Carla
— No preguntaré – espeta Frederick luego de pagar la fianza — pero debo confesar que te ves muy sexy de expresidiaria – dice burlón y con una sonrisa de coyote.
— Me parece bien que no preguntes, pero es de mal gusto burlarse de la desgracia ajena – el hombre aprieta los labios e introduce las manos en los bolsillos de su fino pantalón de marca.
— ¡Lo siento! pero no puedo verte como una víctima luego de que el Sr. Robert Parker Williams levantó cargos en tu contra por agresión física y extorción – abro la boca, tanto que dificulto volver a cerrarla.
— ¿Extorción? – grito mientras recojo mis pertenencias en la ventanilla donde se encuentra un hombre con uniforme — esa maldita rata me acusó de… - respiro profundo, cierro los ojos y asumo las consecuencias de mis actos.
Definitivamente la impulsividad no lleva a nada bueno, pero ese desgraciado me las paga porque si.
— Deberías ahorrarte los comentarios en la estación de policía cariño – Frederick me sujeta por la cintura y mi reacción es apartarlo — ¡no lo hagas! He dicho que soy tu novio para que me dejen pagar tu fianza – le hago una mala cara casi mortal. Sonríe.
— También pudiste decir que eres mi jefe y que hubo una terrible confusión – lo aparto de mala gana para poder pasar.
Estoy descalza y sin chaqueta, al parecer se extraviaron en el trayecto, no tengo problema con eso, pero sí con la denuncia efectuada por el imbécil de Parker quien se las va a ver muy feas cuando publique las fotografías que tengo en la memoria USB.
— Pero decir que soy tu novio es más gratificante para mi nena – sonríe chulo y pongo los ojos en blanco.
— Qué idiota eres Fred – se encoge de hombros sonriendo.
Salgo de la comisaria y una lluvia de flashes me baña al instante, cierro los ojos porque seré la comidilla del diario amarillista ya que soy yo precisamente quien critica el abuso de poder de los Millonarios de porquería sin embargo mi suerte mejora cuando reconozco el perfecto rostro de adonis de Robert Parker con una sonrisa triunfante.
¿Quieres guerra? Entonces eso tendrás. Le sonrío descarada y bajo la escalinata descalza y muy sexy, mientras Fred babea; el hombre que me mira desde la ventanilla del Mayback aprieta la mandíbula con molestia y yo atiendo a mis colegas haciéndome la víctima.
***
— ¿En serio el hombre quiso pegarte Carla? – me hago la ofendida dejando el cubierto en el plato con más ruido del debido, achico los ojos hacia Frederick para que sepa de mi enojo —. Es que no puedo creerlo ¡y no es que no te lo crea por supuesto! – levanta las manos pidiendo una tregua — pero es que Robert Parker tiene fama de hombre duro y me intriga que te haya atendido cuando ni siquiera suele dar respuestas a la prensa, además ya te he mencionado que no eres precisamente una dama en desgracia - resoplo enfadada.
— Pues no solo me atendió sino que vio las fotografías y el muy engendro no las tomó en cuenta…
— ¿Cuáles fotografías Carla Swift? – abro y cierro la boca dos veces, he hablado de más y ahora no tengo como defenderme — ¿no serán las fotos que tomaron los bomberos, o sí? – me muerdo el labio inferior — pero ¿te das cuenta de que has ventilado una verdad a medias? – asiento como si fuese una niña pequeña — ¡maldita sea Carla! – grita y no puedo defenderme — ¿te enteras que si esas fotos salen a la luz no voy a poder contar con Evy otra vez? – asiento de nuevo.
Resopla con enfado, niega con la cabeza como si yo fuera un caso perdido – y creo que lo soy – pero no puedo dejar de exponer a hombres como él que hacen daño a las personas que no se pueden defender. Frederick se larga del restaurante dejándome sola con el escrutinio de los comensales a mi alrededor. Respiro profundo y cierro los ojos para hacerme invisible como cuando jugábamos en el orfanato con los chicos y nos queríamos esconder de la madre superiora. Pero en la vida real no sucede de ese modo y las personas continúan hablando del pequeño show. Me resigno. Termino mi almuerzo, pago y me dirijo hacia la estación del metro para irme a casa. Mi teléfono vibra en el bolsillo de mi pantalón, no le hago caso porque al bajar me percato de que el tren se halla estacionado y corro hacia el.
Entonces al sentarme reviso el mensaje.
Pero es muy escueto…
“Hay personas malas que lastiman a los niños. SL”
Arrugo el entrecejo, no tengo idea de que significa y si alguien sabe leer entre líneas soy yo aparte de que las iniciales no se me hacen familiares.
Llego a mi apartamento y coloco la tetera en la cocina mientras me deshago de la ropa para prepararme un baño. Debo salir a una rueda de prensa con el comisionado de estado para cubrir la noticia, espero que Frederick me perdone porque de otra manera no voy a poder conseguir los insumos para llevarlos a los niños en el refugio. Preparo mi té mientras releo el mensaje y sopeso la posibilidad de llamar al remitente.
Lo hago, marco el número.
— ¿Hola? – responde una voz que suena muy frágil — ¿quién habla?
— Carla Swift – escucho el jadeo.
— ¡Gracias a Dios! – escucho una puerta que se cierra — ¿Carla? – asiento — te habla Sofía Lauren, fuimos compañeras…
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Editado: 20.11.2024