Dereck, Un Diamante Incompleto.

CAPÍTULO 4

FELIZ LECTURA ◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇

Clarie le pasó la mano por la cabeza a Claver, intento bajar aquellos rulos rebeldes que la caracterizaban, siempre la ha considerado una aventurera llena de curiosidad y energía, pero el lugar que le había tocado vivir no era justo para ella, para nadie en realidad, pero para ella especialmente no lo era, recuerda poco de su infancia, pero hay unos de esos recuerdos que ve a una pequeña con un arco subida en un árbol, sin nada de miedo a las alturas y con ganas de saber que había más haya, lo que no podía recordar era ese más haya.

—No es tu culpa —Pauso y le levantó la cabeza sosteniendo su rostro entre sus manos—. Tenemos mucho quehacer; como madre, como esposa, como ama de casa; es así las cosas.

—Pero yo no estaba asiendo nada, me quedé dormida.

—eres humana Claver y los humanos se cansan. Esa pequeña va a aparecer quien sabe y es alguien que la tiene que solo quiere hacerte un mal, Darius es un estúpido y sabes que nunca que ha agradado él no debió decir eso —reprochó Clarie pasándole un vaso de Agua—. Pero, ¿no sospechas donde puede estar? ¿Quién la podría tener?

—No...no sé.

—Quiero que ahora descanses, iré a esta comisaría a poner una denuncia tal vez me hagan caso aquí. La niña es del norte, pero se trata de una niña y vivo aquí y soy su tía deben ponerme atención.

—Eso esperó, allá la están buscando; sabes que nosotras no podemos hacer nada por ser mujer, pero si pudiera la estuviera buscando yo misma —Dijo, mientras masajeaba sus cien. Intentó recostarse cerrando los ojos del cansancio, sintió el sueño apoderarse de ella.

—Lo sé hermanita lo sé.

*Sonidos del océano*
       *cánticos*


¿Dónde ella está? En agua está, donde nosotras podemos respirar, si llegas allí tendrás que llevar, un diamante azul tendrás que intercambiar." Claver abrió los ojos mirando el techo, poco a poco intento recordar donde estaba. ¿Una señal? ¿Un sueño? ¿Una revelación? No lo sabía, pero tendría que averiguarlo.

—¡Clarie! —Claver saltó de la cama llamando a su hermana.

—¿Qué pasa?, Mujer me vas a matar del corazón —dijo sobresaltada, entró a la habitación y la miró fija.

—la tienen sirenas.

—¿A quién? —Clarie se cruzó de brazos.

—A la niña, a Diana.

—¿Pero, cómo? ¿Estás segura? Mujer es imposible, además dado el caso las sirenas están bajo el agua como podría respirar y ya puse la denuncia me la recibieron.

—No sé, no sé, tengo que encontrar algo, es... Es una. Un, no recuerdo, pero creo que era azul, ni siquiera sé si esto es real. Tal vez no sea real yo solo... yo solo estoy loca, yo solo quiero que mi hija yo...

—Cálmate hermana —Clarie se sentó en la cama junto a su hermana y la abrazó —. Algo azul, algo azul ¿Hablas del diamante azul?

—Sí.... Algo así.

—Oí hablar de eso cuándo era pequeña, dicen que está perdido en el gran bosque, otros dicen que no existe aunque mamá dijo que sí existió.

¿—En serio? Tú me dijiste que noble creías nada a mi mamá —Clarie negó con la cabeza y Caminó hacia el armario sacando un bolso.

—Pensé que solo era un cuento más de nuestra madre, antes de morir me dejó esto escritos, dijo que se trataba de eso, del diamante azul —Clarie carcajeo—. Lo robó de una casa del norte, de una casa rica me dijo que lo guardara y que no se lo dijera ni diera a nadie.

—¿Qué es? —Preguntó Claver mirando la hoja de papel que ya se veía muy vieja, no podía entender casi las letras o verlas estaban algo borrosas. Le pasó la hoja a su hermana a ver si ella podía hacerlo.

—No sé leer, sabes que la educación era para una y te elegí a ti, siempre he pensado que eres más inteligente —Comentó Clarie sonriendo, Claver suspiró pensando lo mismo, no de que era la más inteligente sino de que ella se había sacrificado para que ella supiera algo de lectura.

—Yo sí —Dijo Darían parado en la puerta —Y tengo la vista más amplia.

—¿De verdad sabes leer? Pero, ¿Quién te enseñó? —clarie estaba sorprendida, estaba segura de que Darían no pasaba de los nueve años y por alguna razón las personas solo debían empezar a leer a los doce, dependiendo de la altura económica. Para empezar desde niños pequeños estaba solo para los hijos e hijas de las realezas y los nobles, las dos horas de educación que le daban cada día a ellos solo eran de cuentos tras cuentos sobre la historia de lovely.

—Mi madre me enseñó —Respondió el chico.

—¿eso se puede? —murmuró Clarie en un susurro ambas mujeres sonrieron. Claver se encogió de hombros, era algo así como ilegal pero mientras nadie se enterara todo estaría bien.

—Pásalo voy a intentar leerlo —Claver le paso la hoja al chico y empezó a leer —. Dice; Entrando al bosque; Pasando por la colina de las bu, … bru…

—Brujas! —Gritaron ambas mujeres sobresaltando al chico.

—Sí eso, cu-cru-zando el semen-cementerio de sombas-bras, allí está.

—Es como una dirección —comentó Clarie.

—Debe ser, pero nunca he creído en ninguna de estas cosas, Santo cielos —Claver dio vueltas sobre sus talones—. Tal vez es un castigo de los Dioses o de lo que sea que dirija este mundo.

—Oh, no digas eso hermana.

—Lo voy a buscar, voy para ese jodido bosque.

—¡¿Qué?! Claver estás loca —protestó su hermana.

—Tengo que hacerlo, si no ¿quien lo hará? Nadie. —Pero mamá, es peligroso, déjame ir contigo.

—No, no me voy a arriesgar contigo que te pase algo, quédate aquí.

—Claver tu hijo tiene razón, estás muy loca. Sé que extrañas a tu hija y la quieres recuperar, pero debes tener paciencia la van a encontrar —Su hermana intentó convencerla de que no hiciera tal cosa.

—¡No me voy a quedar de brazos cruzados aquí sabiendo que tengo en mis manos la posible solución de tener a mi niña! —Así hablaba ella cuando se molestaba, muy de prisa y a veces poco entendible —. Sé que soy una simple mujer, es más no soy una simple mujer, Santos cielo; quítense de mi camino, iré; mandaré a Darían con su abuela e iré.




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