina del auto que se aproximaba a Violeta, ella reacciona rápido tomándola del brazo, la trae hacia ella con mucha fuerza, al tenerla cerca la abraza y se niega a soltarla.

—Imbecil, cuida a tu hermana mejor.

—¡¡¡Maldito estúpido suelta el celular para manejar!!!.

—¿Isabella, podrías soltarme? Esto es raro.

—Si, perdón.

Al soltarla se da cuenta que temblaba y tenía una mirada de tristeza, en ese momento la invita a tomar algo para que se calmara.Violeta estaba sentada en un plaza amplia, su mirada estaba hacia abajo mientras que sus manos estaban puesta tapando sus rodillas, Isabella llegaba hasta su lado y apoyaba una lata de gaseosa sobre la mejilla de ella.

—Dale, cambia esa cara, no pasó nada grave, tranquila.

—G-Gracias.

—Por nada.

Isabella se sienta al lado de ella con cuidado.

—¿Por que cuidas tanto a Joaquín? ¿Es por tus padres?.

—Solo no quiero que termine como mi papá.

—Ahora entiendo, pero son personas diferentes.

—Mi padre ahora sale con cualquier chica que le dé una pequeña oportunidad, se volvió alcohólico, frío, es como si no tuviera alma, odio verlo así, ya ni si quiera sonríe, no me acuerdo de ese gesto que tenía siempre que nos veía, ahora solo lo fuerza cuando lo visitamos, por eso no quiero que Joaquín se convierta en esa persona por culpa de una chi...-.

—¡Yo no soy así!.

—Todas las relaciones son iguales, todos tienen el mismo final.

—Mis padres están juntos desde que tenían diecinueve años, hoy tienen cuarenta y tres, y parece que el tiempo no pasó para ellos, tu lo sabes bien, Violeta, yo prometo que voy a cuidar de tu hermano, aún que sea él quien tome ese papel, no soy la mejor de todas, pero siento que lo soy cuando estoy con Joaquín, déjamelo en mis manos, yo no voy a dejar que se acerque ninguna chica más que yo.

Violeta la miraba regalando toda su atención con la mirada, estaba muy interesada en lo que ella tenía para decir.

—Quiero estar con tu hermano, siempre lo esquive por problemas que tenía, pero no quiero huir más, el tiempo corre y quiero disfrutar el tiempo que me queda con él, ya sea poco o mucho quiero vivirlo solo con él, pero no quiero hacerlo si esto te digusta, solo quiero que me aceptes.

Violeta deja un silencio ensordecedor para pensar con tranquilidad.

—Nunca pensé que te gustará enserio Joaquín, bien...-.

Isabella la abraza con alegría mientras violeta lucha para sacarla de encima.

—Pero si le llegas hacer algo a mi hermano, lo lastimas, sales con alguien más a sus espaldas, lo maltratas o cualquier cosa que yo considere indebida te corto las piernas, o simplemente te apuñaló la rótula de la rodilla, no me importa tener que ir a la cárcel.

—Okay, no pareces que tuvieras doce años.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.