Al hace esa pregunta pude notar que Alexander se puso algo incomodo, este día no podía empeorar las cosas, primero había bebido más de la cuenta y ahora me estaba metiendo en la vida personal de mi jefe.
— Lo siento señor Mills. — dije mirando mi malteada.
— No te preocupes, no es nadie importante. — Contesto mirando su vaso vacío.
— ¿Daniel es tú ex novio? — Asentí. — ¿Por qué terminaron? — Hablar de Daniel era un tema que me ponía un poco incomoda.
— Ahora no es nadie con importancia y terminamos por problemas tontos. — Menti, ojala esa hubiera sido la verdad. No quería hablar del tema, no lograba comprender porque después de tres años aun me dolía pensar en él. Al llegar a la oficina, todo siguió muy normal, la reunión acabo más rápido de lo que me esperaba, cuando quede libre no pude negar que había algo que me tenía un poco intrigada «¿Quién era Gabriela?» con mucho cuidado sin que nadie fuera a espiar busque en el computador el nombre de Alexander Mills, era un hombre realmente importante, tenía muchas compañías a su nombre, hubo un año en donde casi pierde todo, leí el encabezado que me llamo mucho la atenció.
“Imperio Mills al borde de la bancarrota”
No pude evitar seguir leyendo, la noticia hablaba de millones de dinero que no habían invertido que hizo que la compañía peligrara; por algunas decisiones que Alexander no había sabido tomar, que algunos meses el abandono su compañía y la dejo a cargo de su hermano Maximiliano y a su padre William, ellos lograron levantar un poco la compañía, pero a pesar de eso Imperio Mills seguía corriendo riesgos. Cada vez la noticia se ponía más intensa hasta que con letra negra me sobresalte un poco.
“Desaparición de Alexander Mills por tres meses ¿Dónde estaba?”
Nadie daba respuesta a eso, los medios de comunicación intentaron interrogar a toda la familia Mills, siendo algo imposible de lograr, Alexander Mills había desaparecido de la faz de la tierra por tres meses, lo cual causo que la compañía estuviera a punto de ser declarada en bancarrota, pero él un día apareció sin dar explicaciones y comenzó de nuevo y la compañía volvió viento en popa, pero cada vez que le preguntaban a Alexander sobre su extraña desaparición hacia caso omiso al tema.
Ese articulo me dejo con más preguntas que respuestas, seguí buscando, imágenes, algo que me diera un indicio de quien era Gabriela, pero termine peor de cómo empecé, lo único que note de las fotos de Alexander es que hace cinco años salía sonriendo y parecía feliz y de un momento a otro todas salia muy serio y con una mirada muy perdida. Este hombre escondía algo, se que no me debía meter en eso, pero me daba mucha intriga.
Los días siguieron pasando al igual que las semanas, ya se me hacia las cosas más fáciles, todos los días entraba a las 6:45 con el café de Alexander antes de que y a las 8:00 a.m. siempre teníamos todo perfectamente organizado para todas y cada una de las reuniones que teníamos en el día, durante el almuerzo Brenda y yo almorzábamos en el restaurante de la compañía, incluso estaba más contenta con su trabajo actual era más suave y no se sentía tan presionada cómo era al estar con Alexander.
Ese día al regresar de almorzar seguí trabajando y Alexander había regresado mucho antes de lo habitual Nina lo miro sorprendida y luego me miro a mí, me encogí de hombros, revisé mi agenda y él tenia reuniones en la tarde.
— ¡Lauren! — Entro algo agitado a mi oficina. — Necesito que me hagas un favor. — asentí. —Necesito un vuelvo para Hong Kong esta misma noche. — me quede pasmada unos segundos.
— Eso va a salir carísimo. — Alexander soltó un bufido, luego recordé con quien estaba hablando.
— Si señor ¿Qué día regresara? — Pregunte, mientras tecleaba para hacer de una vez la reserva del tiquete y del hotel.
— Me quedare tres días. — Asentí. — El domingo en la mañana necesito estar aquí, por favor organiza todo, cancela mis reuniones, lo dejo todo en tus manos Lauren. — Asentí nuevamente, parecía algo preocupado. Hice las reservas y todo estaba listo, fui a su oficina para poder entregarle toda la información.
— Señor el único vuelo que tiene asientos en primera clase para el día de hoy es para las cuatro de tarde, ya esta todo arreglado, el vuelo de regreso saldrá el sábado a las nueve de la noche y llegara en la mañana del domingo cómo me lo pidió. — deje todas las cosas sobre su escritorio.
— Lauren necesito pedirte otro favor. — Alexander masajeo sus ojos algo preocupado.
— Si señor ¿Qué seria?
— Necesito que te encargues de mis perros, solo debes ir a mi casa para ver que estén bien, ellos tienen un dispensador de comida a sus horas, y para salir en su paseo solo es una vez al día, una hora casi siempre es a las 5:00 p.m. al no estar en la ciudad mi paseador no va entrar a mi casa, prefiero que vayas tú, solo debes ir a las 4:50 p.m. los sacas a pasear y a las 6:00 p.m. los dejas nuevamente en el apartamento. — Me sorprendí al escuchar eso. — ¿Ir a su apartamento? — él asintió.
— De verdad no hay nadie que pueda cuidar de ellos en estos días y eres la única persona en la que puedo confiar. — me paso una tarjeta negra, la tome algo insegura.
— Por cierto, el código de entrada es 9193. — Asentí memorizándolo. — Lauren gracias por este favor, cancela todo lo que tenga en estos días, tienes estos días libres y nos vemos el lunes, por favor no olvides lo de mis perros. — no dije nada, caminamos hasta la puerta, él agarro sus cosas.
— Hasta luego Nina. —Ella y yo nos despedimos de Alexander con la mano. Nina me miro extrañada por lo que estaba pasando.
— ¿Qué paso? — soltó sin titubear.
— Va para Hong Kong. — dije mientras miraba la tarjeta negra.
—Debe ser más problemas que tiene con la empresa que compro allá, la compró hace un año, pero siempre es un problema tras otro.