Syn abrió la puerta de su apartamento y llevó a Silas hasta el sofá. Él se dejó caer pesadamente, sus heridas estaban sangrando, apenas podía apoyar su pierna lastimada y había perdido fuerza.
—Espera aquí, iré por algo para curarte. Sigue haciendo presión en la herida —le dijo la castaña antes de ir rápidamente a su habitación.
Luego de un par de minutos, regresó con una caja llena de medicamentos, vendas y otras cosas para limpiarle las heridas. Empezó por la de su abdomen, que era la más profunda. Silas no pudo evitar mostrar lo mucho que le dolía. Syn trataba de ser muy cuidadosa, pero la herida ya había empezado a infectarse.
—¿Silas, por qué hiciste esto? Ahora voy a tener que desinfectarla.
—Créeme, si no lo hubiera hecho, te habría matado desde el primer momento.
Syn suspiró. Aplicó un líquido especial para desinfectar la herida. En cuanto la sustancia amarillenta tocó su piel, el cuerpo de Silas se estremeció. La chica colocó una mano sobre su mejilla.
—Hey, eres fuerte, vas a ponerte bien.
Lentamente y con los ojos cerrados, Silas levantó su mano y la colocó sobre la de ella. Sus dedos automáticamente se entrelazaron. Para él, la suave piel de la joven era relajante y le ayudaba a apaciguar el dolor de sus heridas.
—No tienes que hacer esto —murmuró.
—Por supuesto que sí, no podrías hacerlo tú solo —ella respondió en voz baja, acomodándose al lado suyo.
Con su mano disponible, terminó de desinfectarle la herida del abdomen para después aplicarle el ungüento. Silas soltó su otra mano para que ella pudiera colocarle la venda alrededor de la cintura.
—¿Cómo se siente?
Silas suspiró y entreabrió los ojos.
—Mejor —respondió a la pregunta.
Syn sonrió ligeramente. A continuación, le quitó la chaqueta para descubrir sus brazos. Desinfectó también los rasguños que se hundían en su piel y aplicó el mismo ungüento antes de ponerle las vendas. Cuando terminó de curarle las demás heridas, la castaña preparó algo de comer. Regresando a la sala, reparó en que Silas se estaba quedando dormido. Suavemente le acarició el cabello para llamar su atención. Aquellos ojos escarlatas se posaron en la joven.
—Come algo, luego podrás descansar —dijo ella suavemente.
Dejó la comida sobre la mesa y tomó asiento en el sillón. Silas se veía realmente agotado, los párpados le pesaban y le costaba trabajo moverse. Syn supuso que al transformarse su cuerpo se debilitaba, además, era evidente que había peleado con los otros depredadores en el laboratorio. Silas hizo un esfuerzo por incorporarse. Con la mirada perdida, tomó un bocado de la sopa que había preparado ella.
—¿Ya te había pasado antes? La transformación... —preguntó la joven.
—Un par de veces. Todavía no me acostumbro —él suspiró.
—Hmm... es extraño, ¿sabes? Normalmente los depredadores en fases iniciales no son de alto rango. Pero tú... eres un caso diferente. Esos depredadores en el laboratorio estaban mínimo en tercera fase, podrían haberte matado, pero, tú eres más fuerte que ellos. ¿Tienes alguna idea de por qué?
—No lo sé. Tus amigos de la Asociación no se molestaron en decírmelo.
Syn bajó la mirada. La manera en que él hablaba de la Asociación hacía evidente su resentimiento. Se hizo un silencio sofocante que era como una soga al cuello para Syn, pero fue Silas quien continuó la conversación.
—Oye, no te sientas culpable. Tu trabajo es otro, no eres responsable de lo que sucede ahí abajo.
—Aún no logro digerirlo. He pasado tres años creyendo que le estaba haciendo un bien a Zio, pero la realidad siempre fue otra. No sé cómo no me di cuenta antes. Creo que estaba cegada por mi sed de venganza. Yo de verdad... lo lamento.
—No es culpa tuya, no lo sabías.
—No... pero aun así... fui parte de ellos.
Silas la tomó de la mano suavemente y reparó en los rasguños que él mismo le había hecho. Su expresión se oscureció.
—¿Te duele? —le preguntó sin mirarla a los ojos.
—Un poco, pero, ya pasará.
—Syn, enfócate en ti, no solo en mí.
Ella sonrió ligeramente.
—Estaré bien —aseguró —Ahora come y descansa, lo necesitas.
Más tarde, Syn llevó a Silas a su habitación, a pesar de que él había insistido en que no era necesario. Él se quedó dormido al poco rato, con la castaña cuidándolo. Ella acarició su cabello plateado, le había crecido bastante. Su cuerpo estaba más delgado que de costumbre, sus costillas se marcaban en su piel, los huesos de sus manos resaltaban y sus músculos estaban disminuidos. Syn sintió una punzada en el pecho al verlo así. ¿Qué tan mal lo habrían tratado en la Asociación? A los pocos segundos, un brillo azul la sacó de sus pensamientos. La chica miró en la dirección de la que provenía, era el felino que había rescatado del laboratorio. Su ojo derecho emitía esa luz azul intermitente, pero su cuerpo no se movía. Syn se puso de pie y se acercó al animal. A continuación, lo tomó en sus brazos para colocarlo en el escritorio, luego encendió una lámpara. Con un cable, conectó la cabeza del gato a su computadora para ver su programación; estaba diseñado para atacar, pero, algo en su sistema había fallado. La castaña reprogramó algunas cosas, su función principal ya no sería atacar, sino comportarse como un gato normal. Esto le tomó un buen rato, debido a que la programación estaba construida en un lenguaje poco usual, pero afortunadamente, Syn había aprendido bastante en la Asociación y sabía cómo utilizar ese lenguaje.