FELIZ LECTURA ◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇
La luz del sol la despertó, aunque no específicamente los rayos de luz, ya que los árboles muy grandes impedían el paso, pero si lograba entrar la claridad y el calor. Revisó todo su cuerpo para ver si encontraba algo extraño y suspiro aliviada, miró hacia abajo. Vaya sorpresa la que se llevó cuando vio un hombre desnudo acostado en el tronco del árbol donde ella estaba subida. Intento bajar poco a poco, pero se resbaló y claro al momento de levantarse comenzó a correr muy de prisa, no sabía si siendo un hombre comía carne, pero eso no lo iba a averiguar miró hacía atrás y no vio nada que la persiguiera al mirar hacia delante choco con algo muy fuerte, su frente se volvió a lastimar saliendo unas pequeñas gotas de sangre.
—¿En serio pensaste que te escaparía de mí? —El hombre se acercó a ella limpiando su sangre de la frente con un lamido y pasó su mano por el pecho de él para igual limpiar la que se quedó pegada, la cosa que le pareció muy rara a la chica fue que lamió su frente, ya que suponía que solo los chupa sangre hacían eso, consumir sangre. El hombre la miró y se agachó con sus piernas entre abiertas.
—No estoy... de acuerdo —dijo ella mirando sus entre piernas.
—No tengo la culpa de que la tenga chiquita —El hombre sonrió y se colocó una tela que cubrió su cuerpo, Claver sacudió su cabeza y gruño al escuchar su respuesta este hombre era demasiado alto su cabello era rubio y sus ojos eran oscuros—. Te huelo desde a noche, si quisiera cometer llamo a la manada sin pensarlo dos veces —Él le llamaba manada a dos más como él, en realidad no había más solo ellos tres que sobrevivieron en el ataque al reino hace mucho tiempo atrás, pero esto es algo que Claver no sabría ahora—. Estoy lleno y hay muchas cosas que cenar en este lugar —Miró a su alrededor —Por ejemplo ese lagarto —Señaló el animalito pegado en el árbol.
—Bien, bien me alegra que no me vayas a comer, entonces que te digo, mucho gusto, pero me tengo que ir —Claver empezó a caminar y sintió los pasos de él detrás de ella.
—Bien, si no llegamos a un acuerdo prefiero comerte... si no serás portadora de información de por qué estás aquí, mi manada tiene su guarida no muy lejano de aquí y bueno... —patio algunas hojas secas.
—¿Me estás amenazando? —Se volteó para darle frente. —Sí. —Ve a buscar tu manada entonces —Se giró dándole la espalda.
—Perfecto, adiós. Claver dejó de escuchar sus pisadas, se volteó y ya no estaba, y claro como cualquier humano pensante comenzó a correr; Claver corrió tanto que se sintió fatigada, se resbaló y cayó por una pequeña barranca haciéndose una pequeña cortadura en el pie derecho, se quejó de dolor y respiró profundo, rompió tela de su falda para tapar la herida solo debió decirle al malparido lobo lo que había de hacer y no estaría con el corazón en la boca en este momento, o por lo menos la mitad de la verdad porque no confiaría en él así de simple. Siguió corriendo y sintió el dolor apoderarse de su pie en la herida así que paró un rato, pero luego empezó a caminar y luego de horas encontró lo que parecía un cementerio.
—No encontraré una criatura que no me quiera comer —Con ese y otros comentarios Claver caminaba entrando en el lugar, sentía el cansancio y quién sabe cuánto tiempo había trascurrido desde su entrada al bosque hasta ahora, no durmió tanto a noche, pero tampoco podría dormir ahora, no aquí, no debía confiarse. Pensó en sentarse, pero prefirió descansar parada en caso de que se encontrara con uno de esos feos gigantes para correr de una vez, pero se rindió y se sentó quedándose dormida dentro de aquel cementerio.
"*Nos gusta cantar y solo en el fondo nos podrás encontrar"*
Claver despierta. (Susurro)
Se despertó confundida y recordó poco a poco lo que había pasado, se vio sentada en una de las lápidas. <Vaya, nada malo había pasado> igual esto era un cementerio tal vez aquí no entraba cosas malas.
—Sirenas de la mierda, si pudiera encontrar un libro que me enseñe como matarlas lo hiciera, pero cuando lo encuentre lo haré como quiera —Balbuceaba mientras intentaba levantarse, empezó a caminar mirando a ver si encontraba palos puntiagudos, pensó que ya debía estar armada, desde antes debió hacerlo.
Ella pensó que debió traer el arco de su hijo aunque solo tuviera dos flechas. Por lo menos para casar algo de comer pues llevaba una hambre tan grande que ya estaba dispuesta a irse a los golpes con cualquier criatura que se le ponga en el camino, no quería terminar de comerse todo el pan que traía en la bolsa. Este lugar era diferente a todos desde el inicio del bosque estaba bastante lejos de la colina de las brujas, de seguro este es el cementerio de sombras pensó.
<Si esas brujas, esa serpiente, ese ogro y ese jodido lobo intentaron comerme de seguro aquí quedarán mis huesos —Susurró caminando temblorosa por el lugar, de este lado no se escuchaba ruido, todo era total silencio entonces fue muy cautelosa, esperaba no encontrarse con un animalito tierno con sonidos extraños.
<Juro que lo mato desde que lo vea— Susurró otra vez pasando por ramas llenas de lodo.
—Estoy seguro de que no lo harás —escuchó una voz masculina hablar detrás de ella, de seguro era el lobo; ¿cómo la encontró tan rápido?
—Este sí es mi fin —volvió a susurrar mirando a todas partes sin moverse del lugar.
—No lo es, luego te volviste muy dramática —Apareció un chico encapuchado, se volvió sombra y luego apareció de nuevo en otro lugar y así sucesivamente hasta que Claver se sintió exasperada de una manera inquietante.
—Basta si, deja de moverte, ya sé que te puedes poner invisible y que no eres el jodido lobo —Dijo con un toque de seguridad y miedo sin hacerlo notar o eso pensó ella.
—Mírate casi te mueres solo con decir eso, ¿tanto miedo te doy? Oye; ¿Te encontraste con esos payasos? Me sorprende que sigas viva.
—No...no sé —Respiro profundo.
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Editado: 20.07.2022