Era insoportable verlo, debía mantener mi compostura; su acompañante era una mujer muy hermosa lleva un traje rojo que acentuaba su figura con una abertura hasta el ombligo dejaba ver sus perfectos y redondos senos que no se movían para nada, no había que ser experto para saber que son operados, dejaba ver su espalda descubierta y con una gran abertura desde la pelvis hasta el tobillo para mostrar sus largas y tonificadas piernas, todos los invitados se quedaron mirando a la despampanante mujer, su cabello era liso y rubio, estaba segura que era modelo y para él no era muy complicado encontrar a una mujer de esa clase; mientras tanto Alexander estaba con el traje que escogí para él esa mañana, se veía muy bien, a él todo le quedaba bien. Todos en el gran salón se veían perfectos a excepción mía, tenía un vestido negro algo entallado y un saco blanco, como la organizadora del evento que Alexander me obligo hacer completamente sola.
Su reto lo acepte no entendía muy bien porque había cambiado tanto en tan solo tres días el Alexander tierno, dulce, cariñoso y risueño desaprecio convirtiéndose en un ser desagradable, tosco y soberbio. Quizás no con todas las personas, pero si conmigo, llegue al punto de rendirme y renuncia, pero no iba hacerlo el no me podría ganar, aunque me hubiera lastimado, podría demostrarme a mi misma lo fuerte que era y que nadie podría pisotearme incluso el hombre del que estaba enamorada, así me haya destruido como una copa al caer al suelo.
Caminaba junto a esa chica, saludando a todos con una amplia sonrisa, la educación no podía faltar para él, las personas de otras empresas se acercaban y seguía siendo cordial, ahora pasaría por mi lado. Me ignoro totalmente era lo que menos podía esperar, mi cabeza no lograba procesar lo que había pasado con él. Aunque cada vez que intentaba analizarlo, me daban ganas de llorar.
Los minutos empezaron a transcurrir y era hora de leer su discurso, espero que haya quedado bien mordí mi labio inferior, lo escribí a las 2:00 am. Y no había dormido bien en casi dos semanas por estar planeando esta fiesta. Empezó a leer parecía contento eso era un alivio para mi hasta que llegó a la mitad y su ceño se frunció un poco, pude notar que las personas se miraban entre ellas, no podía creer que lo que escribí era la cosa más aburrida de toda la historia, ahora estaría metida en un serio problema.
Alexander termino su discurso muy disgustado, se bajo del escenario y todos aplaudimos no se si por cortesía o porque era el anfitrión, salí un momento al balcón a tomar algo de aire, sabia lo que me esperaba y no quería ahora tener que lidiar con las quejas de Alexander primero verlo con esa mujer, su trato desde hace más de un mes y ahora con esto, no podría soportarlo.
― ¡Lauren! ― Escuche su voz detrás de mí, cerró la puerta del balcón, no quería girarme para verle la cara, solo me quede petrificada mirando los prados y pequeño estanque que tenía el club.
― ¡Lauren te estoy hablando! ― Dijo más cerca. Tenia que hacer algo sino se iba a enojar mucho más.
― ¡Lo se! ― Grite. ― ¿Qué necesita señor Mills? ― Dije sin mirarlo a la cara.
― ¿Qué fue eso? ― pregunto muy enojado.
― el discurso que me pediste... perdón me pidió. ― Tome aire y suspire.
― Eso fue una mierda quede en ridículo frente a todos mis socios. ― Toco mi hombro y me gire para verlo. Estaba agitado al igual que yo, solo que él en ese momento lo consumía la rabia, sus profundos ojos azules me miraban sin siquiera parpadear, aunque tuviera tacones puesto aun no alcanzaba a mirarlo a los ojos sin levantar mi cuello.
― Eres un desgraciado. ― todas las cosas que estaba guardando ya no las podía retener, parecía que iba a empezar a salir todo en ese instante, tenia tantas cosas que decirle que era un cretino, pero antes de poder hacerlo nos interrumpieron.
― Alex ven, nos quieren tomar unas fotos. ― Dijo la chica que era su acompañante.
― En un segundo voy Natha. ― Tome aire y mordí mi lengua para no decir nada y sobre todo para no llorar más, trague saliva muy fuerte, no se si me haya escuchado.
― Disculpe señor Mills necesito estar pendiente de las bebidas. ― me dirigí hasta la puerta y abrí el balcón.
― Espera Lauren ... ― Entre rápido al salón y me perdí entre la multitud hasta llegar al baño, esto era quizás lo peor que podría estar pasándome.