Ángelo
Dos días han pasado y aún no la encuentro, no entiendo a donde pudo ir, se suponía que no tenía dinero ni amigos aquí, la cabeza me quiere explotar mientras estoy en mi oficina, ya contraté a varios hombres para buscarla, hombres que serán sus guardaespaldas cuando ella aparezca, el hecho de estar embarazada de un delincuente como Ernesto puede ser peligroso y es mejor estar protegidos, tomo en mis manos el arma que compré y suspiro, espero no tener que usarla, cuando tocan la puerta de la oficina guardo rápido la pistola y mando que pasen, es la modelo rubia que siempre coquetea conmigo quien lo hace y tiene una bonita sonrisa en su boca.
—Alejandro te envía unos documentos —dice caminando hacia mí
—Sia —murmuro recordando ahora su nombre —¿ahora le haces favores a Alejandro?
—No estés celoso jefe —ella ríe sentándose frente a mi sobre mi escritorio —haría cualquier cosa para verte, hasta ser secretaria —me alejo un poco de la mesa sin dejar de mirar sus ojos
—¿Por qué estás aquí? Tengo entendido que no necesitas el dinero
—Me investigaste —sonríe —eso es bueno
—Sia
—Mi familia tiene dinero sí, pero me gusta mi trabajo —expresa cruzando sus piernas haciendo que su corto vestido quede mucho más corto, tenso mi mandíbula sin poder dejar de mirarla y me pongo de pie, ella descruza sus piernas y quedo entre estas, demasiado cerca de su boca, sé que debo alejarme, pero la tentación es grande.
—Me gusta que me llames jefe —ella ríe —y eres muy sexi Sia, pero quiero que respetes mi oficina, la empresa, trabajamos aquí —asiente como niña buena sin dejar de sonreír
—Entonces acepta salir conmigo esta noche —sus manos se pasean por mi pecho —vamos Ángelo, debemos divertirnos —sonrío
—¿Y a dónde me llevarás?
—A un bonito sitio en donde te vas a divertir —me guiña un ojo y baja de la mesa, yo me alejo de ella y asiento, feliz la chica sale de la oficina y respiro hondo pasando las manos por mi rostro, no debería salir, debo buscar a Gina, mi teléfono suena y tomo rápido la llamada.
—George amigo —sonrío nervioso cuando le hablo
—Ángelo no he podido hablar con mi hija, ¿todo está bien? Ella no toma mis llamadas —tampoco las mías y eso me preocupa, no dejaría de hablarle a su familia
—Está en casa, está bien —carraspeo por mi mentira
—Confiaré en ti —cierro mis ojos sintiendo culpa —en una semana estaremos ahí —de golpe abro mis ojos
—¿Estaremos?
—Toda la familia Ángelo, iremos a tu ciudad, ya compré una casa, nos quedaremos una temporada, tengo negocios hallá y aquí todos extrañan a Gina —la boca se me seca al escucharlo
—George
—No le digas nada a mi hija, será una sorpresa —me tenso, sorpresa se van a llevar ellos cuando la vean embarazada
—Sí, una sorpresa —escucho su risa
—Cualquier cosa llama Ángelo, esa niña es mi vida —la llamada se corta y suspiro mirando mi teléfono, maldigo en voz alta, Gina, sé que tendré problemas cuando su padre la vea y más si no la ve, necesito encontrarla ya.
Me muevo entre las personas buscando a Sia con la mirada, el lugar está abarrotado y la música demasiado alta, al verme ella me saluda con la mano y camino a ella, pensé que iríamos a algún restaurante, pero la chica eligió el mejor club de la ciudad, al llegar a ella me siento mirando hacia todos lados, algunas personas bailan y beben y otros parecen querer tener sexo, me alegra estar en la zona VIP del lugar y cuando miro hacia Sia esta coloca sus manos en mi rostro y besa mi boca sin previo aviso.
—No seas frío Ángelo —grita haciéndose escuchar por encima de la música y ríe —me gustas, ¿quieres bailar? —niego con la cabeza
—Soy malo bailando
—Debes divertirte —una de sus manos acaricia mi pecho —joder besas muy rico —murmura en mi oído haciéndome reír
—Sia —me callo cuando mi mirada se pierde en la parte de abajo viendo a la única persona que resalta entre todas con un vestido largo y un embarazo notable —Gina —susurro mirando como esta sirve bebidas en las mesas
—¿Cómo? —Sia me mira
—Discúlpame —me alejo de ella poniéndome de pie, escucho como grita mi nombre, pero camino hacia Gina, la cual cruza su mirada conmigo y entonces deja todo y sale casi corriendo, voy tras ella con paso rápido empujando a quien está en mi camino y jamás pensé encontrarla aquí, al salir por la puerta de atrás tomo su brazo haciendo que gire hacia mí.
—Te encontré —digo mirando sus ojos y ella traga en seco
—Déjame Ángelo, ya encontré trabajo —se suelta de mi agarre —y tengo donde dormir —abre sus brazos
—¿Trabajo aquí? Estás loca? Gina no debiste irte
—No quería darte problemas ¿vale? —sus ojos se llenan de lágrimas —fuiste claro al decirlo Ángelo y no quiero que sufras por una promesa que no debiste hacer a mi padre, olvídala ya, olvídame a mí
—Gina —me acerco a ella —he estado dos días buscándote como loco —ella ríe
—Se ha notado Ángelo, lo noté cuando entraste con esa chica —sus lágrimas salen —¿una modelo? Es muy bonita, no la dejes sola —ella se da la vuelta y echa a andar
—Tu padre vendrá —mis palabras hacen que sus pasos se detengan —dentro de una semana estará aquí en la ciudad, toda tu familia quiere verte Gina —está tensa y me acerco a ella.
—No —voltea hacia mí —no puede ser
—te extrañan —digo sin dejar de ver sus lágrimas y odio verla llorar —te verán, tus mentiras acabarán —más lágrimas salen de sus ojos
—Ángelo
—Pero si vuelves conmigo a casa te ayudaré —tomo sus manos —Gina déjame ayudarte
—No quieres hacerlo
—Y tú no debiste irte y dejarme —sonrío llevando mis manos a su rostro
—Te quiero Ángelo —dice dejando salir más lágrimas —y no quería darte problemas, quiero lo mejor para ti, por eso me fui —limpio sus lágrimas pensando en sus palabras, ¿cómo juzgarla si hice lo mismo con Hana?
—Vuelve a casa —asiente y me abraza, solo sonrío envolviéndola en mis brazos.