Desafío de Amor

12. Segundo Round

Carla

Veo a Parker merodear por los pasillos como buscando a alguien, estoy deseosa de preguntar qué habló con Emily.

No estoy segura de querer que regrese al Orfanato porque cuando llevé la hamburguesa su carita era de susto y estoy segura de que la causa es Argelia.

Estoy tentada a acercarme y hablarle sin embargo me retracto enseguida no quiero que descubra que quiero romper la tregua, se le nota cansado y eso me satisface ya que no puede estar por ahí atropellando a niñitas inocentes para después ser el perfecto ejecutivo que dirige una importante empresa, observo al hombre mayor abordarlo y el otro que es su publicista, todos con cuello blanco, todos unos tramposos e irresponsables pretendiendo ser las mejores personas. No me pasa desapercibida la hostilidad cuando el hombre mayor le habla, tomo algunas fotos porque desde este mismo momento he levantado la tregua y esto me va servir para la noticia que muy amablemente entregaré al periódico local.

¡Tú me encarcelaste, tú me la pagas Parker!

— Me parece que llevas mucho tiempo aquí – escucho desde el rincón al hombre mayor hablar y como camino dos o tres pasos más adelante enciendo la grabadora — ¿pensé que solo había sido un accidente? – menciona y no entiendo nada, pero no apago el teléfono.

— ¡Claro que fue un accidente papá! – ¡bingo! — No entiendo cuál es la intención de hacer un drama por todo, si no quisieras estar aquí ya te habrías largado – vaya, vaya esto si que es interesante.

— Agradece que estamos en un sitio publico niño, de lo contrario te habría roto esa boca tan floja que tienes – esto si que es noticia de primera plana. Me doy unos golpecitos en la espalda por la suerte que me hago.

— ¿En serio crees que todavía soy ese niños? – resopla enfadado y me encanta ¡noticia nacional! Si fuese una persona pesetera la vendería, pero vivo con lo que tengo y punto — sabes que si me tocas voy a devolverte el golpe así que vete a la mierda…

— ¡Señores por favor! – interviene el metiche —. Robert si me disculpa, jefe, por supuesto – le habla al mayor — está haciendo lo correcto, acompañar a las personas con más necesidad y ayudarlos en su dolor ¡es lo que necesitamos!

¿Qué?

— Sí claro ¿no era eso lo que querían? – me atraganto con las lágrimas que no dejo salir —. Hasta le di un cheque a la mujer encargada del Chinguirito ese, prometiendo ir a llevar enceres y comida ¿contentos? – no soporto esta presión en el pecho y exploto.

Golpeo su brazo con fuerza lo que hace que gire hacia mí, conecto un golpe en la mandíbula que lo desestabiliza por completo, alguien grita mi nombre y estoy tan furiosa que ni siquiera me percato de la seguridad del hospital. Siento que me atajan, en el envión golpeo con mis pies el cuerpo del hombre trajeado que odio con toda mi naturaleza subversiva y dañina.

***

Yo tras las rejas, de nuevo…

— ¡Y esta vez no quiero que salga! – grita Parker a un policía — ¡nunca, pagaré lo que sea para que eso suceda! – señala furioso.

— Esa es el arma de los que no tienen razón Parker… el dinero – rebato con rabia, pero trato de que no se note — eres una porquería millonaria que no sabe más que defenderse con el “dinero de papito” – me burlo para provocarlo y resulta porque viene hacia mi como un toro.

Creo ver el humo salir por sus atractivos oídos de millonario asqueroso.

— Con mucho gusto golpearía tu rostro de niña mala si fueses hombre Swift ¡créeme que no existe nada en el mundo que desee más! – respira entrecortado casi asfixiándose.

¡Vaya que me tiene ganas!

— ¿Swift? – cito sus propias palabras de cuando estuve en su oficina, pero lamentablemente no me deja terminar.

— ¡Sí Swift, maldita Swift de porquería! – abro los ojos y sonrío, es una lástima que me hayan quitado el teléfono — eres un puto grano en el….

— ¡Robert! – el padre lo interrumpe y lo miro con ojos de cachorro mojado.

— ¡¿Qué?!

— Creo que es momento de irnos hijo – no me pasa desapercibida la renuencia del chico hacia las palabras de su padre — está bien, no saldrá por hoy – me observa de manera diferente, cálidamente, ofreciéndome una especie de reverencia con la cabeza.

¡Bah, no le creo nada!

— Creo que su hijo padece un síndrome de ira intermitente señor Parker-padre – insisto en molestarlo.

— No lo creo, tal parece que solo usted lo altera de ese modo – su hijo lo mira con ojos abiertos y resopla — debe ser algo que tienen los periodistas Srta. Swift, sin embargo agradezco en un futuro se mantenga alejada de los problemas – su tono es suave y relajado, no tomo sus palabras como una ofensa —, no creo estar en medio todo el tiempo y su agresión amerita levantar cargos en su contra y tengo entendido que ya esta es la segunda vez que sucede – respiro profundo irguiéndome para que sepa no le temo — esto no es una amenaza Srta., créame que no tengo el mínimo interés en usted o sus... noticias ¡por el amor de Dios, soy un hombre ocupado para estar con niñerías! – por alguna razón sus palabras me calan.

— Nadie es capaz de comprender el abuso, el maltrato de esos pobres niños – aprieto los labios conteniendo las lágrimas de nuevo, miro a ese par de pozos azules tan claros que me asombran —, no tengo interés en manchar el nombre de nadie – se escucha un resoplido y al mirar el hombre de publicidad tiene a Parker detenido —, el problema real es la consciencia de las personas pudientes que solo se burlan de los más débiles e indefensos – levanto el mentón y el hombre mayor asiente con una sonrisa que se me antoja genuina.




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