Desastre en la pista

4. No es divertido

AD_4nXco__3myHsf-u926bYGA-3TgAE2a0EqK-mEarZVSZmcHzaW2ia9n_Vcq_lzkG4gatpIPKNSEIVkWDPFsMihC-VUTyow7S3THbcHYbTI7hDrPXUKj0NzPJ-n6EMAtXqriBdoMvok5w?key=2fxqYF1Dw7dZoXealJzuxg

Loca, psicópata, maniática, desquiciada y… hermosa. Así era la mujer con la que había chocado dos veces ese día, misma que ponía en duda algo más que su cordura, puesto que con su ex, todo fue diferente. Una noche y pum, el escándalo de que ambos estaban juntos no se hizo esperar.

Para su buena suerte, su pequeño estaba tan dormido en el asiento trasero que no se dio cuenta de nada. Había llamado nuevamente a su ex para decirle todo lo que pasaba con su hijo, en donde ella claramente negó por completo de que tenía alguna enfermedad. Era uno de esos momentos en los cuales deseaba completamente eliminar a esa mujer, pero por lo que pasó en su divorcio, a la primera persona que iban a buscar sería a él.

Dejó a Yoman en su cama, no sin antes asegurarse de que su hijo estaba bien sin malestares. El hecho de que su hijo tuviera una enfermedad ya era mucho. Lo que menos quería en ese momento era tener que estar viajando, porque Yoman tendría que cambiar de escuela.

El timbre de su hogar lo sacó de sus pensamientos, y él supo de quién se trataba de inmediato. Era su ex. Ella tenía que darle muchas respuestas, porque no iba a morirse con eso adentro. Cerró la puerta con mucho cuidado, prosiguió a bajar las escaleras, para ir a la cocina y abrirle la puerta desde ahí.

Jassie entró a su hogar con cara de aburrimiento. La misma mujer que años atrás le arruinó la vida y que en sus manos tenía evidencia de que supuestamente era algo que no era.

— Ya estoy aquí —Jassie dejó su bolso en la mesita—. ¿Qué es lo que tanto quieres de mí?

—Fui al hospital a llevar a Yoman y me dijeron que mi hijo tiene una enfermedad hereditaria —la encaró—. ¿Por qué no habías dicho que en tu familia tenían eso?

—No sé ni siquiera de qué me estás hablando por el amor de Dios —Jassie cruzó los brazos en su pecho—. Sin embargo, mi madre me comentó que ella tuvo una enfermedad y que me la pasó a mí cuando era una niña, tuvo que ser esa. ¿Ahora qué quieres que haga?

—¿Y no pensabas decírmelo? —Azriel iba a matarla—. ¡Es tu hijo!

—Hey, no me grites, porque te recuerdo que no tienes derecho a hacerlo —ella miró nuevamente la sala—. Me gusta esta casa, aunque algunos cambios se verían mejor.

—No me hagas perder el tiempo con tus estupideces, Jassie —siseó—. Me hiciste tantas cosas durante el tiempo que estuvimos casados. Ahora mismo iremos a que te hagan unos estudios y…

—Nadie me hará nada —Jassie se acercó a Azriel—. Por si me haces algo, te recuerdo que tengo una grabación tuya y este encuentro lo están escuchando —se burló—. Además, sé que tienes una carrera en los próximos días, luego de eso…

—Jassie, no me importa que tengas la ayuda de mi madre en esto. La verdad es que me da igual todo —masculló—. Te recuerdo que también sé cómo defenderme, ya me tienes harto con tus amenazas.

—Azriel…

—Azriel nada, perra maldita —bramó—. Es tu hijo del que estamos hablando, un pequeño ser que no se merece nada de la porquería que tiene como madre —respiró hondo—. Lárgate de mi casa —apuntó hacia la puerta—. Te recuerdo que ahora, más que nunca, si mi hijo se muere, no me detendré en nada y te mataré con mis propias manos.

—Quiero ver que lo hagas, amor —ella le guiñó el ojo—. Nos vemos —ella tomó su bolso—. De todos modos, te recuerdo que debes enviarme la mensualidad. Soy una madre triste con un hijo que está a nada de morir.

—Una madre que no merece ese nombre.

Jassie sonrió con altanería y salió de su hogar. Azriel tuvo que dejar salir el aire que tenía en sus pulmones retenidos, observó su mano, la cual se encontraba peor que nunca por lo que acababa de pasar con esa mujer. Se pasó una mano por el cabello, sintiéndose más exasperado que nunca. Tenía que pensar bien las cosas, puesto que otro escándalo lo llevaría a la ruina de su carrera y era lo que menos deseaba, puesto que su hijo saldría afectado.

A la mañana siguiente, estaba entrando a una locación en dónde estaban reunidos todos sus compañeros para las entrevistas. Dejó a su hijo en un pequeño cuarto con otras personas, asegurándose de que estuviera cómodo y que nadie lo iba a molestar.

—Si viniste —dijo el director del equipo—. Tu manager nos informó que podrías estar aquí en cualquier momento.

—Nunca me creen —Logan, su mejor amigo, apareció—. Me voy de vacaciones por un tiempo y creen lo peor de mí.

—Te vas de vacaciones cuando todo está encima —el director blanqueó los ojos—. Supongo que ahora…

—Ahora mi cliente irá a dónde tiene que ir para la dichosa entrevista —Logan sonrió sin mostrar los dientes—. Sería bueno que como director del equipo, te tomaras el tiempo de verificar que todo esté bien.

—¿Estás cuestionando mi mandato?

—Solo ve a lo que sea que te toque hacer, porque no me quedaré todo el día en este sitio —Azriel se metió—. Adiós.

—Un día de estos ese hombre me va a matar —Logan chasqueó la lengua—. Vi que trajiste a tu hijo…

—Siempre traigo a Yoman, pero ha pasado algo —Azriel señaló un pasillo para poder hablar con él—. Mi hijo tiene una enfermedad, aún siguen haciéndole estudios, pero es hereditaria.

—¿La tienes tú?

—No, sabes que siempre me hago estudios correspondientes y estoy sano —suspiró—. Jassie fue a mi casa, me recordó lo poco agradecido que soy con ella —levantó las cejas—. Ni siquiera le importa su hijo. Es como si Yoman no existiera para ella.

—Lo lamento tanto, amigo —Logan le dio unos golpecitos en la espalda—. Espero que todo se solucione pronto, puesto que necesitas un largo respiro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.