Desafiando al destino

Prólogo

Ángelo

Observo la oficina en la que estoy y sonrío, hasta ahora solo había trabajado en pequeños negocios o en la compañía de mi hermano, pero ahora tendré mi propia empresa y eso me hace feliz, también sé que hará orgullosos a mis padres, miro mi reloj, prometí que hoy cenaría con ellos y no puedo faltar, mi teléfono suena y sonrío al conocer el número.

—George amigo mío —digo sonriendo saludando a un viejo amigo de la familia

—Ángelo espero estés bien

—No me gustan tus palabras —río caminando hacia el ventanal —¿sucede algo?

—Me conoces —él ríe —necesito un favor tuyo

—Pide lo que quieras

—Sabes que Gina estudia en Francia —asiento aunque no pueda verme, Gina es su hija menor de 21 años y una gran amiga.

—¿Ella está bien?

—Estudia diseño Ángelo y sé que has comprado una empresa de moda, ella quiere terminar sus estudios en Estados Unidos, estará en tu ciudad y no solo quiero que estudie, quiero que ya trabaje y se valga por sí misma.

—¿Andas mal económicamente? —alzo mis cejas

—No Ángelo, pero no quiero que Gina sea como Susan —dice refiriéndose a su otra hija, con la cual tengo un pasado aunque eso nadie sabe.

—Aún no entiendo lo que quieres amigo

—Quiero que le des trabajo a Gina y que cuides de ella, sobre todo que alejes a los hombres de ella, sabes como es Gina y quiero que llegue pura al matrimonio, ella está aquí comprometida desde hace años y lo sabes —paso una mano por mi rostro

—George

—Por favor Ángelo, solo confío ahí en ti y tu familia, ayúdame —me quedo pensando por varios segundos

—Está bien

—¿Lo prometes? —sonrío

—Lo prometo George, cuidaré de ella, es como mi hermanita —cuelgo la llamada sonriendo, no será difícil, Gina es un ángel, es buena, todo lo contrario a su hermana, es pura, tímida y una buena chica, jamás haría algo mal, jamás sería un dolor de cabeza, cuidar de ella será demasiado fácil, sé que nunca se metería en problemas.

★★★

Gina

Con rapidez comienzo a preparar la maleta, la cabeza me duele y los pies también, pero ya todo está hecho y debo irme de aquí antes de que sea demasiado tarde, siempre supe que cometía un error, pero no pensaba las cosas, solo quería ser como todas las chicas de mi edad, una chica normal que hace locuras, sin embargo, llegué demasiado lejos.

—¿Qué demonios haces Gina? —miro rápido a Mónica, una gran amiga cuando entra al cuarto

—Me iré, hablé ya con mi padre, volveré a Estados Unidos, le dije que estudiaría ahí y también quiere que trabaje, que me valga por mí misma —sonrío sin dejar de acomodar mis cosas

—¿Le dijiste la verdad?

—Claro que no Mónica —la miro —me mataría —admito con tristeza, papá me ama, pero jamás perdonaría mis errores

—¿Entonces?

—No me verá, no me ha visto en años, solo por llamada, quiere que pueda vivir por mi cuenta

—¿Pero a dónde irás? ¿Qué harás? No tienes dinero

—Habló con un amigo suyo, me quedaré en casa de este —sonrío pensando en Ángelo —él cuidará de mí, me dará trabajo

—¿Él sabe la verdad?

—No, Mónica no, nadie sabe la verdad pero Ángelo me ayudará

—¿Hablas del mismo Ángelo del que siempre estuviste enamorada de niña? —sonrío como boba sentándome en la cama

—Ángelo, sí, sería mi alma gemela si no nos separaran 12 años y si él no fuera tan correcto, solo me vio siempre como una niña, como su hermana menor, pero para mí era el amor de mi vida —tomo en mis manos mi diario, ese que escribí desde los 10 hasta los 18, donde solo escribía mis mejores momentos y en todos él estaba, diario que llevo a todos lado —al menos para la niña que escribió esto era su gran amor —murmuro con nostalgia

—¿Y crees que aún sientas algo por él?

—Solo era una niña, no lo sé

—¿Y Ernesto? —ese nombre me estremece por completo y me pongo de pie, cierro la maleta

—Precisamente por él debo irme, es malo, Mónica y me he dado cuenta demasiado tarde, no puedo seguir aquí y si él te busca no le digas nunca en donde estoy, nunca le hablé de mi familia ni sabe mi apellido

—No le diré

—Perfecto —me acerco a ella sonriendo

—¿Estás segura de que ese Ángelo te ayudará? —llevo mis manos al rostro de mi amiga

—Él es bueno, es perfecto, sé que sí

—¿Pero que le dirás cuando te vea Gina? A tus padres los engañas, es fácil estando lejos, pero Ángelo te verá y sabrá que dejaste los estudios, sabrá de ti, un embarazo así no se puede ocultar ya —paso las manos por mi vientre, no, es imposible, mi vientre está demasiado grande ya, son seis meses de embarazo, suspiro.

—Le diré la verdad Mónica y rezaré para que me ayude, solo él puede ayudarme ahora mismo —comento pasando las manos por mi vientre, casi esperando un milagro.




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