Desaparecidos (libro #1 de la saga "Misterio Familiar")

Capítulo Veinte

20 de junio, 2016.

Me es difícil aún poder asimilar lo que ha pasado. Tuve que pasar la noche en casa de Carolina. No quisimos regresar a la casa de Solange. Quien después nos llamó preguntado ¿qué nos había pasado?

Al menos mi cuarto no resulto muy afectado. Logre sacar cosas como mi ropa y lo del instituto. Otras cosas ya no pude lograr sacar.

Sinceramente no creí que ese tipo llegara al punto de destruir donde vivo. Sí, considero que quiera hacerme "ver la verdad" pero no era para que destruyera mi hogar. Parece que tendré que mudarme a otro lado.

Estoy con Moisés sentado en la mesa que está frente nuestra sección. Las chicas están comprando lo nuestro. Estamos en recreo.

–¿Qué es lo que tienes, Elías? –pregunta Moisés dándome un vistazo corto y vuelve la vista a su celular. Parece muy entusiasmado que esboza muchas sonrisas–. He estado notándote triste y sin ánimos de hablar con alguien.

Solo permanezco en silencio, viendo un punto indefinido. La única persona que sabe lo que me sucede es Carolina. Solo espero que ella no se lo diga a Jolene y Solange.

–Supimos lo que te sucedió anoche, Elías –dice Jolene sentándose a la par de Moisés–. ¿Por qué no nos lo dijiste?

–¿Por qué tú te tienes que guardar todo lo que te pasa? Se supone que supone que somos amigos ¿no? Y los amigos nos decimos lo que nos ocurre –dice Solange y parece estar algo molesta por la manera en la que lo dijo.

–Es por eso que se lo dije, Elías –dice Carolina colocándose detrás de mí y me abraza–. Perdóname por decirlo sin tu consentimiento –me da un beso en mi mejilla derecha.

–Perdónenme por no decirles nada –les digo a todos–. Lo que quiero es evitar involucrarlos en todo es que me pasa con ese tipo. Quiero que estén bien...

–Hombre, nosotros ya te hemos dicho que cuentas con nuestra ayuda y que te saldremos de esto, juntos –dice Moisés y da un mordisco a su sándwich–. Así que, déjate de tonterías.

–No me guardaré nada de ahora en adelante –digo y tomo de mi gaseosa.

 

02 de julio, 2016.

En esta última semana han estado reconstruyendo la casa. Me fue extraño la primera vez, puesto que me encargaría de conseguir quien lo hiciera. Pero en lo único que pienso es que fueron mis padres lo que se encargaron de todo esto.

Pero desde el 19 de junio he estado viviendo en casa de Carolina. Me he comprado más ropa en los últimos días.

Estoy con Carolina, sentado viendo las tortugas que nadan en la fuente que está al Este del quiosco. Ella da de comer a las tortugas. Hemos venido aquí más por ella, puesto que ha querido que celebremos nuestro quinto mes de noviazgo. Aunque no sea la fecha correcta.

–Ya cinco meses, Elías –dice ella sin dejar de ver las tortugas.

–Cinco meses estando feliz a tu lado. Estando en tu casa siento que nuestro noviazgo se fortalece más –le digo y dejo un beso en su mejilla derecha.

Ha sido una tarde realmente maravillosa. Ha sido bueno salir, aunque con miedo. Porque hemos estado siendo asediados constantemente. Aunque dos días antes "aparentemente" nos han dejado tranquilos.

***

–¿De dónde vienen ustedes dos? –escucho la pregunta de Moisés sacándome de mis pensamientos.

–Del parque –le responde Carolina– Ahora mi pregunta es ¿dónde van ustedes dos?

–Vengan con nosotros y lo sabrán –responde Alejandra. Vaya, ni cuenta me di de la presencia de ella. Necesito prestar más atención.

–¿Vamos mi amor? –pestañea constantemente Carolina lo que me hace reír.

–Vamos pues.

–Está bien, está bien, pero no se pongan empalagoso –dice Moisés–. Por cierto. Felicidades a ustedes dos. Tarde, pero seguro.

–Muchas gracias Moisés –dice Carolina y lo abraza.

Nos acercamos al malecón. Bueno, con que aquí venían ellos dos.

Una noche divertida no estaría mal ¿no?

 

03 de julio, 2016.

Me levanto temprano. Bajo a la cocina a tomar un poco de agua. Como me lo esperaba, todos están dormidos. Aprovecharé para preparar el desayuno para todos.

Veo que hay pocas cosas en el refrigerador como para preparar el desayuno para todos. Al menos ya me he bañado. Iré a comprar al mercado. Solo espero que nadie se despierte.

La llamada de Carolina me hace detener. Contesto mientras hago mi última compra.

–¿Dónde estás? –pregunta ella y la escucho bostezar.

–Estoy haciendo unas compras para hacerles el desayuno –le respondo y pido a la señora lo que necesito–, ¿por qué?

–Me tenías preocupada –dice ella.

–Tranquila, ya solo me falta una compra.

–Aún no se han levantado mis padres. Apresúrate para que te ayude a prepararlo.

–Está bien.

–Te espero –dice y finaliza la llamada.

Hago el pago y la señora me extiende las cosas. Bien, ahora a la casa de Carolina.

Paso por las ventas de artesanías y me detengo en seco, cuando observo que a lo largo que una señora está llamándome. Veo tras de mí y no hay nadie, exceptuando los vendedores. Ella sigue llamándome. Tendré que saber por qué lo hace.

Deja caer un pedazo de hoja y comienza a caminar. ¿Qué habrá sido eso?

Recojo la hoja. Busco a la señora, pero ya no estaba. Pregunto a uno de los señores que está cerca de donde dejo caer la hoja. Me sorprendió la respuesta, pues que asegura no haber visto a ninguna señora dejando caer la hoja. Al menos la que tengo en mano. Dice:

<< Ya puedes volver a casa, hijo. Tu padre y yo estaremos esperándote. >>

Esto definitivamente debe ser una broma. Pero pienso lo contrario puesto que la letra es de mi mamá. Es fácil de reconocer.

Pienso ¿realmente mis padres estarán de vuelta? Aunque descarto el hecho ya que la casa aún no está del todo reconstruida. Aún le falta.

Por un momento creí que la señora que me estaba llamando es mi madre, pero viene la pregunta ¿por qué huyó? ¿por qué no me esperó a que me le acercara? Es raro.



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En el texto hay: romance, accion, aventuras

Editado: 16.09.2019

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