Dereck, Un Diamante Incompleto.

CAPÍTULO 5

ESTAMOS EN SEMANA SANTA ESO SIGNIFICA QUE HOY ES VIERNES SANTO. Ahora sí; FELIZ LECTURA ♤ ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

Intentó caminar sin hacer ruido; cada pisada era bien precisa, lo menos que quería era ser notada por lo que sea que estuviera en este bosque, se paró un rato para descansar y luego volvió a su caminata, Claver hecho un grito agudo cuando se encontró con self una serpiente parlanchín que desde que la vio no paraba de hablar de como se la comería. Este no fue un caso muy caótico, ya que pudo escaparse de ella fácilmente porque esta era muy pequeña y bastante delgada. ¿Qué comía esa serpiente? Apenas había notado vida en ese bosque sin mencionar que la vida que notó fue la misma serpiente; luego de varias horas caminando nada de encuentros extraños y nada de chupa sangres como lo habían contado en el pueblo.

—Que tontería dice la gente acerca de este bosque —Comentó la chica aún caminando, subiendo y bajando pequeñas montañistas de tierra, fango y hierbas; iba tan segura en su caminata pensó que esta búsqueda sería pan comido, no; no hasta que se encontró con esa pequeña avecilla que se veía tan tierna.

—Hola, que hermosa eres —Susurró Claver, el ave se quedó mirándola como un bicho raro para luego comenzó a chillar alarmada ni siquiera la toco, pero esta gritaba como si le había roto una ala o algo parecido.

Claver había soltado una pequeña risita por la forma tan extraña de su sonido, hasta que no se contuvo más y se explotó a carcajadas inclinando su cuerpo poniendo sus manos él sus rodillas al ponerse derecha, de repente sintió un silencio y a continuación se sintió acompañada, la avecilla por alguna razón se quedó fijo mirando un punto en su espalda sin mencionar que ya había dejado de chillar, entonces lo supo estaba muy acompañada no por una sola bruja sino por muchas, miró a la altura de los árboles y allí estaban. Toda clase de brujas feas y extrañas saboreando y repartiendo entre ellas pedazos de su cuerpo.

—Quiero la cabeza —Gritó la primera tan fea y asquerosa encima de un árbol, sus figuras eran sucias, su cuerpo alargado muy delgado con vestido negro y mugriento. Entonces todo fue claro para Claver la vecina no era bruja vestía demasiado bien, estas si eran brujas de verdad.

—No, yo quiero la cabeza —Escuchó a otra, Claver estaba paralizada del miedo.

—Yo me conformo con un dedito —Habló otra señalando sus dedos. Claver pensó en correr, pero luego recordó que eran demasiadas; moriría y de una manera muy dolorosa, masticada por brujas sin dientes, aún más doloroso pues había recordado la primera mordida de Darían y que le había dolido tanto. Y pensar que dejaría a su pobre hijo sin madre por no llevarse de los consejos que su hermana mayor le dio. Las brujas se le pegaron y Claver no sé si por miedo o por qué en verdad eran feas comenzó a tirarle manotazos.

—La comida da duró —Gritó una de las brujas estrellada en el suelo.

—Agarren bien la comida malditas brujas —Gritó la bruja líder o la que parecía la líder, dos brujas la tomaron de los brazos, dos de las piernas y así la llevaron hasta un lugar parecido a una pequeña aldea, pero fea y descuidada con una colina al lado, una vez allí empezaron un ritual extraño para Claver, pero para ellas era la celebración de que por fin su dios le había mandado comida.

Claver estaba amarrada de un árbol mientras veía como las brujas prendían un anafe de piedra con mucha leña, eran aproximadamente diez brujas, pensó que está vez no tendría escapatoria, lo pensó porque la primera vez que se encontró con la serpiente hizo lo que le había dicho a su hijo, le desbarató la cabeza con una rama seca aunque esta no se había muerto; el caso con self era que había estado solo, pero aquí había diez, diez brujas. La soga con la que estaba amarrada se veía tan sucia y vieja que con solo un tirón se podría romper y así fue solo abrió más los brazos y la soga instantáneamente se rompió, las brujas estaban muy entretenidas arreglando todo, lo único que estaba atentó a ella era la endemoniada avecilla, tendría que correr por su vida como fuera o no lo cantaría nadie esto, miró un punto por donde podría correr y luego empezó a contar en su mente mientras hacía un mapa en su mente del camino que vio. Uno, dos, tres y empezó a correr de nuevo, de fondo escuchó el ave alarmada.

—¡La comida se escapa! —gritó una de las brujas y todas le cayeron atrás.

—¡son muy tontas no podía quedarse una conmigo atendiéndome, no tienen hambre en realidad! —Gritó Claver en medio de la carrera.

—¡Hay va, no la dejen pasar! —Gritó otra muy cerca y Claver al escuchar aquello corrió aún más, sinceramente esto en otras ocasiones le dará mucha risa, pero ahora corría por su vida, ya ni sentía los pies, pensó que estaba flotando entonces las brujas se devolvieron en cierto punto.

—Pasó —Se escuchó desde muy lejos, la voz era de una de las brujas que se detuvo primero.

—¡Ja! ¡Estúpidas brujas pensaron que me comerían! Pues no! —Le sacó la lengua en un modo infantil y se sentó en una piedra para descansar.

<Por poco muero, Susurró y luego comenzó a pensar el porqué las brujas se habían devolvido y que significaba "Pasó" literalmente no pasaron de un punto sino sé que devolvieron debía de haber un por qué de esto. No termino bien de pensar y ya la roca se estaba moviendo asiendo que ella callera al suelo.

—¡Comida! —Habló una criatura enorme, su voz era ¿roñosa? Y muy fuerte.

—Oh Santos cielos —Entonces supo que significa "Pasó" Claver se levantó para correr, pero la criatura la tomó por los cabellos desbaratando su chongo y abriendo la gran boca, apestaba horrible, la chica le dio una fuerte patada en la nariz a la criatura asiendo que esta la soltará cayendo al suelo, se dio con un tronco del árbol más cercano en la frente un chichón sobresaltó inmediatamente en el lugar, se levantó rápido y volvió a correr, era correr o morir definitivamente. Pasó algunas ramas y se escondió detrás de unos árboles grandes con piedras que tapaban ciertos lugares. Se sacudió un cien pies que bajaba por su hombro con un grito que tuvo que ahogar, acarició en círculo el chichón que tenía en la frente para apaciguar el dolor.




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