Desafiando su Corazón

Capítulo 21: Revelaciones y Redenciones II

Silas 

Arrodillado en el suelo, afuera de la sala del tribunal, siento como si el mundo se derrumbara a mi alrededor. Los recuerdos de los momentos compartidos con Nayla golpean mi mente con una fuerza devastadora, arrancándome el aliento y dejándome sin fuerzas para seguir adelante. El dolor que experimento es tan abrumador que amenaza con consumirme por completo, como si cada fibra de mi ser estuviera siendo destrozada en pedazos.

Cierro los ojos con fuerza, tratando desesperadamente de contener las lágrimas que amenazan con brotar. Pero es inútil. Una oleada de angustia me invade, haciéndome sentir como si mi corazón fuera a romperse en mil pedazos. En este momento, siento que mi vida entera ha perdido todo sentido, como si el futuro se extendiera ante mí como un abismo oscuro e interminable.

Nayla… mi pequeña Nayla. El pensamiento de no poder verla todos los días, de no poder estar a su lado mientras crece y se convierte en la increíble mujer que sé que será, es simplemente insoportable. ¿Cómo puedo seguir adelante sin ella a mi lado? ¿Cómo puedo enfrentar cada día sabiendo que está fuera de mi alcance, en manos de alguien que no merece su amor ni su cuidado?

El dolor en mi pecho es tan intenso que me cuesta respirar. Siento como si estuviera siendo arrastrado por una corriente implacable, incapaz de encontrar un resquicio de esperanza en medio de tanta oscuridad. En este momento, me siento completamente perdido, como si mi vida entera hubiera sido arrebatada de mis manos en un instante. Y no sé cómo puedo seguir adelante a partir de aquí.

En medio de la bruma de mi desesperación, escucho una voz que parece provenir de lejos, como un eco distante en la oscuridad. Al principio, apenas logro distinguir las palabras, pero poco a poco mi mente comienza a aclararse y reconozco la voz de Nick, que me está hablando con urgencia.

—Silas, respira —Me dice con voz firme, su mirada llena de preocupación clavada en la mía. 

Trato de seguir su consejo y tomo una bocanada de aire temblorosa, luchando por calmar los latidos frenéticos de mi corazón y recuperar el control sobre mí mismo.

—¿Estás bien? —pregunta Nick con un tono de voz que denota su genuina preocupación por mi bienestar. 

Su mano descansa con firmeza en mi hombro, como un ancla que me ayuda a mantenerme conectado con la realidad en medio de mi angustia abrumadora.

Sacudo la cabeza con dificultad, incapaz de articular palabra en mi estado de shock y desesperación. Pero la presencia reconfortante de Nick a mi lado me da un atisbo de fuerza para seguir adelante, aunque sea solo por un momento más.

—Vamos, Silas —continúa Nick con voz alentadora—. Tenemos que salir de aquí —Sus palabras son como un bálsamo para mi alma herida, recordándome que aún tengo personas en las que puedo apoyarme en medio de esta tormenta devastadora.

Con un esfuerzo titánico, me pongo de pie, sintiendo las piernas temblorosas bajo mi peso. Aunque el dolor y la desesperación siguen ardiendo en lo más profundo de mi ser, sé que debo encontrar la fuerza para seguir adelante, por Nayla, por mí mismo, por todo lo que aún queda por vivir.

—Silas… 

Dámaso se acerca, tratando de decir algo, pero mis emociones están tan revueltas que apenas puedo escuchar su voz. Lo aparto con brusquedad, negándome incluso a encontrarme con su mirada. ¿Cómo pudo traicionarme de esta manera?

—No quiero escucharte —murmuro con voz entrecortada, mi garganta apretada por la rabia y la tristeza. 

Cierro los puños con fuerza, sintiendo el impulso de descargar toda mi furia contra él, pero me contengo, consciente de que la violencia no resolverá nada.

Dámaso parece aturdido por mi rechazo, pero no insiste. Tal vez intuye la magnitud de su traición y comprende que no hay palabras que puedan justificar sus acciones. Me aparto de él, sintiendo una mezcla de decepción y dolor al pensar en la amistad que estaba empezando a forjar con él.

—No puedo creer que pensara que eras mi amigo —murmuro para mí mismo mientras me alejo, buscando desesperadamente un refugio donde pueda procesar todo lo que acaba de suceder. La confusión y el dolor me envuelven como una nube oscura, y no sé cómo podré superar esta traición y pérdida.

—Ven a mi oficina, hay cosas que debemos discutir. —Me pide Nickcholas. 

Conduzco hacia la oficina de Nick con la mente llena de pensamientos tumultuosos. Cada giro del volante parece llevarme más lejos de la realidad que conocía, hacia un abismo de incertidumbre y desesperación. ¿Cómo podré enfrentar a Nayla y decirle que hemos perdido?

Llego a la oficina de Nick y entro con pasos pesados, sintiendo el peso del mundo sobre mis hombros. Nick me recibe con una mirada compasiva, y su gesto me reconforta un poco en medio de la tormenta emocional que estoy viviendo.

—Silas, necesitamos hablar —dice Nick con seriedad, indicándome que tome asiento frente a su escritorio. Me siento con un suspiro, preparándome para lo que vendrá a continuación.

—Lo sé, Nick. Lo he perdido todo —susurro, apenas capaz de articular las palabras. Mi voz suena quebrada, reflejando la devastación que siento en mi interior.

Nick asiente con solemnidad, antes de continuar: 




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