Dentro Del Laberinto [chanbaek]

Capítulo 6

Arriba y Arriba 

                      

Baekhyun jadeó. Las silbantes cuchillas se acercaban con rapidez.

Namjoon tocaba patéticamente a la gran puerta y murmuraba para sí mismo.

                      

Pero Baekhyun no lo estaba escuchando. Él miraba alrededor buscando una salida… arriba, abajo. Se apresuró a recorrer las paredes, buscando un picaporte o un botón. Tenía que haber alguna manera de salir. Era así como funcionaba el Laberinto. Siempre había algún truco, si tan sólo pudiese encontrarlo.

                      

El zumbido, el borboteo y el sonido del roce metálico eran más altos.

                      

Echó un momentáneo vistazo a lo que estaba haciendo Namjoon. Aún rebuscaba en la puerta. Confiar en él no tenía sentido. ¿Qué podía hacer Él?

                      

¿Qué?

                      

Su mirada cayó en una parte del muro, a un lado de la puerta, que parecía distinto al resto, un panel de placas metálicas. Empujó y éste cedió un poco.

                      

—¡Namjoon! —gritó sobre el resonante estrépito.

                      

—¡Baekhyun! —contestó él, golpeando su gordinflón puño contra la puerta y dándole una patada, como si esperase que se ablandase al enfrentarse a tal frustración—. ¡No me dejes!

—Ven aquí y ayúdame —le gritó él.

                      

Namjoon se unió a él. Juntos empujaron con todo su peso las placas de metal.

                      

—Vamos —le dijo Baekhyun—, empuja, pequeño farsante. ¡Empuja!

                      

Namjoon estaba empujando.

                      

—Puedo explicarlo —jadeó.

                      

—¡EMPUJA!

                      

El panel se derrumbó de repente. Cayeron a través del espacio que dejó y terminaron despatarrados en el suelo.

                      

Tras ellos, la máquina cortó el aire justo al lado de sus pies. Cuando llegó a la puerta atrancada, sonó un terrible crujido cuando los cuchillos y las cuchillas cortaron la madera, haciendo saltar astillas, las cuáles fueron barridas por los cepillos giratorios. La máquina era dirigida por cuatro demonios de pie en una plataforma detrás de la pared de cuchillos. Gruñían y sudaban por el esfuerzo de girar las manivelas y accionar las palancas para mantener el armatoste zumbando. El estruendo avanzó resonando, a través de la puerta demolida, y se perdió en la distancia.

Baekhyun se acostó boca arriba, recobrando el aliento. Namjoon bajó la vista hacia él.

                      

—Nos está enviando todo lo que tiene —dijo, y sacudió la cabeza con un vestigio de admiración—. Los Limpiadores, el Hedor Eterno… todo. Debe pensar muchísimo en ti.

Baekhyun le contestó con una débil y forzada sonrisa.

                      

—Tiene algunas ideas curiosas.

                      

Namjoon estaba ocupado otra vez. Sus ojos se movían a derecha e izquierda bajo sus tupidas cejas, caminó por la oscuridad hasta que encontró lo que buscaba.

                      

—Esto es lo que necesitamos —gritó—. Sígueme.

                      

Él se sentó y lo miró. Allí, en el suelo del túnel al que habían entrado, vio la base de una escalera. Se adentraba hacia arriba en la oscuridad.

                      

—Vamos —estaba llamándolo Namjoon. 

El primer peldaño estaba muy alto para que él lo alcanzase y daba saltitos intentando llegar hasta él.

                      

Baekhyun fue hasta él. La escalera no le parecía muy segura. Estaba hecha de alguna extraña mezcla de trozos de madera, tablas y ramas, remendados en los extremos por algunas cuerdas y clavos clavados a medias.

                      

—Vamos, dame la mano —la urgió Namjoon.

Él se quedó inmóvil, aferrando con una mano la escalera.

                      

—¿Cómo puedo confiar en ti —preguntó—, ahora que sé que me estabas llevando de vuelta al principio del Laberinto?

                      

—No es verdad —protestó Namjoon, y la miró fieramente con esos ojitos suyos. Era tan mal mentiroso que hasta resultaba conmovedor—. Le dije que te estaba llevando al principio del Laberinto para despistarlo, ¿ves? Eh, eh.

Pero en realidad… 

—Namjoon —Baekhyun le sonrió con reproche—. ¿Cómo puedo creer nada de lo que me digas?

                      

—Bien —replicó él, arrugando el entrecejo—. Déjame decirlo de otra forma. ¿Qué opción tienes?

                      

Baekhyun lo pensó.

                      

—Bien pensado.

                      

—Y ahora —dijo Namjoon—, lo principal es volver arriba. —Y volvió a intentar saltar hasta el primer peldaño de la tambaleante escalera.

Baekhyun lo aupó, lo observó comenzar a ascender, y lo siguió. Se le ocurrió que en cualquier momento aquello podría venirse abajo; pero, como había dicho Namjoon, ¿qué otra opción tenía?

                      

Namjoon gritó, sin girar la cabeza.

                      

—La segunda cosa principal es no mirar abajo.

                      

—De acuerdo —le contestó Él, y, como si hubiese sido un desafío, tuvo que mirar a hurtadillas más allá de sus pies—. ¡Ooooh! —gritó.

                      

Habían subido mucho más de lo que creía posible en aquel corto espacio tiempo. La tambaleante escalera parecía alargarse por debajo de Él hasta el infinito. No podía ver el final, ni el principio. Se sintió incapaz de subir ningún peldaño más. Agarrando con fuerza los costados de la escalera, comenzó a temblar. Toda la escalera tembló con Él.

                      

Encima de él, Namjoon se agarró desesperadamente a la temblorosa escalera.

                      

—Te dije que no miraras abajo —gimió—. ¿O allí de dónde vienes «no lo hagas» significa hazlo?



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En el texto hay: demonios, chanbaek, chanyeol

Editado: 14.04.2022

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