Desaparecidos (libro #1 de la saga "Misterio Familiar")

Capítulo Doce

Elías

–Mis padres hace más de dos meses y un día que no están conmigo. He estado recibiendo mensaje de ellos. He intentado múltiples veces llamarlos, pero no tengo respuesta, me envía directo al buzón. Les he enviado muchos mensajes a su WhatsApp, pero igual, no tengo respuesta de ellos –le digo a Solange quien parece totalmente sorprendida–. Lo único que recibo de ellos son los mensajes.

–N-No sé ni qué decir, la verdad –es lo que dice.

Ella está realmente sorprendida ante lo poco que le he dicho y prefiero que solo sepa eso. No me mal entiendan, pero no quiero involucrarla a ella también. Aunque tarde o temprano ese sujeto puede hacerme daño y también a los que me rodean.

Solange está pensativa. Creo saber que debe de estar pensando.

–Y por si te lo preguntas, no, no creo que sea esto un juego. Llegue a pensarlo, pero eso me llevo a que ese tipo me dejara un mensaje donde me decía que esto no es un juego –digo y ella se sorprende a lo que he dicho–. Tengo miedo, te soy sincero, tengo mucho miedo y no quiero hacer nada que involucre a mis padres.

–Tranquilo, sabes que siempre puedes contar con mi ayuda. Quizás no sepa todo lo que te ha pasado, pero si necesitas de mi ayuda o no sé, consejos o algo, aquí me tendrás –dice mientras se levanta y me abraza–. Ya debo de irme. Mamá quizás esté preocupada. Aunque no llevo mucho estando aquí –ríe.

–Vale, te acompaño –digo, pero niega– Iré por un suéter porque está haciendo mucho frío afuera. Fuiste valiente al venirte bajo este frío sin uno.

–No es necesario, Elías. Gracias –dice mientras se dirige a la puerta–. Pero agradecería que me acompañes a casa para así mi mamá este “tranquila” –hace las comillas con sus dedos lo que me hace reír.

–Por mí no hay problema.

–Te espero.

Baje con un suéter para mí y uno para ella, quizás le quede un poco grande, pero no importa, todo para que ella no se resfríe. Es un poco extraño que últimamente ha estado haciendo mucho frío por las noches cuando no hemos entrado a invierno, pero no me quejo porque todo el día y todos los días han estado haciendo mucho calor. Aunque  con esto puede que nos de gripe.

Poco después llegamos a su casa. Doña Tatiana, madre de Solange, nos recibió en la puerta. Me pidió quedarme por unos minutos más y accedí, después de todo, quiero distraer mi mente para no recordar esa maldita llamada.

***

Esa sensación de que me persiguen aún sigue latente. Mientras me dirigía a casa esa sensación apareció, pero no era una mirada, ni dos, fueron varias y eso realmente me aterro. Gracias al cielo no pasó nada. Desapareció cuando entre al barrio.

Pero esto no me satisface porque tengo en claro que ese desconocido sabe dónde vivo. Lo comprobé, porque cuando entré a la casa miré todo desordenado. Varios platos rotos, ventanas rotas, etc.

Me tomó dos horas terminar de ordenar y limpiar todo. Son las once de la noche y estoy exhausto. Estoy en mi cama queriendo dormir, pero no puedo porque la persona que hizo todo eso podría regresar y entrar fácilmente por las ventanas rotas. El lunes buscaré quien las compongan.

 

14 de marzo, 2016

Voy con los chicos a una vidriería para que reparen las ventanas que fueron rotas el sábado por la noche. Tuve que decirles todo a ellos porque mentirles no iba a funcionar. Carolina fue la primera en saberlo el día de ayer cuando fue a casa y miró todas las ventanas rotas.

No tardamos en la vidriería. En dos horas enviarán a colocar los vidrios nuevos para las ventanas.

Carolina y yo vamos caminando a su casa. Los demás ya se han ido para sus casas. Llevo mucha hambre, tanto que se escucha mi estómago cuando ruge y ella lo ha notado. Por ello me pidió que me quedara en su casa para almorzar.

Entramos y doña Esmeralda sale de la cocina y nos recibe con un abrazo a los dos.

–¿Te quedarás a comer, Elías? –me pregunta ella viéndome fijamente.

–Sí, Carolina me lo pedía mientras veníamos para acá.

–Entonces deberías de irte a cambiar y luego regresas –dice dirigiéndose a la cocina.

–Es mejor que le hagas caso si no la quieres ver molesta o que te insista –ríe Carolina.

–Bueno, ya regreso –digo, tomo mi mochila y doy un beso a Carolina.



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En el texto hay: romance, accion, aventuras

Editado: 16.09.2019

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