CAPÍTULO 8

CONT. FELIZ LECTURA 
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—¡Corre Claver!, ¡corre maldita seas! —La chica empezó a correr mientras el más alto le caía atrás, una de las cosas que salvaban a Claver era que al ella ser más pequeña tenía ventaja de ser más rápida que el ogro.

Byron atacaba al otro de sombra a humano y así sucesivamente para que no le rompiera ningunas de sus costillas que mucho duraban en recuperarse y en ese tiempo no podía convertirse, Claver se metió en el hueco de un árbol, pero el más alto entró la mano y sin poder alcanzarla gritó tratando de arrancar el árbol de raíz. Byron logró derribar al más pequeño y corrió hacia Claver para ayudarla, está gritaba como loca dentro del árbol.

—¡Ayúdame Byron! ¡Ah! —El chico traspasó como sombra el estómago del más alto asiendo que este caiga al suelo quejándose, Byron sacó a Claver y está salió corriendo en la dirección del arco, pero el menor le salió al encuentro.

—¡Te comeré! —le gritó dándole un manotazo asiendo que Claver callera al suelo adolorida si no tenía huesos rotos pronto los tendría vio un palo seco y lo agarro con la mano izquierda pegándoselo entre las piernas, su brazo derecho había caído debajo de su cuerpo y su muñeca estaba zafada, el ogro menor calló de rodillas quejándose.

—Byron dale ahí —Señalo las entre piernas.

—Yo soy hombre, no puedo hacer eso, me da pena —Esto lo decía mientras peleaba con el ogro.

—¡Pena te voy a decir cuándo te agarré! —El menor seguía quejándose en el suelo encogido y Claver comenzó a correr para pasar el arco de piedra que la dirigía al otro lado, aún se sentía adolorida pero corrió. Byron con todo el dolor de su corazón tomó una rama fuerte y seca y se la pegó entre las piernas al más alto asiendo que esta callera al igual que su hermano de rodillas.

—Lo siento amigo, a mí me dolió más que a ti —Corrió cruzando el arco para alcanzar a Claver.

—Hermano mis huevos están blandíos.

—¡Cállate NI! Cállate. Byron buscó de un lado a otro a Claver por todo el camino, Susurró varías veces su nombre para no alarmar a las criaturas cercanas, siguió caminando hasta que la encontró recostada de un árbol cerca de un pequeño arroyo, se acercó a ella y tomó su brazo.

—¿Te duele mucho? —Cuestionó y Claver confirmó con un quejido—. Solo está zafada tu muñeca.

—Es muy doloroso —Comentó la chica.

—Sí, pero lo menos no te rompieron ningunas de tus costillas.

—¿Tú crees? —Sonrió y se quejó otra vez.

—También tienes la carne machucada de este lado. Se irá mejorando, a ver cómo arreglamos está muñeca —Reviso poniéndola boca arriba y boca abajo.

—Rompe tela de mi falda y por cierto devuélvame mi blusa.

—Mi plan no funcionó, pero por lo menos estamos vivos, digo estas viva, yo siempre sobrevivo —esto lo decía mientras rompía tela de la falda de Claver—. Ya no te puedes andar rompiendo brazos, te quedarás sin vestimenta —Sonrió y tomó el brazo de la chica—. Cuenta hasta tres para empatar la muñeca —Claver respiró profundo.

—Uno ¡Ah! —hecho un grito agudo al sentir el hueso ponerse en su lugar—. Dijiste que contará hasta el tres.

—Lo siento es que ya lo había contado en mi mente —Se encogió de hombros y terminó de amarrar la tela, se quitó la blusa y le ayudo a ponérsela

—No seas malo Byron —Claver lo miró con el ceño fruncido y este alargó más sus comisuras en una sonrisa.

—Descansa un poco antes de comenzar a caminar —Dijo y Claver asintió con la cabeza, terminó recostada en el árbol y de inmediato se quedó dormida.

<¿Claver? <¿Mamá?> Corrió hacia ella y la abrazó, ya no tenía vendaje y estaba ¿sana?

<Te extraño> dijo con lágrimas en los ojos.

<Mi pequeña, mi dulce y traviesa pequeña> la mujer acaricio su rostro <hija mía, no tengo mucho tiempo, no lo olvides, las personas más cercanas a ti son las que menos debes confiar.

—¿Pero de qué hablas? No entiendo. —Claver solo ten eso en cuenta, Byron, él estará contigo toma su ayuda.

—¿Lo conoces? ¿Cómo? ¿De qué se trata todo esto? Solo es un secuestro de sirenas.

—Nada es lo que parece Claver. —¡¿Qué?! —Despierta.

—No mamá, dime por favor.

—Claver despierta. Claver se levantó respirando agitada y mirando a todos lados. —¿Claver estás bien?

—Byron se acercó rápidamente a ella tocando sin querer su brazo.

—Ay

—Lo siento —Dijo el chico tratando de agarrarla, pero Claver se levantó del árbol alejándose de él.

—¿Me conoces? —Preguntó la chica.

—¿Qué dices?

—¿Byron me conoces? ¿Sabías que te encontrarías conmigo?.

—¿De qué hablas mujer? ¿Estás delirando? —Byron se levantó y comenzó a caminar pasando por su lado y dejándola atrás.

—¡Byron! —Grito Claver, el chico se volteó y le hizo seña de silencio y siguió caminando Claver caminó tras él con rapidez.

—¿por qué no me dices y ya? —Dijo aún tras él.

—No tengo nada que decirte, te llevaré donde se encuentra el diamante, además porque te conocería no soy hechicero, soy una sombra, una simple y solitaria sombra, solo te vi allí y me dio curiosidad nunca había visto un aldeano o aldeana por este lado entonces pensé...

—Byron —Lo interrumpió— Byron de acuerdo, entiendo, lo siento mucho no debí suponer por sueños raros.

—Ni siquiera me has dicho para qué lo necesitas y aun así te estoy ayudando como un loco —El chico suspiró —. Sabiendo el poder que tiene ese diamante te ayudo así sin más.

—Lo lamento.

—¿Me dirás para qué lo quieres?

—te cuento después, te prometo que es para algo bueno te lo prometo —dijo y se adelantó un paso más.

Llegaron a unas ruinas de piedras, unas eran bastante grandes otras eran muy largas y rasposa, los árboles no crecían en medio, sino al rededor de este lugar, claver sintió haber estado en este lugar antes, pero solo fue un flashback no muy claro tampoco precisó, pero ahí estaba en alguna parte de su cerebro escondido o tal vez solo era un efecto Mándela ya no estaba segura de nada. Claver caminó cruzando algunas rocas picadas y se resbaló cayendo en un hueco. El golpe fue más duro a comparación del que le había dado el ogro y se había lastimado la muñeca por segunda vez o tercera no recordaba bien.