Dereck, Un Diamante Incompleto.

CAPÍTULO 13

Sé que algunos esperan más tiempo en el desarrollo de la novela para votar, pero me ayudarían mucho que tan siquiera comentarán así sabría si les está gustando.  ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

En lovely día 1 de Claver irse al bosque. No hay fecha. ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

Darius se levantó bostezando y se percató de que su esposa no estaba en la cama suspiró, se tiró de la cama y fue directo a la habitación de su hijo el cual tampoco estaba. <Hora del juego> pensó malhumorado, volvió a su habitación y empezó a rebuscar en el clóset para ponerse ropa. Fue a la ducha y la sintió húmeda Claver se había dado tal vez el último de sus baños. Rogaba a todos los espíritus que ella no tuviera la idea de llevarse a su hijo al bosque después de que le revelen la señal, pero la conocía bien y sabe que nunca pondría a sus hijos en peligro el único problema era que ella no estaba tan enterada de ese peligro. Tal vez había escuchado rumores de hombres lobos y otras criaturas, pero nunca se había confirmado en la isla esto para mantener a los aldeanos tranquilos. Todos los aldeanos que sabían sobre eso tenían en claro que al momento de decirlo el que hablara y toda su familia se iban al carajo sin mencionar que los causarían de mentirosos y locos. La reina no quería escándalos, solo quería reinar.

Darius salió de la ducha y se vistió con la ropa que había acomodado antes, se alistó para salir de la casa montando su caballo en dirección al Palacio Real. En la entrada lo recibió el personal que se llevaba el caballo hasta que él lo volviera a necesitar.

—Esta listo, señora —Dijo al instante de entrar a la sala donde se encontraba la reina Leticia. Ella estaba desayunando, sonrió tomando una uva al mismo tiempo llevándola a su boca.

—Siéntate Darius, desayuna —El hombre se sentó frente a la reina al otro lado de la gran mesa. Le sirvieron en un plato algo de frutas y un vaso de jugo, entró otro hombre el cual era el marido de la reina, saludó con un gesto silencioso a Darius y este lo devolvió.  

—¿Sucede algo Darius? Deberías estar alegre de que tu reina esté alegre —Comentó Dariel. Así se llamaba a aquel hombre tomó la copa y bebió vino.

—Estoy contento de volver a internarlo.

—¡No parece! ¿No quieres perder a tu adorable esposa? Ya sabes cómo va esto Darius y te sigues enamorando de todas —Protestó la reina.

—No de todas mi señora. Claver ha sido especial. Me dio dos hermosos hijos.

—Preocúpate más de que yo consiga ese diamante y todo estará bien —La reina no tenía empatía alguna, se reflejaba en su reinado. Soltó una uva de su boca escupiendo y comenzó a comer otra.

—Yo quiero que usted cumpla su propósito señora por eso cumplí como siempre —Contestó Darius.  

—Bien —Susurró Dariel. Leticia se levantó de la silla y ambos hombres se levantaron junto a ella por igual en reverencia.

—Vamos, tenemos que seguir con el trabajo —Comentó. Ambos hombres fueron tras de ella entrando en una habitación donde había muchas figuras de mármol, también había una mesa circular con tres sillas y una esfera en medio. Los tres se sentaron en la mesa, Darius y Dariel se sentaron frente a la reina.  

—Dejaré que hagas esto Darius, es fácil; solo concentra tu talento en lo que quieres lograr —Musito Dariel; ambos hombres eran primos hijos de dos hermanos, habían ganado el puesto uno tras del otro, primero Dariel hechicero de gran categoría el cual pudo derribar y matar el hechicero del rey Jorge y segundo Darius el cual era más joven, hacía poco que había tomado el trabajo acompañado a la pareja. Darius colocó sus manos en la esfera asiendo que el objeto obtuviera el color morado en su centro subiendo como un humo hasta que no hubiera espacio dentro de la esfera para no ver más que ese color.

—Debes tratar de mandar el mensaje que las sirenas nos dieron a la mente de tu esposa —Susurró, aquello lo hizo para no desconcentrarlo cosa que Darius aún no lograba por completo.  

—Darius concéntrate deja de pensar —Habló la reina mirándolo con el ceño fruncido, estaba ansiosa de que empezara todo lo que había planeado.

—Eso trato de hacer mi señora —Dijo mientras apretaba sus ojos cerrados con fuerza. Suspiró algo pesado. Al final sentía que sería muy devastador hacerle eso a sus hijos. Literalmente mandar a la muerte a su madre.

—¿Ya lo hiciste?

—Estoy en eso mi señora.

—Mírame —Leticia quitó su mano de la esfera y este abrió los ojos para mirarla, Dariel no levantó la cabeza—. ¿Quieres recuperar a tu hija?

—Sí, pero usted ha hecho un intercambio con las sirenas y será difícil encontrar algo más preciado que la inocencia de Diana —Contestó Darius mirándola.

—Puedo hacer que la recupere Darius. Quiero que la recuperes, pero necesito ese diamante, lo necesito.

—Sí mi señora, lo va a tener en sus manos —Respondió poniendo nuevamente la mano en la esfera, cerró los ojos y citó algunos versos que lo ayudaron con la concentración. Tenía la esperanza de ver a su pequeña hija otra vez y perder alguien en el intento sería un sacrificio, pero al menos tendría a sus hijos con él o eso esperaba. Encontró cabida en la mente de Claver y mando los cánticos de las sirenas. Claver era una presa fácil de engañar cuando se trataba de sueños y revelaciones así que sería pan comido el que ella creyera que debía buscar el diamante para intercambiarlo por su hija, lo único que él no tenía en sus manos era que ella sobreviviera a las criaturas del bosque. Ocho intentos habían hecho desde la primera mujer hasta ahora. Siete mujeres que habían sacrificado sus vidas y una no se sabía que pasaría con ella.

—Listo no señora —Susurró, una gota de sangre salió de su nariz, se levantó del asiento y salió por la puerta hacia afuera.

—Gracias —Escuchó la voz de Dariel detrás de él, el hombre sabía el sacrificio que hizo era la primera vez que lo veía titubear hacia su reina.

—Claver es especial, Claver es especial —Susurró repitiendo en su cabeza una y otra vez al salir del castillo. Se montó en su caballo y fue hasta las extensiones del tren. Aún le quedaba un poco de esperanza, aunque sea verla por última vez bastaría para calmar su angustia. Compró un boleto para ir a visitar a la hermana tal vez ella estaba allí.




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