—¡Ah! —Syn gritó y se echó la manta en la cabeza.
Silas le lanzó una mirada, riéndose un poco. La niña retomó su postura, aunque envolviéndose en la manta. La película que Silas había elegido era bastante aterradora para ella, pero el deseo de la chica por unirse al grupo la motivaba.
—¿Quieres parar? —le preguntó él.
—¡No! —se apresuró a responder ella.
—Como digas. Recuerda el trato.
Syn se acomodó en el sillón aún con la manta en la cabeza. Se quedó así el resto de la película. Cuando se asustaba se limitaba a dar un respingo si es que no gritaba, lo cual hacía reír a Silas de vez en cuando. La película estaba basada en uno de los libros de Silas, de los cuales, Syn todavía podía recordar uno que otro título, pero todos trataban sobre asesinatos misteriosos o crímenes. Él le había advertido sobre eso, pero, aun así, la niña había insistido que podía aguantar lo que fuera con tal de unirse a Nixstrike.
—Puedes desistir cuando quieras —Silas le decía al ver que se abrazaba de su cobija, temerosa.
—¡No lo haré! Me uniré a Nixstrike, ya verás —ella le respondió con determinación.
—¿Por qué tienes esa obsesión?
—¡Quiero ayudarte! Y no me digas que vas a romper el trato porque no lo aceptaré. Te demostraré que soy completamente capaz de hacer todo lo que tú haces.
—Mantengo mi palabra, pero eso no significa que esté de acuerdo. Además, te conozco, de cualquier modo te meterás en mis asuntos y prefiero estar al tanto de ello.
—Voy a ser la mejor, ya verás... ¡Ah! —Syn volvió a gritar y se metió por completo debajo de la cobija.
Silas entornó sus ojos de rubí y la miró de reojo a ella. Se quedó debajo de cobija hasta que la película terminó. Sus ojos delataban sorpresa y expectación.
—No entendí el final —comentó.
—Te lo explicaré después.
—¿Y por qué no ahora?
—Porque tú estás cansada y yo también. Anda, vete a dormir.
—¿No vienes conmigo? —Syn hizo una mueca.
—Tengo cosas que hacer —repuso él.
—Anda, nunca dijiste que irme a dormir sola era parte del trato —la chica insistió.
—¿No dijiste que ya no eras una niña?
—No lo soy, pero se te ocurrió ponerme la película más tétrica y más sangrienta del universo. Y luego quieres que me vaya a dormir sola. No necesito ser una niña para asustarme. Es tu culpa.
—¿Mi culpa? Tú aceptaste el reto —Silas señaló.
—Si no me lo hubieras ofrecido, no lo habría aceptado —ella le dio un pequeño empujón en el hombro —Es lógica.
—Tu lógica es extraña, ya vete a dormir.
—Anda, Silas, por favor. Está oscuro y ni siquiera se ve la luna.
—Ok, ok, está bien. Pero si me despiertas, no dejaré que te unas a Nixstrike ni ahora ni después —Silas endureció un poco su mirada.
Syn se mostró un poco incómoda, pero volvió a sonreír en cuanto él se relajó. A pesar de haber estado asustada y sorprendida con la película, logró quedarse dormida al poco rato de haberse acostado. Sin embargo, tal como ella esperaba, las pesadillas no tardaron en llegar a su cabeza. Se despertó varias veces, asustada, y cuando estaba a punto de despertar a Silas para que le ayudara a distraerse, recordaba el trato y su deseo de ser parte de Nixstrike. Se decía a sí misma que no podía simplemente echarlo a la basura por sueños que eran solamente eso, sueños. Si que Silas lo notara, se levantó de la cama y con sueños cobija sobre los hombros, se dirigió a la sala por un vaso de agua. La agitación le había dado algo de sed. Sus pasos eran temerosos, pero constantemente se recordaba que todo estaba en orden y que las pesadillas se quedarían solamente como malos sueños que seguramente olvidaría en un par de días.
