Desafío de Amor

5.- Familia

Emily

Las rosas lastiman mis dedos con las espinas, pero no me importa porque la señorita bonita me ha perdido diez y diez son cinco más cinco como dice mi Nana Sofía quien me enseña matemáticas, también tengo un libro de lectura y ya estoy avanzando, pero la Sra. Argelia (la bruja-vampira) dice que matemáticas es primero para contar correctamente lo que se vende y lo que se cosecha.

Hoy será un día muy especial porque yo solita voy a entregar esas diez rosas que son mi primer encargo y eso quiere decir que ya el orfanato no me va a comprar mis enceres y mucho menos mis dulces favoritos (los cuales no me compran por supuesto) ya seré indepen… indepen ¡bueno, lo podré comprar yo misma!

Mi idea principal es reunir todo el dinero que pueda para comprar una gran casa y llevarme a todos mis amigos de aquí para evitar que les peguen porque la Sra. Bruja es muy estricta con todos, ella aparece en mis sueños vestida como un ángel de labios rojos con una falda cortita y su esposo quien castiga a mis amigos tiene un par de cuernos y cuando se viste con mallas rojas ¡sí que da miedo!

Entonces cuando ya tenga una enorme casa con piscina, jardines y una gran cocina para comer lo que se nos antoje seremos muy felices con mi Nana Sofía.

Es decir… no es que me queje de la comida, pero la avena con pan duro no llena la panza y los frijoles provocan murmullos que hacen doler la tripa.

— ¡Emily! – levanto la vista de entre las rosas y veo a la Nana Sofía caminar apresurada hacia donde me encuentro con una pequeña charola en las manos — ¡aquí estás pequeña traviesa! – mis labios se curvan en una sonrisa hacia ella al escuchar ese apodo que con tanto cariño me ha puesto — ¿tienes idea de cuanto me preocupé cuando no te vi en la cama? – mira las rosas que he colocado en un pote con agua.

— ¡Hola Nana! – saludo sin prestar atención a sus regaños — ¿me prestas tus tijeras por favor? - señalo el bolso de jardinería que cuelga de su hombro — ¿eso es comida? – cambiando el tema para que no me regañe de nuevo.

— Sí, es comida señorita desobediente – me estira las tijeras — y se ingiere antes de salir a realizar actividades en la mañana – dice ya más calmada y con rostro relajado.

— Es que estoy emocionada y no me cabía nada en la tripa con las mariposas dentro – sonrío y me devuelve una mirada de osito cariñoso — ¿me perdonas? – resopla una risa y asiente — ¡gracias! Ahora si que tengo hambre – digo con las tripas mordiéndose unas con otras.

— Es bueno saberlo mi niña hermosa – me ofrece el plato y mis ojos se abren, hoy no hay avena ni frijoles, es un sándwich con pollo que se le ve el queso derretido.

— ¿En serio esto es para mí? – asiente.

— Te lo mereces – sonríe, pero sus ojos no se iluminan —. Hoy tendremos visitas ¿sabes? – arrugo el entrecejo — un par de familias vienen a conocerlos – ataco el sándwich haciendo un gemido como el de mi perro Bart (quien se encuentra atado a la cerca porque dañó unas flores ayer) — ¡y creo que buscan una niña preciosa! – dejo de comer, mi sonrisa se expande y las lágrimas quieren salir.

Respiro con dificultad, mi asma ha regresado en estos días más agresiva ya que la medicación es escasa en estos días. el doctor me dijo que no debía trabajar mucho y que las emociones me podrían causar una especie de conmo… conmo… ¡daño! Mi Nana abraza mi cuerpo tembloroso recitando una oración que no estoy segura si canta o llora, pero me calma.

— ¿Y qué pasará contigo si me llevan, irás conmigo? – niega y sonríe triste, pero segura.

— Yo siempre estaré aquí por si quieres visitarme – niego, ella no entiende.

— Tú eres mi familia junto con los chicos – digo con lágrimas asomándose en mis ojos —. Tengo diez rosas para una entrega, el dinero lo voy a guardar para juntar mucho más y poder comprar una gran casa Nana Sofía, Joira dice que si juntamos todos podremos – ya estoy llorando.

Quiero irme de aquí, deseo tener unos padres buenos que me amen y yo a ellos, pero Sofía y los chicos también merecen salir de aquí.

— Eso es mucho dinero y tardará un poco, pero nunca hay que perder la esperanza – ahora su sonrisa le llena los ojos de brillo — ahora come por favor, te quiero fuerte y sana para que te vean preciosa – la abrazo fuerte, ahora no si quiera irme de aquí.

***

A la hora de las visitas…

— ¡Pasen adelante por favor! – una pareja de personas que se ven agradables pasan a la oficina de la Sra. Argelia.

Me hallo sentada en el sillón donde me dejó Nana, la mujer me observa con curiosidad y sonríe, yo lo hago de vuelta y mi rostro se calienta un poco. Se acerca y me siento incómoda.

— Hola pequeña – dice y su voz es suave, cariñosa —, eres preciosa – sus ojos grises se rellenan de lágrimas y toco su rostro — ¿qué te pasó en las manos? – miro mis dedos.

— Estaba en el jardín jugando con las rosas y se lastimó – responde la señora por mí — no se dejen engañar por esa preciosa carita de inocencia, Emily es una traviesita – la miro con las cejas arrugadas, siempre se refiere a mí como la mugrosita o… no recuerdo, pero ¿traviesita?

— ¡Es lo que necesitamos! – dice el hombre sentado frente a la bruja — alguien que con sus travesuras y risas fuertes llene nuestro hogar – se gira, sus ojos llorosos me sonríen tristes.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.