Antonio.
07 de diciembre, 2016
Sabía muy bien a lo que nos estábamos enfrentando. Conocía de lo que él era capaz de hacer o hacernos a todos los de mi familia. Sin embargo, me atreví a enfrentarlo a todo dar, incluyendo a personas que no debieron participar en esto.
Soy el culpable de la muerte de muchos. Lo que hice en el pasado me ha estado atormentando hasta el día de hoy y ahora con la muerte de él, tendré que soportarlo por el resto de mi existencia.
Se que hice esa promesa con mi esposa Rosa, pero ese día no podía quedarme quieto y solo observar.
– Vámonos, Antonio, ya se está haciendo tarde – me decía mi esposa.
– Lo sé. Solo quería despedirme de él –
– Quería darte tu espacio –
– Bien, ahora sí, vámonos –
Esto jamás me lo perdonaré.