Dentro Del Laberinto [chanbaek]

Capítulo 2

Lo Dicho, Dicho Está 

                      

La tormenta rabiaba sobre la casa de Baekhyun. Las nubes burbujeaban. La lluvia azotaba las hojas de los árboles. El trueno fue seguido por el relámpago.

Baekhyun estaba escuchando. Lo que escuchaba era el silencio antinatural de la habitación. Sehun había dejado de llorar, tan repentinamente que lo asustó.

Volvió a mirar en la habitación del niño. La luz de la mesilla estaba apagada.

 —¿Sehun? —llamó. 

Él no respondió.

Accionó el interruptor de la luz junto a la puerta. No ocurrió nada. Lo apretó varias veces sin ningún efecto. Una tabla crujió.

—¿Sehun? ¿Estás bien? ¿Por qué no lloras?—

Entró nerviosamente en la habitación silenciosa. 

La luz del reinó, que llegaba a través de la puerta, lanzaba formas extrañas contra las paredes y la alfombra. En un momento de calma entre dos truenos, creyó haber oído un zumbido en el aire. No podía detectar ningún movimiento en la cuna.

                      

—Sehun —susurró con ansiedad, y se acercó a la cuna conteniendo el aliento. Sus manos estaban temblando como hojas de álamo. 

                      

Extendió la mano para tirar hacia atrás de la sábana.

                      

Retrocedió sobresaltado. La sábana se convulsionaba. Formas raras empujaban y se revolvían bajo él. Creyó vislumbrar cosas asomando por el borde de la sábana, cosas que no eran ninguna parte de Sehun. Sintió el corazón palpitar, y se cubrió la boca con una mano, para evitar gritar.

                      

Entonces la sábana se quedó inmóvil otra vez. Se hundió lentamente contra el colchón. Nada se movía.

                 

No podía darse la vuelta y huir dejándolo ahí. Tenía que saber. Fuera cual fuera el horror que encontrara, tenía que saber. Impulsivamente, extendió la mano y tiró de la sábana.

La cuna estaba vacía.

                      

Durante un momento o una hora, nunca supo cuando tiempo pasó, se quedó mirando la cuna vacía. Ni siquiera estaba asustado. Su mente se había quedado en blanco.

                      

Y entonces se asustó por un golpeteo suave y rápido en el cristal de la ventana. Sus manos se cerraron con fuerza, las uñas se le clavaron en la piel.

                      

Un búho blanco aleteaba insistentemente contra el cristal. Podía ver la luz del rélno reflejada en sus grandes, redondos y oscuros ojos, observándolo. 

La blancura de su plumaje estaba iluminada por una serie de relámpagos que parecían continuos. Tras él, un Demonio alzó brevemente la cabeza, y la agachó de nuevo. Otro hizo lo mismo. él no les vio. Sus ojos estaban fijos en los del búho.

                      

El relámpago crujió y brilló intermitentemente de nuevo, y esta vez distrajo su atención de la ventana iluminando el reloj que había sobre la repisa de la chimenea. Vio que sus manecillas apuntaban a las trece en punto.

                      

Estaba mirando distraídamente al reloj cuando sintió algo golpear la parte de atrás de sus piernas. Bajó la mirada. La cuna se movía a través de la alfombra sobre patas escamosas como de lagarto, con garras en vez de dedos, una pierna en cada esquina de la cuna. Los labios de Baekhyun se abrieron, pero no emitió ningún sonido.

                      

Tras él, algo rió disimuladamente. Se giró y vio cómo se agachaba rápidamente tras la cómoda. Las sombras corrían por las paredes. 

Los Demonios brincaban y saltaban tras él. 

                      

Baekhyun estaba observando la cómoda. Como la cuna, tenía un pie escamoso en cada esquina, y estaba danzando.

                      

Se dio la vuelta, con la boca abierta, las manos cerradas en puños, y vio a los Demonios haciendo maromas. Éstos se agacharon entre las sombras, para evadir su mirada. Baekhyun buscó algo que pudiera servirle de arma. En la esquina de la habitación había una vieja escoba. La tomó y avanzó hacia los Demonios.

                                  

—Largo. Largo —lloriqueó, intentando barrerlos, pero el mango de la escoba se retorció entre sus manos y reptó fuera de su agarre.

El viento tormentoso elevó su tono. El relámpago iluminó la habitación como si fuera de día, y las caras aterradoras de repente se desvanecieron dentro de los armarios, cajones o bajo las grietas del suelo. Cuando el trueno resonó y el viento sacudió las cortinas, una ráfaga de aire abrió la ventana.

Entre las cortinas flameantes entró el búho blanco.

Baekhyun se cubrió la cara con las manos, y gritó, y volvió a gritar. Estaba petrificado ante la idea de que el búho aleteara hacia él. Pensó que se moriría si lo hacía.

Sintió el viento soplar alrededor de su cabello, pero el aleteo había cesado. Espió entre los dedos, para ver donde estaba posado el pájaro. Quizás había vuelto a salir volando.

El prolongado chisporroteo de un relámpago lanzó una sombra gigante sobre la pared que daba a la ventana. Era la sombra de una figura humana.

Baekhyun se dio la vuelta. La silueta recortada contra el cielo tormentoso era la de un hombre. Llevaba una capa, que se arremolinaba con el viento. Podía ver que su cabello era rojo y alborotado. Algo centelleaba en su cuello. Más no podía ver a la luz tenue.

—Uh —dijo, y se aclaró la garganta—. ¿Quién eres?—

—¿No lo sabes? —La voz del hombre era gruesa, tranquila, casi amable.

Los relámpagos trazaban venas en el cielo e iluminaron su cara. No estaba sonriendo como podía sonreír uno al saludar a un desconocido, ni su expresión era feroz. Sus ojos estaban fijos en los de Baekhyun con una intensidad que él encontraba compeledora. 

Cuando dio un paso hacia él, a la luz que brillaba desde la puerta, no retrocedió. Si los ojos no lo hubieran hipnotizado, la cadena dorada que colgaba de su cuello podría haberlo hecho. Su camisa era color crema, abierta por delante, de mangas sueltas, con puños sedosos en las muñecas. Sobre él vestía un abrigo negro y ajustado. Calzaba botas negras sobre pantalones grises, y en sus manos guantes negros. En una de ellas sostenía el mango enjoyado de un curioso bastón con forma de cola de pez en el extremo.



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En el texto hay: demonios, chanbaek, chanyeol

Editado: 14.04.2022

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