- Hola, nuevamente tu y yo solas, si, soy yo, tu vieja y confiable amiga, o como tu me llamas, tu peor enemiga, jajaja, no, no te escondas debajo de las cobijas, igual eso no me va a detener.
- Respira, cuenta hasta tres, 1, 2, 3, respira, concéntrate solo en la respiración.
- Jajaja, no seas tontica, ¿en serio crees que eso te va a ayudar? Ya hemos pasado por esto antes, vamos déjate llevar, entre más resistencia pongas más difíciles son las cosas, ya lo sabes, no se porque siempre te resistes, sabes que no me puedes detener, que soy más fuerte.
- Respira, vamos, levántate, solo por hoy, no la escuches, no dejes que te arrastré, no le permitas ganar, respira.
De repente escucho que golpean la puerta, es mi mamá, llamándome para que me vaya a duchar, a arreglarme para ir a estudiar, solo si supiera que es tan difícil, porque mejor no entra y me da un beso y un abrazo, en lugar de estar aporreando la puerta como si estuviera sorda.
- No le hagas caso, sabes que se cansara y se irá, qué ternura, quieres un beso y un abrazo, ven acá, yo te espero con los brazos abiertos.
- Ja, ¿con los brazos abiertos? Mejor di, con las fauces abiertas porque eso es lo único que tienes.
Saco fuerzas de donde no las tengo, me siento en la cama, apoyó los pies en el suelo, y veo que ella hace una mueca de desagrado, eso me anima un poco, o de pronto es el frío suelo que me hace sentir que aún tengo vida, que corre sangre por mis venas.
- Ya voy mamá, ya me estoy arreglando para bajar a desayunar, no tienes que tirar la puerta, ya te escuche.
- Siempre lo mismo con usted Valeria, siempre la misma rogadera, para que se levante, un día de estos voy a faltar y ¿usted qué va a hacer sin mí? Esa pereza no la va a llevar a ningún lado.
- Lo sé mamá y lo siento, ojala las cosas fueran más fáciles, pero ni siquiera usted sabe la lucha que tengo que sufrir día tras día, espero algún día calmarle su sufrimiento y el mío también.
Me miró en el espejo del baño, se que me veo horrible, que tendré que ocultar estas ojeras que cubren la mitad de mi rostro, pero bueno, igual ¿a quien le importa? En realidad nadie se fija en mí, así que…
- Oh sí, en eso tienes toda la razón, ¿quién se va a fijar en una tonta, insulsa y fea como tú?
Me ducho rápidamente, cubro mi cuerpo con el primer trapo que encuentro en el armario, se que mamá me va a reñir nuevamente por mis fachas, pero que importa, eso es lo de menos, entre menos destaque mejor, aunque trato de poner mi mejor sonrisa -tampoco es que tenga la mejor, pero algo se hace-
- Vamos, mírate, esa máscara falsa que te acabas de poner para bajar a desayunar, no te va a servir de nada, sabes que es una farsa, que no es cierto, que la única que te conoce, te acompaña y te apoya soy yo.
Cuando bajó al comedor, toda mi familia está reunida, desayunando felices y despreocupados, me quedo mirandolos y lo único que pienso es cómo pueden ser tan felices, como pueden vivir así, como si todo fuera color de rosa.
Tomó una manzana del frutero, y me voy, mi mamá pregunta que si voy a desayunar, pero no, como siempre ya voy tarde para la universidad, y aunque no me importa mucho si llego o no, existe la posibilidad que en un cruce pase un camión y me atropellé, y así acabamos con el sufrimiento de todos.
- Por fin sola, uff, casi que no salimos de esa casa en donde no me dejan actuar libremente, igual, ya sabes que entre más luches más fuerte va a ser mi abrazo.