Esa noche era bastante fría, afuera de la casa podía escucharse el ventarrón que azotaba las paredes y ventanas. Los árboles secos se movían de un lado a otro, formando sombras en las ventanas que daban la impresión de ser enormes monstruos. Syn tragó saliva y se frotó los brazos. Después de tomar un poco de agua, regresó a la recámara. Silas no se había movido ni un poco, lo cual fue un alivio para ella. Cuidadosamente para no despertarlo, se metió de nuevo entre as cobijas y se tapó hasta la cabeza. Se quedó dormida a los pocos minutos, pero volvió a despertarse por otra pesadilla, esta vez más aterradora que la anterior. Sudando, abrazó sus piernas contra su pecho. Miró a Silas. Estaba profundamente dormido. La niña respiró hondo para calmarse y al poco rato se metió de nuevo en la cama. Cerró los ojos tratando de quedarse dormida otra vez, pero no lo logró. Pasó casi una hora moviéndose en todas direcciones, tratado de acomodarse. Su mente empezó a llenarse de pensamientos del pasado, su madre, su vida anterior, su pequeña familia, y sobre todo los recientes sucesos en la mansión. Extrañaba mucho a Buck. En ese corto tiempo que había pasado con él, la felicidad había vuelto a su vida. Había sido una figura paterna para ella y a veces deseaba que el tiempo volviera y pudiera vivir de nuevo todos esos momentos. Ya no era la misma niña que era cuando se encontró por primera vez con Silas, había cambiado. Ahora era mucho más madura. Pero también era mucho más sensible que antes. Los pensamientos que llegaban a su cabeza eran más complejos y oscuros. Desde la muerte de Buck, pensaba mucho más en que en cualquier persona cercana a ella podía perecer de la misma forma. Su madre había muerto por protegerla, al igual que Buck, y ahora la única persona que le quedaba era Silas. Temía mucho que algo pudiera pasarle por cuidarla.
En ese momento se dio cuenta de la preocupación de Silas porque ella se uniera a Nixstrike. Comprendió que aún era muy joven e inocente para adentrarse más en ese mundo. El Bajo Distrito era un lugar infestado de criminales y depredadores, muy peligroso. Además, para una niña con su condición podía ser especialmente riesgoso. Pero a pesar de eso, lo que más deseaba ahora, era pasar el resto de su vida junto a Silas, ser su mano derecha. Siempre había estado muy sola, ella y su madre solamente, juntas en un mundo de caos, marcado por la sangre de personas inocentes. A sus cortos doce años, había tenido que presenciar su muerte. Por lo menos no había visto directamente la de Buck.
Syn se preguntó cómo es que Silas había podido mantenerse tan serio en un momento así, no había derramado una sola lágrima, ni un solo sollozo, ni una sola expresión que mostrara lo destrozado que debía estar por dentro. Según lo que este le había contado, Buck lo había entrenado y cuidado de él como a un hijo propio. A pesar de su falta de expresión, Syn notaba hasta ese día el dolor en sus ojos, reprimía sus emociones y ocultaba el vacío que tenía en el corazón. Todos esos pensamientos, rondaron por su cabeza una y otra vez hasta que finalmente el sueño la venció de nuevo. Sueños aparecieron en su mente, pero ya no eran pesadillas relacionadas con la película de antes, sino recuerdos idealizados de su madre. Después de casi dos años, su figura seguía siendo el centro de su dolor. Tenía un vacío en el alma que sería imposible de llenar.
Syn no volvió a despertarse durante la noche, y cuando en la mañana abrió los ojos acompañados suaves rayos de sol, notó que Silas ya se había levantado como de costumbre. Él siempre era quien se despertaba primero. La niña se incorporó y se quedó sentada en la cama unos minutos. Su cabello alborotado y enredado le caía sobre los hombros y la espalda. El color plateado aún se mantenía en su cabellera. Se talló los ojos para terminar de despertarse. Luego salió de la habitación para encontrarse con Silas.
—¿Qué tal, Syn? —dijo él.
—Hola —saludó ella un poco más seca de lo normal.
—¿Y esa cara? ¿No deberías estar emocionada por unirte a Nixstrike? —Silas frunció el ceño.
—Ah... si, lo estoy —ella respondió con una falsa sonrisa.
Se fue a sentar al sillón donde solían desayunar, recargando los codos sobre sus rodillas y la cabeza en sus manos. nos momentos después, Silas le trajo el desayuno y se sentó junto a ella.
—Ya, dime qué te sucede.
—Nada... —Syn trató de evadir la conversación, pero los ojos de Silas estaban fijos en ella, esperando una respuesta honesta —No pude dormir, estuve pensando casi toda la noche
—¿En qué? —preguntó él.
—Todo... —ella suspiró —Mi madre, Buck, los depredadores, el Bajo Distrito, tú... Silas, todas las personas cercanas a mí han muerto, temo que tú seas el siguiente.
—No lo seré.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque habrá quienes intenten matarme, pero sabremos sus movimientos antes.
—¿Cómo? —los ojos de la chica tenían un extraño brillo melancólico.
—Con Nixstrike. De hecho, ya que superaste el reto y te unirás, planeaba llevarte a conocer nuestra base.
—¿Enserio?
—Créeme, yo también esperaba el momento en que pudiera mostrarte todo.
—¿Entonces, ya lo tenías planeado?
