Dereck, Un Diamante Incompleto.

CAPÍTULO 7

FELIZ LECTURA ¿Les esta gustando?

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El joven le había contado algunas tres historias muy largas de las que ya poco recordaba porque ya iba por la cuarta, pensó que prefería ser esclava que prisionera igual un amo sería menos aburrido que este hombre.

—¿Y qué vas a hacer Conmigo, Me comerás?

-Yo no comía carne -Se acercó lentamente observándola -Pero viendo la tuya como que se ve apetitosa.

-No otra vez.

—Uh no, no te la creas no como carne —El chico sonrió con burla y Claver se quedó mirándolo extrañada, era un hombre sombra, pero no sabía que comían... —. Y no; no como yerba.

—Bien... ¿Entonces? —Dijo rascándose las muñecas y tratando de romper la soga que le hacía el amarre, porque ya la había amarrado.

—No trates de romperlas, son fuerte tela de lino fino robada.

—Esa última información no te la había pedido, pero gracias por la confianza, ¿soy tu primera prisionera verdad? Se nota —Él sombra se echo a reír y se sentó en una de las lápidas—. ¿Y qué? ¿Te quedarás ahí mirándome?

—No sé que hacer contigo ahora, déjame pensar, y sí eres la primera prisionera.

—Pero yo sí tengo cosas que hacer tengo que encontrar un objeto.

—Tal vez te intercambie por el diamante azul, ese ogro daría lo que fuera por carne humana —El chico se levantó y camino hacia ella.

¡—Que, sí, digo no! Yo necesito ese diamante, en realidad vine por él —Dijo mirando al suelo por la cercanía que tenia el chico, no sé porque razón observaba su pupila.

—Algo extraño, un objeto perdido, pero que todos desde sombra hasta aldeanos y toda criatura existente sabían de él, pero nadie quiso buscar. Aunque yo sé dónde está —Dijo una vez alejándose de ella y señalando la lejanía—. Hacía ya.

—Necesito ir, pero no quiero que me intercambie porque lo necesito —dijo cansada.

—De acuerdo prisionera te llevaré, pero tienes que darme algo a cambio —Contestó sonriendo.

—¿Siempre sonríes?....

—Byron.

—¿Byron, así te llamas?.

—Sí —contestó y la desató, caminaron cruzando todas las lápidas hasta llegar a tierras limpias, encontraron un pequeño arroyo de agua y Claver entró para limpiar el lodo de sus sandalias.

—¿Y tú qué, no entrarás?

—No gracias me siento más cómodo así —dijo y siguió caminando, Claver salió del agua y corrió tras él. Byron se detuvo poniendo una mano en el pecho de Claver sin voltearse a verla.

—Detente, aquí hay algo —Byron se volvió sombra y recorrió todo el lugar hasta desaparecer, Claver se quedó parada y sintió unas manos tocar su hombro cosa que la hizo hechas el mismo grito que había aturdido a la serpiente.

—ummm, que pendeja —Byron caminó hacia delante negando con la cabeza y dejando a Claver temblorosa.

—Hijo de la...—Susurró Claver cuando empezó a caminar detrás de él; pensó en vengarse, tomó una de los palos que había guardado y se lo pegó en la espalda haciendo que el chico se volteara y se lo quitara.

—No, no, los prisioneros no pegan a el amo, oye niña, ¿sabías que Camilo te está buscando? —Dijo lo último cuando le quitó el palo de la mano, y tirándole lejos luego siguió caminando como si nada.

—¿Quién es Camilo?

—Un lobo.

—¿por qué me busca?

—Me dijo que tú eras de su propiedad que lamió tu frente y eso significa matrimonio o algo así no lo entendí bien.

—Ya vez, no soy tu prisionero... Mentira no soy de su propiedad y ya estoy casada. Con dos hijos.

—Dos hijos, tan joven —El chico negó con la cabeza—. Entonces eres mi prisionera.

—Claro que no.

—De hecho sí —El chico se encogió de hombros mientras Claver votaba chispa de las orejas, la tenía perdida, pero tampoco sería la inútil que no quiso la compañía de un lobo que probablemente sería mejor que esta así que empezó a bajar la guardia.

—Sabes que tu ni..—Comento Byrón.

—Tú tiene su nombre —Interrumpió Claver.

—Sí, yo tengo nombre te lo dije.

—Yo no estoy diciendo que no tienes nombre. ya lo sé.

—Acabas de decir "Tú tiene su nombre".

—Sí, porque me dijiste tú.

—¿Y como te digo?, ¿Yo?, Además no me dijiste tu nombre —Claver suspiró y se dio un toque en la frente con la mano abierta lastimándose.

—¡Sí! A eso quería llegar que no me llamo tú sino Claver.

—Ah ahora todo tiene sentido, además no dije tú dije tu eso es diferente y ni siquiera me dejaste terminar lo que iba a decir —Se encogió de hombros y siguió caminando.

—Perfecto un hombre sombra que vive en el bosque sabe más vocabulario que yo.

—Definitivamente —Claver prefirió quedarse callada para no empezar otra discusión, cruzaron algunas montañistas de piedras con pasto, hacía demasiado calor y el sol al parecer se estaba echando.

—Me ibas a decir algo —Interrumpió un silencio de casi una hora.

—Sí, te iba a decir algo, pero se me olvidó por tu maldita discusión —Claver palmeó su frente otra vez lastimándose por segunda vez y respiró hondo.

—Si hubieras aclarado lo que dijiste no hubiésemos perdido el tiempo discutiendo sobre algo tan estúpido.

—Tú eres la que vive en un pueblo ¿no? "La que estudió". Tú debías aclarar, ya que como yo soy una sobra del bosque, digo —Abrió sus brazos y luego los colocó en su cintura.

—Mira, ya déjalo así.

—No me digas que mire ¿Me enseñarás algo? Solo dime que lo deje así.

—Pero Byron...

—Tú sigues y sigues no te callas Claver. Ayy ¿así son todas las aldeanas? Que horror con razón mis ancestros las mataban y chupaban su alma —El chico frunció el ceño.

—¿Eso hacen los hombres sombras? —Byron no respondió y tampoco Claver le iba a suplicar que lo hiciera.

Cruzaron por unos, matizales de frambuesa que por cierto Claver se había comido una mata completa mientras Byrón la observaba.

—Ya estoy llena —Suspiró—. ¿No comerás? — preguntó pasándole una frambuesa el chico la tomó y esgrimió en sus manos.

—Soy una sombra, me alimento de otras cosas —Se levantó de la piedra donde estaba sentado como observador y siguió caminando.




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