Otra Puerta Se Abre
Baekhyun pasó junto al árbol. Ludo, haciendo una mueca por su cuerpo mordido, lo siguió.
Tras el árbol, habían aparecido dos puertas, colocadas en una pared de piedra que parecía estar cercando un paisaje boscoso. En cada puerta había un llamador de hierro.
—Bueno, mira esto —comentó, contento de tener de nuevo un compañero. Era más divertido que hablar consigo mismo.
Se aproximaron a las puertas y examinaron más atentamente los llamadores. Cada uno de ellos tenía la forma de una cara repulsiva, con un anillo en él. El llamador que quedaba a su izquierda tenía el anillo saliendo de las orejas. El de su derecha lo sostenía con la boca.
Miró de uno a otro. ¿Cuál escoger? Siempre encontraba difícil hacer elecciones; si había dos tipos de pastel en una fiesta de cumpleaños, se las ingeniaba para conseguir un trozo de cada uno, en un intervalo decente, naturalmente, y esperando que nadie lo notara. Ahora miró alrededor del claro de hierba, para ver si había otra forma de traspasar la pared. No la había, así que examinó los llamadores.
—Bueno, Ludo —preguntó—. ¿A cuál de estos dos feos personajes deberíamos escoger?
—Es una grosería quedarse mirando fijamente —dijo el primer llamador, el que tenía la anilla en las orejas.
Baekhyun saltó, todavía no se acostumbraba al hábito de hablar que tenían los objetos normalmente inanimados en el Laberinto.
—Lo siento —dijo, aunque difícilmente podía culpárselo por asumir que el llamador de una puerta no podía hablar, y menos opinar sobre el comportamiento que se consideraba socialmente aceptable—. Sólo me estaba preguntando qué puerta escoger, eso es todo.
—¿Qué? —preguntó el primer llamador.
Baekhyun estaba a punto de contestar que de donde él venía preguntar «¿Qué?» era tan grosero como quedarse mirando fijamente. Pero antes de poder abrir la boca, oyó un sonido barboteante tras él.
Era el segundo llamador, el de la anilla en la boca. Decía algo como «Mmm pme oim namm».
—No se habla con la boca llena —dijo presuntuosamente el primer llamador.
—Me qmqm em pm am sumtm…
Baekhyun se dirigió al segundo llamador.
—No entiendo lo que dices. —Entonces comprendió cuál era el problema —. Ah —dijo—, espera un momento.
Baekhyun tomó la anilla que colgaba de la boca del segundo llamador y tiró.
Ésta se soltó fácilmente. La cara pareció tremendamente aliviada. Ejercitó los músculos de la mandíbula y la barbilla con evidente placer.
—Oh, es tan bueno librarse de esa cosa —suspiró.
—¿Qué estabas diciendo? —preguntó Baekhyun.
El primer llamador, tras él, dijo:
—¿Uh?
El segundo llamador hizo un ademán con la cabeza hacia el primero.
—Dije que no sirve de nada hablar con él. Oh, querido, no. Ése está sordo como una tapia, te lo advierto.
El primer llamador dijo:
—Bla, bla, bla. Eres un maravilloso conversador, debo admitirlo.
—¡Y TÚ NO DEBERÍAS HABLAR! —Chilló en respuesta el segundo llamador—. ¡TODO LO QUE HACES ES GEMIR!
—No sirve de nada —dijo el primer llamador, con tono práctico—. No puedo oírte.
Baekhyun miró al segundo llamador.
—¿Adónde conducen estas puertas? —preguntó.
—¿Qué? —preguntó el primero.
—No lo sabemos —le respondió el segundo—. Sólo somos los llamadores.
—Oh —dijo Baekhyun, reflexionando que habría debido tener más sentido común que el de esperar una respuesta simple.
Bueno, tenía que intentar una puerta u otra.
Escogió la segunda. Habiendo entablado conversación con él, aunque fuera ligeramente, sentía que sería en cierto modo descortés darle la espalda y escoger a su vecina. Por otro lado, tal vez los llamadores prefirieran que las puertas no se abrieran. No debería dar por sentado que a los llamadores les gustara que la gente hiciera uso de ellos. O tal vez sí. Si sopesaba las implicaciones de cada alternativa, nunca escogería ninguna. Una puerta u otra.
Se había comprometido ya con la segunda puerta, tenía las manos contra él, así que decidió seguir adelante y empujó. No se movió. Empujó más fuerte. Apoyó el hombro contra la puerta. Era tan sólida como la pared en la que estaba incrustada. Pensó en pedir a Ludo que la ayudara. Su gigantesca masa seguramente la abriría.
Pero no estaba segura de si era la puerta correcta, y en lugar de eso, formuló otra pregunta.
—¿Cómo podemos entrar?
—¿Uh? —preguntó el primer llamador.
El segundo, con una sonrisa traviesa, replicó:
—Llama a la puerta y ésta se abrirá.
—Ah. —Miró a la anilla que sostenía, y fue a ponerla en la boca del segundo llamador.
Él hizo una mueca.
—Uh… Uh, no quiero esa cosa otra vez en mi boca. —Y cerró la boca apretando firmemente los labios, y negándose a abrirlos incluso cuando Baekhyun le apretó la anilla contra ellos.
—Oh, vamos —dijo Baekhyun persuasivamente—. Quiero llamar.
Él sacudió la cabeza tercamente.
—Hmmm —comentó el primer llamador, arisco como siempre—.
No quiere volver a tener la anilla en la boca, ¿eh? La verdad es que no puedo culparlo. —Entonces —dijo Baekhyun, bajando la anilla—. Me temo que tendré que molestarte a ti en su lugar. —Se acercó al primer llamador y alzó su anilla.
Editado: 14.04.2022