—Sabía que lograrías superarme —Silas le dio un par de palmadas en la espalda.
—Pero... tú no querías que me uniera a Nixstrike. ¿Por qué me pusiste un reto que sabías que superaría?
—Porque luego de pensarlo bien, me di cuenta de que tal vez puedo protegerte mejor si estás dentro. Además... me hace falta un socio de confianza.
—¿Estás diciendo que... puedo ser tu socia? —la chica abrió los ojos grandes.
—¿Quieres serlo? —Silas le extendió la mano.
Rápidamente, Syn la tomó para estrecharla, como si cerraran un trato.
—Por supuesto que si —dijo emocionada.
—Entonces no quiero ver caras largas. Termina tu desayuno y después de tu entrenamiento te llevaré a conocer la base.
. . .
—Uno, dos, dispara. Otra vez. Uno dos, dispara.
Syn siguió las indicaciones de Silas.
—De nuevo. Uno, dos, dispara —él decía.
—No puedo ir tan rápido —repuso la chica.
—Inténtalo, preparas y disparas, preparas y disparas. Vamos otra vez. Uno, dos, dispara.
Ella disparaba una y otra vez a la diana, impactando algunas veces cerca del centro y otra un poco más hacia las orillas.
—No importa que no des en el centro, quiero que practiques tu velocidad —le dijo él.
Concentrándose, Syn intentaba también dar en el centro para que Silas se sintiera orgulloso de ella, aunque el objetivo de esa práctica era que lograra disparar más rápido. Más adelante, combinarían la velocidad con la precisión. Para su suerte, ni una sola bala salió de la diana, todas impactaron dentro.
—Lo estás haciendo bien —señaló Silas —Continúa.
—¿Cuánto tiempo falta?
—¿Cuánto tiempo? Creí que te gustaban los entrenamientos.
—Me gustan, pero ya quiero conocer la base.
—Mientras más impaciente seas, más lento pasará el tiempo. Continúa y tal vez terminemos antes.
—Está bien.
Tomando su arma con ambas manos, Syn continuó disparando a la diana al ritmo que Silas le iba indicando. Una tras otra, las balas salían de la pistola. La chica hizo su mayor esfuerzo por concentrarse completamente en la práctica, esperando que así pasara más rápido el rato. Tal y como Silas lo había prometido, el entrenamiento terminó un poco antes de lo habitual y en cuanto recogieron todo, Silas se encaminó rumbo a la base con la niña como copiloto. El camino no era largo, pero tenían que salir de la zona poblada. Silas había comentado que la base estaba oculta y que solo los miembros autorizados podían entrar y salir. Syn disfrutaba de la vista de un paisaje desértico de arenas oscuras. Pocas plantas florecían y como la noche estaba por caer, el frío aumentaba. Pero, aun así, era bello para admirar. Silas anunció que estaban cerca cuando llegaron a una zona de colinas y montañas rocosas. Cerca de ahí también había algunos volcanes que en invierno se cubrían de blanca nieve. El clima era algo peculiar en el Bajo Distrito.
—Es ahí —Silas señaló una montaña a lo lejos.
—¿La base está dentro de la montaña? —la chica inquirió.
—Más o menos. Se paciente.
El auto negro se acercó cada vez más a la montaña hasta que se encontraron con una reja que la rodeaba por completo. Una luz verde escaneó el auto e hizo un pitido antes de que la puerta se abriera, dejándoles el paso libre. Más adelante, entraron en una cueva donde apenas iluminaban las luces del vehículo. Conforme avanzaban algunas luces en las paredes de roca comenzaban a aparecer, hasta que fue un poco más fácil ver el camino. El auto se detuvo frente a una segunda reja de gruesos barrotes. Esta la abrió Silas desde su teléfono. Luego estacionó el auto. Syn se bajó de inmediato y apuró a Silas para que le mostrara la base.
—Sígueme —le indicó él.
Syn se colocó a su lado. Pasaron por un par de puertas antes de entrar a una especie de sala común, donde seguramente se reunían los miembros de Nixstrike para discutir asuntos importantes. En general todo era oscuro y las paredes de piedra tenían varios adornos que hacían ver el lugar menos lúgubre. Los sillones eran de cuero negro y el centro de la habitación había una mesa redonda de cristal.
—¡Mira, Silas! —exclamó ella señalando un adorno al centro de la mesa.
Rápidamente se acercó y lo tomó entre sus manos, era la estatuilla de un dragón con una media luna sobre su cabeza y dos espadas cruzadas.
—Es hermoso —añadió la chica.
—Ese es el símbolo de Nixstrike. Recuérdalo, es importante.
