Depression

X.

El vuelo de Michael finalmente había aterrizado, él se quitó el cinturón de seguridad y suspiró aliviado, estaba agotado, pero se sintió feliz al ver la gran sonrisa que su hermano menor presumía en su rostro.

"Finalmente estamos en casa, Tom." Michael lo abrazó acariciando su cabello negro.

"¡El viaje estuvo impresionante, Mike!"

Michael sonrió y esperó su oportunidad para bajarse del avión, su familia había dejado el coche en el estacionamiento, así que no tenían que llamar a un taxi o a algún pariente para poder regresar a casa.

Una vez que bajaron del avión, recogieron sus maletas y se dirigieron al estacionamiento. Tom caminó junto a Michael, sosteniendo su diminuta maleta mientras su hermano revisaba su teléfono. Tenía casi 2500 textos en todas sus redes sociales, pero ninguno de los miles de textos erade Malia, seguidamente comprobó la última conexión de Malia en el WhatsApp.

"No se ha conectado desde hace dos semanas..." Murmuró y seguidamente sintió un escalofrío extraño bajar por su espalda.

El padre de Michael condujo todo el camino de regreso a su casa; Michael tenía un mal presentimiento sobre Malia, no podía dejar de pensar en ella, pensó que ella le enviaría un mensaje cada mañana mientras él estuviese fuera del país; al mismo tiempo que mantenía la esperanza de que Malia viniera a recibirlo en el aeropuerto con un cálido abrazo y un montón de besos, pero no, no sabía nada acerca de su novia. Sin embargo, ya estaba muy entrada la noche como para ir a la casa de Malia, y tenía que ir al instituto al día siguiente.

Michael despertó a la mañana siguiente con una sensación extraña, el mal presentimiento seguía allí, sus manos temblaban y el sudor frío se hacía presente en su nuca y espalda, sabía que algo andaba mal, pero no tenía ni idea de lo que era.

Se preparó para ir al instituto, tomó las llaves del auto, y se comió una manzana, luego subió al auto y se dirigió a una floristería para comprarle a Malia un hermoso ramo con seis rosas rojas y seis blancas, las favoritas de su novia; colocó el ramo cuidadosamente en el asiento del copiloto y se dirigió al instituto.

Caminó a través de los pasillos, sosteniendo el ramo de rosas en sus brazos, pero en cuestión de minutos cayó en cuenta de que todos lo miraban de manera extraña y el ambiente se sentía increíblemente tenso. Una vez que llegó a su salón de clase, dejó sus pertenencias en su respectivo escritorio y se dirigió a la pequeña banca de cemento donde Malia solía esperarlo todas las mañanas.

Un escalofrío volvió a bajar por su espalda tan pronto cuando vio que Malia no se encontraba en la banca; miró dentro de la clase de su novia para darse cuenta de que sus pertenencias ni siquiera estaban allí. Se volvió y tiró de su cabello desesperadamente, pero sus ojos se iluminaron cuando vio a Jackie, la mejor amiga de Malia, sentada cerca de las escaleras.

"Jackie!" La llamó con voz temblorosa.

"Michael..." Susurró.

"¿Has visto a Malia? No estaba donde solíamos encontrarnos todos los días."

Los ojos de Jackie se cristalizaron al mismo tiempo que bajaba la cabeza, cubriéndose el rostro con las manos. "T-tú... no sabes lo que le pasó a Malia, ¿Verdad?" Tartamudeó para luego soltar un sollozo.

Los ojos de Michael se abrieron de par en par. "¿Qué pasó con ella?" Preguntó preocupado.

Jackie sollozó. "E-ella s-..." Dejó de decir para luego romper en lágrimas.

"Jackie, por favor, dímelo." Una lágrima corrió por su mejilla, pero él la limpió rápidamente, seguidamente tomó a Jackie por los hombros. "Necesito saber."

"M-Malia." Ella lloró. "Se suicidó." Sollozó en voz alta.

Michael sintió su cuerpo paralizarse de una manera lenta, dejó caer el ramo de rosas y le propinó un puñetazo a la pared más cercana. "¡Mierda!" Exclamó, sintiéndose impotente, para luego echar a correr de vuelta a su salón de clase, tomar sus pertenencias y dirigirse a su auto. No podía creerlo, su dulce y amada novia no podía estar muerta. Michael golpeó el volante de su auto y rompió a llorar, ella significaba una gran parte de su mundo, y las últimas palabras que él le dijo no fueron propiamente adecuadas.

Se tomó del cabello sintiéndose frustrado, no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar, la única cosa de la que se sentía capaz de hacer, era llorar como un niño pequeño. Trató de calmarse a sí mismo, de esa manera podría manejar con seguridad, sin acabar teniendo un aparatoso accidente de tránsito. Una vez que logró calmarse, tomó las llaves de su auto y cayó en cuenta de cuán temblorosas sus manos estaban, tomó una respiración profunda y limpió sus lágrimas con la manga de su sudadera. Después de dejar el estacionamiento atrás, condujo su auto en dirección a la casa de Malia, él esperaba tocar la puerta y encontrarse cara a cara con su novia vistiendo aquel infantil pijama que él tanto amaba.

Michael llamó a la puerta y esperó con impaciencia, tenía sus manos dentro de los bolsillos ya que estas no dejaban de temblar, podía sentir el sudor frío corriendo por su espalda; se encontraba apunto de llamar a la puerta una vez más cuando esta se abrió de repente, descubriendo una Jennifer devastada, Michael trató de hablar, pero tan pronto como ella lo vio, sus ojos se cristalizaron.

"Señora Poezyn." Habló débilmente.

"Vete, Michael." Dijo tratando de mantener la calma.

"Y-yo quiero saber lo que realmente sucedió."

"¡Oh! ¿Realmente quieres saber lo que le sucedió a mi hija después de que la dejaste sola y le dijiste que un viaje tenía más valor que ella? Eres muy gracioso, Michael."

Sus ojos se llenaron de lágrimas, Jennifer tenía razón, había sido un completo imbécil con Malia solo por un viaje... Aun sabiendo que sus padres odiaban a su novia, él les dio el gusto cuando dejó a Malia. Michael sollozó al primer intento de hablar, pues las palabras estaban atoradas. ¿Qué hubiera sucedido si él se hubiese quedado aquí con su novia? Aquella pregunta bloqueaba su mente, era incapaz de pensar en alguna otra cosa.



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En el texto hay: desamor, depresion, esquizofrenia

Editado: 04.03.2021

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