Gina
Entramos a la casa en silencio, ni siquiera puedo mirar a Ángelo a los ojos, siento vergüenza, él jamás debió saber sobre mis sentimientos aunque eso no es lo peor, lo peor es saber que tuvo algo con mi hermana y Susan sé que se encargará de recordármelo toda su vida, camino hacia mi habitación lo más de prisa que puedo y entro a esta, en pocos días mi padre me verá y sabrá toda la verdad, ¿qué le diré? No puedo hacer nada para que perdone mis errores, el querrá matarme y no va a querer que yo tenga a mi bebé o querrá darlo en adopción, tengo esa pesadilla desde hace meses, acaricio mi vientre con mis manos pensando en eso, haré lo que sea para proteger a mi bebé, volteo cuando siento la puerta abrirse y es Ángelo quien entra, suspiro sentándome sobre la cama.
—Debemos hablar —dice mirándome y me obligo a mirar su rostro a pesar de la vergüenza —Gina quiero que te alejes de Alejandro —alzo una ceja mirándolo sorprendida sin creerme lo que pide
—No pasará Ángelo —él abre sus ojos en demasía —Alejandro es mi amigo —resopla
—Alejandro no es amigo de las mujeres Gina, él solo quiere sexo —sonrío
—¿Y crees que soy estúpida Ángelo? —me pongo de pie —sé de sobra lo que quiere, no soy tonta
—¿Te gusta? —río sin creerme que pregunte eso —Gina
—No, Ángelo, no me voy a acostar con él si es lo que quieres saber y no porque sea un descarado, no me gusta, no te preocupes, él no me hará sufrir como —me callo mirando sus ojos
—¿como yo?
—Olvídalo, ahora solo quiero descansar como el doctor dijo que debía hacer y en la tarde Alejandro vendrá —tensa su mandíbula —lo veré y si no quieres que le vea en tu casa le veré fuera.
—Es mi amigo
—No pareces entonces un buen amigo —me acerco a él viendo como me mira incrédulo —Alejandro se ha portado bien conmigo, me hace reír, me hace bien.
—¿Y si se enamora de ti? —sonrío
—Tú mismo dijiste que solo busca sexo, él no es como tu Ángelo, dudo mucho que se enamore de mí como tú de Hana —veo como aprieta sus puños
—Te habló de eso
—Quiero estar sola ahora si no te importa
—Gina —Ángelo da un paso hacia mí, pero se detiene y respira hondo —solo quiero lo mejor para ti
—Lo sé Ángelo, pero no eres mi padre, ni mi hermano ni mi amigo —veo la tristeza en sus ojos —solo soy una desconocida a la que ayudas, eso lo dejaste claro y solo lo haces por mi padre, pero descuida, cuando papá me vea ya no tendrás que cuidar de mí.
—Mi propuesta sigue en pie Gina
—Sabes que no acepto eso
—Sabes lo que tu padre querrá —sus manos van a mi rostro y me tenso —George te quitará a ese bebé en cuanto nazca Gina, no dejará que una de sus hijas sea madre soltera —mis ojos se llenan de lágrimas —eso va a suceder y no quieres que eso pase, la única solución es que te cases conmigo y que todos crean que el bebé es hijo mío —Ángelo acaricia mi rostro con suavidad —piénsalo con calma, tienes pocos días —asiento con lentitud y él sonríe y se aleja de mí.
—¿Y Sia que piensa de qué te cases con otra mujer? —Ángelo me mira al llegar a la puerta
—No me interesa lo que ella piense Gina
—Entonces no deberías ilusionarla Ángelo, no la quieres, criticas a Alejandro, pero te estás comportando como él —Ángelo suspira y sale de la habitación sin decir nada.
Camino fuera de la casa con Alejandro, pero mirando a los hombres que hay por todos lados, Ángelo los contrató para mi seguridad y eso solo significa que tiene miedo, por supuesto, me odio por cambiar tanto su vida y todo para ayudarme cuando yo no he hecho nada por él, solo darle problemas, miro mis manos y respiro hondo, sé que la única forma de que mi padre no me quite a mi hijo es si estoy casada con alguien, pero no quiero arruinar así la vida de Ángelo.
—Joder Gina —miro a Alejandro cuando detiene sus pasos y se coloca frente a mí —no quiero verte triste, ni me hablas —sus manos se colocan en mis hombros
—No quiero seguir arruinando la vida de Ángelo
—No estás arruinando nada
—Solo causo problemas —suspiro —él ahora se queda casi todo el tiempo aquí sin ver a sus padres y tiene miedo del padre de mi hijo, soy un problema para él.
—En realidad le haces muy bien a mi amigo, antes de tu llegada era un fantasma —él ríe —ahora tiene de quien preocuparse —me alejo de Alejandro y camino hacia la piscina.
—Me iré en cualquier momento, no voy a esperar que los problemas de mi vida lleguen a la suya
—Gina sé que le quieres —menciona y le miro —le quieres y no como amigo, por eso te quieres ir y debo decirte que Ángelo también te quiere
—Sí, como a una hermana —comento con asco y él ríe
—Eres una chica inteligente, sabes que irte lejos de él no es la mejor opción —le miro —sin embargo, si te casas sí
—Supongo que Ángelo te habló de eso
—Es un gruñón, pero somos amigos y lo conozco —él pone una mano en mi hombro —le haces bien Gina, haces que no piense en Hana y eso es bueno y eso es algo que nadie había logrado hasta ahora, ninguna mujer —sonrío
—Le provoco demasiado dolor de cabeza para pensar en alguien más —Alejandro ríe
—Así es preciosa y claro, diga lo que él diga si quieres algún día olvidarlo conmigo, yo me presto —me echo a reír y me alejo de él negando, ya había tardado.
Luego de despedir a Alejandro camino hacia la cocina sintiendo hambre, me detengo en la puerta de esta al ver a Ángelo ahí cocinando y miro la mesa que hay aquí y que está llena de platos distintos, todos me hacen salivar, queriendo comerlos aunque sé que son demasiados para mí.
—¿Tendremos visita? —Ángelo rápido voltea y me mira sonriendo
—Quería saber que te gusta —señala los platos —así que preparé todo lo que sé hacer, bueno, faltan un par de cosas que ya salen
—Ángelo
—Quiero que cenemos juntos y conocernos mejor, no quiero que seas una desconocida para mi Gina —abro mi boca sin saber qué decir —y también quería pedirte perdón por como te he tratado estos días —me quedo como tonta mirándolo, así es imposible olvidar mis sentimientos, solo podré enamorarme más.