—Me encanta. Los dragones son geniales.
Silas le hizo una seña a ella para que dejara la figurilla y lo siguiera. La base era como una especie de laberinto, con varias salas con armas y otras para entrenamiento. En una de estas, se encontraron con algunos miembros del grupo que estaban entrenando.
—Hey, Silas, qué gusto verte por aquí. Hacía tiempo que no te dabas una vuelta —dijo un joven con vestiduras de cuero y una máscara que cubría la mitad izquierda de su rostro.
Syn alcanzó a distinguir algunas aparatosas cicatrices cerca de su boca y en su cuello. Seguramente había tenido un accidente y por eso utilizaba esa máscara.
—¿Qué tal, Viktor?
—¿Y quién es ella? —habló una chica en un tono cariñoso y amable.
Era muy bonita, sus ojos eran de un color verde esmeralda y su cabello esponjado corto hasta los hombros tenía un suave color rubio matizado con un rosado oscuro que le daba un contraste perfecto con el tono natural platinado. Vestía un atuendo gris rasgado en algunas partes y unas botas altas con adornos plateados.
—Chicos, ella es Syn, la nueva miembro de Nixstrike —anunció Silas.
—¿Cuántos años tiene? —preguntó otro chico de cabello oscuro semilargo.
—¿No es muy joven? —añadió Viktor.
—Tengo casi catorce años —Syn se apresuró a responder.
Los miembros la recibieron con expresiones de amabilidad, pero también brotaron palabras de preocupación. La mayoría creían que todavía era muy pequeña.
—¿Silas, estás seguro de que es lo correcto? Aún es muy pequeña para esto —enunció la chica rubia.
—Sé lo que hago —Silas aseguró.
Syn se encogió de hombros.
—A partir de hoy, Syn es parte de nosotros —continuó él y luego se dirigió a la niña —Syn, ellos son Viktor, Zed, Dara y Xander, algunos de los miembros de Nixstrike y también amigos de confianza.
—Bienvenida a Nixstrike, Syn —dijo Xander, el chico de cabello semilargo.
Los demás también le dieron la bienvenida. Syn sonrió y decidió abrirse un poco más con ellos, le agradaban, a pesar de su apariencia ruda y algo intimidante todos se mostraban cariñosos con ella y le estaban dando una cálida bienvenida.
—¡Eh, Silas! ¿Por qué no se quedan aquí esta noche? Vinimos a entrenar y se nos hizo tarde, así que planeábamos pasar aquí la noche —dijo Zed.
Syn volteó a ver a Silas con los ojos brillando de emoción. Él también volteó a verla y le acarició la cabeza.
—Está bien. Así tal vez podamos hacer tu entrenamiento aquí mañana.
—¿Enserio?
—Mhm. Ya eres parte de nosotros, es justo que entrenes aquí de vez en cuando.
—¡Genial! —sonriendo, Syn lo abrazó con fuerza.
Silas también la rodeó con sus brazos mientras los otros chicos los miraban. Estaban impresionados por la cercanía entre ambos. Nunca se habrían imaginado que alguien lograría devolverle algo de sensibilidad a Silas. Dara se acercó a ellos y le tocó suavemente el cabello a la niña.
—Puedes quedarte conmigo si quieres —le dijo cariñosamente.
—Me encantaría —Syn sonrió —Por cierto, tu cabello es muy lindo.
—¿Tú crees? El tuyo también lo es —comentó Dara y le acarició de nuevo el pelo.
Más tarde, cuando la noche cayó y el cielo ya estaba completamente oscuro, Syn empezó a sentirse cansada, así que Dara la acompañó a acostarse y se quedó un buen rato con ella. Por otro lado, después de asegurarse que la niña estuviera bien, Silas se fue a entrenar un rato. Golpeaba un saco de boxeo una y otra vez hasta que Viktor y Xander aparecieron por la puerta.
—¿No quieres cenar algo? —dijo Viktor —Dara y Zed prepararon unas galletas buenísimas.
Silas no puso atención a lo que decía su compañero, estaba más concentrado en su entrenamiento. Apenas y se había dado cuenta de que estaban ahí.
—Silas —Xander le llamó —¡Silas!
—¿Qué? —el de cabello plateado se volvió en dirección a ellos.
—¿Qué te pasa? Estás actuando extraño —señaló Xander.
Silas cerró los ojos y recargó la cabeza en el saco de boxeo. Viktor y Xander se miraron mutuamente, confundidos por la actitud de su líder. Este soltó un suspiro y poco después se incorporó, encarando a sus compañeros.
—Llamen a los demás, los veo en la sala principal. Hay muchas cosas que tienen que saber.