Derivé

Capítulo 13

 

—¿Quieres tomar unos días para leerlo?

Minie observó fijamente aquel conjunto de hojas que definirían los próximos meses de su vida. No respondió de inmediato, en su lugar, los tomó entre sus manos, paseando sus ojos por algunas de aquellas cláusulas. Prometía muchas cosas, entre ellas; pagar por sus necesidades básicas, proporcionarle todo lo necesario para desenvolver el papel, pagar por la estadía de su abuela en el hospital y un sueldo que sería depositado en su cuenta e iría en aumento cuando ya estuviesen casados. Esto, si todo avanzaba bien.

Y como el abuelo Campell al final sólo era un escritor; absurdo soñador, no había mencionado nada acerca del divorcio. Por lo que el abogado sumamente discreto que había asesorado a Bass sobre aquel asunto; sugirió que mantuvieran el matrimonio por un año al menos. Año en el que la fortuna sería asegurada para que no pudiesen retirársela a la familia Campell.

Al parecer para Bastian un año era suficiente, no necesitaban más, según él y su inusual positivismo; la gente no sospecharía nada... Aún no sabían cómo harían que terminase, pero había toda clase de sugerencias sobre la mesa, en donde por supuesto, ella terminaría siendo la culpable, porque Bass Campell era un pobre e inocente ser... claro.

Y en segundos; Minerva había obtenido con una facilidad brutal y vergonzosa más dinero del que podría haber ganado trabajando toda su vida. Pensó en sus padres, quizá aquel nombre sí le había traído algo de suerte, si es que podía culparlo. Aunque parte de ella sabía que la belleza era más responsable; los ojos azules que le heredó Annie a su madre y su madre a ella o el cabello rubio de su padre... pero no sabía porque su suerte le llevaba desdicha y no alegría.

—Ninguna persona fuera del contrato podrá saber lo que estas cláusulas estipulan —leyó en voz alta y él la miró.

—Es razonable... si se enteran de que mi matrimonio no es por amor, probablemente la herencia nos será arrebatada de forma irreversible.

Minie asintió, es razonable, imitó su voz en su mente.

— ¿Absolutamente nadie?

—Nadie —Bas sonrió un poco, en medio de aquella elegante cafetería solitaria aquello se sentía como algo ilícito.

— ¿Y si sospechan?

—Ahí es donde entran tus dotes actorales... debemos hacer que nos crean —la miró con determinación.

Minie bebió del refresco de manzana que había pedido, necesitando un poco de líquido en su boca seca como desierto.

Todo parecía sencillo; normal. Si aquello no resultaba por un error de Minie, Bastian tendría la opción de tomar represalias legales, pero, tomando en cuenta que ella no pensaba fallar y que él no parecía un desalmado total, no se preocupó por ello, entonces sus ojos se detuvieron en una de las últimas cláusulas.

—Los participantes podrán relacionarse con otras personas siempre y cuando se lleve a cabo con extrema discreción... ¿Es en serio? —sus ojos indignados aumentaron este sentimiento cuando él la miró con su sonrisilla cínica.

Bastian se encogió de hombros frente a ella.

—Es importante tenerlo claro. Si no haremos todo lo que un matrimonio verdadero hace... hay necesidades que cubrir.

Minie rodó los ojos. Se preguntaba internamente si en verdad no pasaría nunca; lo de ellos dos estando juntos. Quizá era demasiado inocente para pensar en ambos quemando tiempo con otras personas y luego fingiendo que eran felices; le provocaba un vuelco en el estómago.

Lo difícil no sería hacer que otros lo creyesen, era buena en eso. Lo difícil sería hacer que ella misma creyera que aquello no le causaría la mínima pizca de nada. Porque aún no comprendía del todo porque le molestaba tanto que, en vez de darle una oportunidad real, Bas convirtiera aquello en un contrato. Tal vez lo sabía; quizá estaba perdiendo la cabeza, quizá la culpa era de la forma en la que la miraba…. Era fácil creer que había algo más cuando Bass le sonreía con los ojos.

— ¿Y si hacemos lo que un matrimonio hace? ¿Seguirá en pie? —tomó toda su valentía mirarlo a los ojos, él dudó por algunos segundos, antes de asentir.

—No haremos nada a menos que ambos estemos de acuerdo. Si pasa, no será parte del contrato, pero... la cláusula seguirá en pie.

Minie dejó de mirarlo.

Aun si duermo contigo, no serás la única… eso había escuchado, eso es lo que había entendido.

No es que supiera mucho de contratos, no sabía mucho de nada, pero había terminado el bachillerato con promedio de excelencia, al menos podía notar que no era una estafa. Ya sabía algo importante sobre Bastian Campell; era un hombre de palabra. Porque tal como había planteado para convencerla de participar en aquella locura; ambos ganaban.

Extendió la mano en su dirección, no estaba segura de poder hablar después de lo que él había respondido a su pregunta, así que estaba pidiendo aquella bonita pluma de plata para firmar.

Cuando él se la entregó, Minie pudo observar sus iniciales grabadas en el objeto, justo donde las puntas de sus dedos se posaron para tomarla y trazar las líneas de su firma.

Y así de simple, estaba irremediablemente dentro.




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