Malos Recuerdos
Mientras gritaba, cayendo hacia abajo por el pozo, Baekhyun comprendió que su caída estaba siendo ligeramente impedida por cosas que la rozaban.
Grandes y gruesas hojas que no podían ser, o alguna suerte de musgo áspero que brotaba de las paredes del pozo. Fuera lo que fuera, intentó aferrarse a una, para salvarse del terrible golpe que esperaba a cada instante. Estaba cayendo demasiado rápido.
Entonces, por pura casualidad, su muñeca aterrizó sonoramente en una de esas cosas, que se cerró al instante y con firmeza alrededor de él. Con una sacudida que casi lo desarticuló, se encontró colgando de un brazo.
—¡Oh! —gimió con alivio, y se sintió a sí mismo jadear en busca de aliento.
Miró hacia abajo, para ver lo cerca que había estado de romperse todos y cada uno de los huesos. Todo lo que pudo ver fue un largo túnel, bordeado por cosas que él mismo había roto al caer. Miró hacia arriba. La abertura por la que había entrado en el agujero estaba muy alta.
Cuando sus ojos se ajustaron a la luz sombría, vio que lo que lo había agarrado era una mano. Por todas partes a su alrededor, brotando de los costados del pozo, había manos que tanteaban en el aire, como algas bajo el agua.
Su alivio dio paso a una sensación asqueada: estaba sujetado por el apretón de una mano sin brazo o cuerpo adherido, y aparentemente ésta no tenía intención de soltarlo. Quizás fueran manos carnívoras, o fueran como esas arañas que simplemente te disolvían lentamente. Miró nerviosamente arriba y abajo del pozo de nuevo, esta vez buscando algún esqueleto colgando por ahí, como capturado en una trampa de la jungla. No vio ninguno.
Y ahora sentía que otras manos lo buscaban y lo encontraban, sujetándolo de las piernas y el cuerpo. Había manos sobre sus muslos y tobillos, en su cuello.
Se estremeció y gritó.
—¡Basta! —Sabiendo lo fútil que era, gritó—. ¡Socorro! ¡Socorro! —
Se retorció, intentando sacudírselas, y con su mano libre buscó un punto de apoyo, en un desesperado intento de alejarse escalando. Todo lo que podía encontrar para agarrarse fue otra mano. Dubitativamente la agarro, y ésta respondió inmediatamente, apretándole la mano firmemente. Con la idea de quizás escalar de mano en mano hasta un reino, intentó liberar su muñeca de la primera mano. No fue bien. Ahora estaba más firmemente sujeta que antes, atascado entre una red de manos.
—¡Socorro! —lloriqueó.
Sintió un golpe ligero en su hombro, y giró la cabeza para ver qué era.
Para su desconcierto, vio que las manos de uno de sus costados se colocaban para tomar la forma de una especie de cara, con dedos y pulgares formando círculos a modo de ojos y dos manos trabajando juntas para modelar una boca.
Y la boca le habló.
—¿Qué quieres decir con «Socorro»? —dijo—. Estamos socorriendo. Somos las Manos Amigas.—
—Me estan haciendo daño —les dijo Baekhyun. No era del todo cierto. El miedo, en vez del dolor, era lo que lo afligía.
Ahora había varias caras más formadas por manos a su alrededor.
—¿Querrías que te soltáramos? —preguntó una de éllas.
Baekhyun miró había abajo.
—Uh… no.—
—Bueno, entonces —dijo una de las manos—. Vamos. ¿En qué dirección?—
—¿En qué dirección? —preguntó él, desconcertado.
—¿Arriba o abajo?—
—Oh… —Estaba más que confuso—. Er… —Volvió a mirar hacia arriba, hacia la luz, pero eso sería una especie de retirada. Miró abajo, al desconocido abismo insondable.—
—¡Vamos! ¡Vamos! —lo urgió una voz impaciente—. No tenemos todo el día.—
"¿De verdad?", pensó Baekhyun para sí mismo.
—Es una gran decisión para él —dijo una voz compasiva.
—¿En qué dirección quieres ir? —preguntó una insistente.
Todo el mundo en el Laberinto era tan imperativo. "Tengo una buena razón para tener prisa". sintió Baekhyun. "Sólo tengo trece horas para encontrar a mi hermanito, y sólo Dios sabe cuánto de ese tiempo ha pasado ya. ¿Pero, por qué toda esta gente… si puede llamárseles gente… es tan mandona?"
—¡Vamos! ¡Vamos!—
—Bueno, er… —Baekhyun todavía dudada.
Arriba era una cobardía, y abajo era aterrador.
Muchas caras observaban su indecisión. Varias de ellas reían disimuladamente, cubriéndose las bocas con otra mano.
Tomó un profundo aliento.
—Bueno, ya que llegué de arriba… bajaré.—
—¿Ha escogido abajo? —oyó a los burlones tras sus manos—. ¡Ha elegido… abajo!—
—¿Es que he escogido mal? —inquirió Baekhyun tímidamente.
—Ahora ya es demasiado tarde —dijo una de las caras de manos, y con esto empezaron a pasárselo pozo abajo, no rudamente. Los oía canturrear algo parecido a una cantinela.
—Abajo, abajo, abajo, abajo. Abajo, pasenlo abajo, chicos. Todos iremos abajo, chicos. Abajo, abajo, abajo. Abajo, pasenlo abajo, chicos. Nunca un ceño fruncido, chicos. Abajo, abajo, abajo, abajo.—
Y abajo fue, muy abajo, hasta que se encontró momentáneamente sostenido sobre una boca de alcantarilla, mientras las Manos Amigas lo cubrían. Entonces las manos más bajas lo soltaron, dejándolo caer pulcramente por el hueco de la alcantarilla, y lo último que vio fue a las manos ondeando un adiós servicialmente.
Editado: 14.04.2022