Desafío de Amor

8.- Disputas

Carla

La mujer se acerca y mira con interés al millonario, pongo los ojos en blanco porque todas estas tipas son iguales y ésta en particular va a aprovecharse de la situación en cuanto sepa que Parker fue quien golpeó a Emily. Sin querer ser mal interpretada aclaro que no tengo ninguna afinidad con el sujeto, de hecho ni siquiera me cae bien es solo que un gesto de decencia como el que tuvo y el arrepentimiento que veo en esos ojos vale, si debo ser justa puedo decir que en realidad está dolido por la situación.

Difícil de creer de estas pestes con traje fino, pero él no tuvo la culpa porque esta preciosa Nenita se atravesó en su camino por error según las palabras de la chiquilla sentada como estatua en el rincón de la sala.

— ¿Y se puede saber que hace un caballero tan distinguido en este lugar? – indaga la mujer y yo pongo los ojos en blanco.

— Es que… - tartamudea como si no le gustara lo que va a decir — me disculpo de antemano, pero he sido yo quien golpeó accidentalmente… a la pequeña – baja la mirada y respira con dificultad.

— ¡Oh, Dios mío policía! – abro los ojos y me dirijo hacia el lugar — es usted el culpable de que mi pobre niña se encuentre en peligro inminente – grita la mujer de manera teatral, se nota perfectamente la mala actuación.

— Señora… señora yo costearé todo – dice tomándola en brazos cayendo redondito en la trampa— descuide que todo lo que se ofrezca lo pagaré sin restricción – exclama hecho un manojo de nervios soltándola como si quemara.

Esa serpiente venenosa se recompone y ya yo quiero golpearla por abusiva y a él por idiota, se ha dejado manipular.

— En ese caso consideraré no hacer una denuncia formal – el sujeto solo asiente y resoplo enfadada.

Ni siquiera sé por qué me enfado si ese hombre me puso en la cárcel y mintió sobre mi visita a su empresa ¡debería odiarlo!

— Quizás es porque ha hecho una buena acción el día de hoy – giro hacia Sofía mirándola con incredulidad.

— Si claro, una buena acción – espeto irónicamente — ¿y a tu parecer cual fue? – indago venenosa, pero no con ella — ¿golpear a Emily con su costosa camioneta o no dejarla tirada como un animal? – creo que fui un poco caustica, pero ella no lo toma a mal al parecer por su expresión y sonrisa.

— Es natural que no confíes, pero ya al no dejarla y estar presente aquí dice mucho de él – resoplo una risa igual de incrédula.

— Si, claro – respondo con rabia, pero controlada — dice de él que desea evitar un escándalo Sofía no seas tan inocente…

— Y tu deberías tener un poco más de fe…

— ¿Fe? – grito y todos a mi alrededor giran —. Ese hombre me echó a una celda por reclamar los derechos de los niños a vivir en un mundo limpio y sin porquerías químicas Sofía Lauren – informo disfrutando de sus ojos como platos — ¡me disculpo si no le otorgo el beneficio de la duda! – digo con solemnidad.

— ¿Él hizo eso? – asiento — ¡pero si se nota asustado! – iba a responder en el momento en el que sale un doctor indagando acerca de algún familiar.

***

— ¡Es mi protegida, es mi niña! – dice la mujer que no recuerdo su nombre.

— ¿Es usted la Nana Sofía? – abre y cierra la boca formando una fina línea. Molesta.

— ¡Soy yo doctor! – el galeno le hace señas para que se acerque.

— Es un placer – le sonríe y ella lo hace de vuelta — mi hermana también le sirve a Dios – expresa con orgullo.

— Gracias…

— ¿Y el diagnóstico? – inquiere la metiche con mala cara.

— La pequeña se encuentra fuera de peligro, solo fue un golpe – sonríe el buen doctor y yo respiro — nada más que un brazo escayolado y rasguños, tuvo mucha suerte considerando que la arrolló un tanque – todos nos miramos y el hombre descubre la mentirilla de la pequeña.

No puedo evitar reírme del pobre doctor que tiene la cara colorada de la vergüenza al haber sido engatusado por una niña de seis años.

— Disculpe Dr., yo fui quien golpeó la niña y conducía una Cadillac Escalade, no un tanque – el otro imbécil cree que diciendo eso la cosa se aplaca, pero el galeno es el primero que rompe en una sonora carcajada y yo no me eximo.

El imbécil me observa con mala cara y niego por la bufonada.

— Bien, la pequeña quiere que su Nana entre a verla – Sofía me busca con la mirada y niego.

Ella es su familia y no yo pese a que desde ayer que nos tropezamos no he podido sacarla de mi cabeza ya que sus preciosos ojos en ese momento me gritaban que la pusiera a salvo. Pero Sofía solo estuvo dos minutos en la habitación, al salir me señala para que ingrese y mi quijada cae al suelo en el momento que le dice al tonto Parker que entre también.

— ¿Yo? – Sofía asiente — pero… ¿qué quiere conmigo? – se acerca como si fuera una hoguera y lo quisiera incendiar.

— Creo que quiere darle las gracias por haberla traído a esta bonita clínica – me restriego la cara y los dejo en el pasillo hasta que se decidan.

— ¡Hola pequeñita! – su sonrisa se expande y esos bellos ojitos me engullen por completo, no puedo evitar que los míos se cristalicen — espero que estés mejor – beso su frente y ella suspira entrecortado levantando su bracito con el yeso — ¿Te duele? – niega.




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