Los días pasaron y la Noche Blanca llegó. Syn había comprado comida especial para la ocasión, vino y carne sobre todo. Silas, por su parte, no había salido demasiado del apartamento, pasaba gran rato mirando por la ventana como las personas se paseaban por las calles. No podía evitar compararlo con el Bajo Distrito, aunque de cierto modo, los dos distritos eran iguales, infestados de crimen, regidos bajo un un gobierno controlador, dispuesto a masacrar a cualquiera que se opusiera. ¿Podrían realmente salvar Zio?
El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, trayéndolo de vuelta a la realidad. Syn entró con un par de bolsas llenas de comida y más adornos. La joven colocó todo sobre la mesa y tomó un respiro.
―No pude resistirme, había tantas cosas lindas. A este paso acabaré sin un centavo ―dijo sacando diferentes figuras de una de las bolsas ―Mira esto, es una bola de cristal, pero es un lobo en una montaña.
―¿Dónde vas a poner todo eso? ―Silas se dejó caer en el sillón.
―Aún hay espacio.
La chica sacó con trabajos una pesada figura de una villa decorada. Era la más grande de todas, con tantos detalles que uno podría quedarse mirándola por horas. Silas tuvo que ayudarla a colocar el adorno en el suelo.
―Creo que podríamos ponerla aquí ―sugirió Syn y quitó un florero de una mesa auxiliar junto al televisor.
Entro los dos, pusieron la villa en ese lugar. La expresión de Syn delataba que estaba satisfecha.
―Oh, por cierto, compré algunos juguetes para Moxy. ¡Moxy!
―¿Quién es Moxy?
Como si estuviera respondiendo a su pregunta, el gato apareció dando pequeños pero rápidos pasos, maullando una y otra vez. Syn le mostró una tira de plumas a lo que el animal respondió con pequeños saltos.
―¿Enserio? ¿Le pusiste un nombre? ―Silas entornó los ojos.
―Tenía que darle uno. ¿Si no como esperas que me haga caso? ―Syn tomó al gato en sus brazos y se lo acercó a Silas ―Vamos, ¿no te parece tierno?
Él hizo una mueca mientras el robot lanzaba sus patas tratando de alcanzarlo. Luego volteó los ojos, pero accedió a hacerle una caricia. El animal le agradeció ronroneando.
―¿Ves? No te hará nada ―dijo la chica.
―Esas cosas trataron de matarnos ―le recordó él.
―Este no.
―Como sea, ¿no tenemos algo que preparar?
―Cierto. Ayúdame a colocar estas últimas decoraciones y después nos encargaremos de la cena.
Dicho esto, Syn dejó a su reciente mascota en el suelo. Luego de colocar las nuevas decoraciones, la chica miró todo su apartamento decorado. Finalmente había entendido porque Xena le insistía tanto, su amiga sabía que le daría un poco de luz a su vida. Más tarde comenzaron a preparar lo que sería la cena de esa noche, una noche en la que podrían concentrarse en ellos mismos, sin pensar en los problemas de Zio. La Noche Blanca llevaba ese nombre como una evocación a la paz y a la pureza, al amor y la gratitud. A Syn le alegraba ver que las personas daban gracias por lo que tenían, aunque no tuvieran demasiado o vivieran en los barrios del Alto Distrito. Pensó que si esa festividad se llevara a cabo en el Bajo Distrito, funcionaría como un motor de esperanza para los habitantes y podría traerles un poco de alegría a la realidad oscura en la que vivían.
―¿Silas, podrías pasarme el azúcar?
―Ten, aquí está.
―Gracias. Recuérdame apartas unas cuantas galletas para Xena y su familia, y otras para los chicos. Estoy segura de que les encantarán. ¿Recuerdas cuando las hacíamos juntos hace años?
―Tú me enseñaste.
―¡Ja! Si, es verdad. Enserio, no sabías nada de cocina, yo te enseñé casi todo.
―Yo también te enseñé cosas. ¿Recuerdas?
―Cierto, tienes razón. Ven ayúdame a moldear la masa.
De pronto, Moxy saltó a la encimera, colocando sus patas sobre la masa y dejándolas marcadas. Syn no se molestó, al contrario, sonrió divertida.
―Eres adorable ―le dijo tomándolo en sus brazos ―Si te portas bien, te daré un poco de carne, ¿qué te parece?
El gato maulló como su la hubiera entendido. La chica lo dejó en el suelo de nuevo antes de corta un pequeño pedazo de carne cruda.
―Toma, tú también debes festejar la Noche Blanca.
―¿Crees que sea bueno darle comida? Digo, es un robot ―Silas comentó al observar como el animal se zampaba la carne de un solo mordisco.
―No he visto que le afecte. Supongo que su sistema está diseñado para tener un comportamiento idéntico al de un gato real, eso incluye comer, dormir… y otras cosas.
―Si tú lo dices…
Ambos volvieron a lo que estaban haciendo. Juntos moldearon la masa para las galletas y usando cortadores, hicieron figuras que después pusieron dentro del horno. Syn incluso dejó que Moxy colocara sus patas para usarlas como molde. Silas, por su parte, comenzó a encariñarse un poco con el animalito, sus conductas le parecían tiernas, además, le gustaba ver como la castaña sonreía al hacerle mimos y caricias. Si algo le sucedía a él, por lo menos tendría un compañero.