El viernes India se despertó más temprano que de costumbre, mucho antes del horario normal para ir a la escuela – Y si les contara todo lo que me cuesta levantarla en las mañanas-
— ¿Estas lista mami? — entra como una tromba corriendo a la cocina, seguida de mi suegra que sostenía sus zapatillas Converse favoritas.
— Esta niña me va a poner en forma a la fuerza.
India se ríe, muerde una tostada, se sienta y toma las zapatillas que le entrega mi suegra.
— Tengo muchas ganas de viajar con mamá— comenta con la boca llena y recibe mi mirada de reprimenda de mi parte— ¿Qué?— levanta sus hombros — ¡Ahhh! La comida.
Sonrió y niego con la cabeza, es imposible enojarse con India — Nuestro primer viaje de chicas...— comento divertida terminando mi café— me encantaría que vinieras Lilí.
— Tranquila cariño— se ríe mientras se lava las manos en el fregadero— estaré entretenida con mis dos demonios en casa...
— Algún día podríamos ir todos ¿verdad?
— Seria una hermosa idea...
— ¿Saben dónde se hospeda Felix?— pregunta mi suegra alcanzándome la billetera que deje en la encimera.
— Si, en el mismo hotel hace cinco años— me rio— tu hijo no es una persona que de muchos cambios en sus rutinas— las dos nos reímos — ¿Vamos?— pregunto mientras India se pone la última zapatilla.
— Listísima— comenta con una enorme sonrisa que deja a la vista las dos ventanitas de dientes que acaba de perder.
Es mi hija y sé que mi opinión no cuenta, pero es la niña más bonita que vayan a conocer en sus vidas. Heredo el cabello rojo de la familia de Felix y tiene una combinación extraña entre mis ojos celestes y los marrones del padre, unos ojos grises que según el día se tornan azules o celestes.
El viaje no es demasiado largo, unas dos horas si el tráfico nos ayuda. Pero como India estaba tan feliz de hacer nuestro primer viaje solas, decidí tomarlo con calma e hicimos varias paradas en el camino, compramos mucha comida chatarra, mi hermoso auto es un chiquero de restos de comida, migas y algún que otro chorro de gaseosa derramado.
India no conocía el pueblo y su cara de asombro cuando comenzamos a recorrer sus pintorescas calles era todo un poema. Señalaba cada tienda que quería visitar y me comentaba todo aquello que quería hacer cuando nos encontráramos con Felix.
Llegamos al Hotel donde se que se hospeda cada vez que viaja, no es céntrico, esta más bien alejado del pueblo, está rodeado de bosque, tiene piscina y una bajada, privada, al rio, algo que le encanto a India, una loca del agua.
Entramos al Hotel, y mientras India esperaba sentada con la cabeza metida en su teléfono, me dirigí a la recepción:
— Hola— saludo a la chica que me recibe con una enorme sonrisa fabricada— Estoy buscando a Felix White, se hospeda con ustedes.
La chica teclea y mira la pantalla con el ceño fruncido — Lo siento señora, no tenemos ningún huésped con ese apellido ¿Esta segura que es ese el apellido?
— Si— respondo confundida ¿Me abre equivocado de hotel? Miro a India y no me parece lo mejor estar boyando de hotel en hotel hasta dar con Felix — ¿Podridas darme una habitación doble?
— Por supuesto...
Minutos después que me tomaran los datos, la chica me entrega una llave.
— ¿Papi está en el hotel?— pregunta India cuando me ve llegar con llaves.
— Parece que nos equivocamos de Hotel, pero pensé en dejar las cosas en una habitación, refrescarnos un poco y salir a almorzar mientras llamamos a papá ¿Qué te parece?
— ¡Me encanta!— exclama guardando su celular en el bolsillo de su pantalón vaquero, toma su valija con ruedas y corre hacia el ascensor — ¿A qué piso vamos?
— Segundo— respondo riéndome por el entusiasmo de mi hija.
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Mar-Tinez