Me retire de la oficina de Alexander, sin poder creer lo que acaba de hacer, por inercia parecía que caminara para mi oficina, me senté frente al computador y teclee la pagina para comprar los pasajes ha Tokio, tenia que ser una muy mala broma el vuelo duraba más de veinte horas, no quería estar en un avión tanto tiempo y mucho menos tan cerca de Alexander. Me puse de pie y camine hasta su oficina era mejor que no fuera podría inventarme algo que mi madre estaba enferma y que solo yo podía cuidarla, estaba a punto de tocar cuando Alexander abrió la puerta y se sobresalto al verme.
— ¿Pasa algo Lauren? — parecía afligido.
— No señor es que tengo que … — «Es mejor que no vaya, se presentó algo en mi casa y mi mamá se va enfermar este fin de semana y no puedo ir, también hay otra cosa no es nada importante la razón es porque creo me gusta»
— ¿Qué cosa ocurre Lauren? — Toma aire, tenia que decírselo.
— ¿Los dos tiquetes es en primera clase? ¿las habitaciones tienen que ser en el mismo hotel? — Alexander arqueo una ceja, parecía que no le gustaba la idea de pagar más dinero. No me había atrevido decirle la verdad, era muy difícil al verlo a los ojos, quería estar con él.
— No me molestaría ir en clase económica y mi hotel no tiene que ser cinco estrellas en serio no hay ningún problema. —
— Lauren… — Aclaro su garganta. — ¿Cómo vas a ir en clase económica en un vuelo que dura más de veinte horas? — No conteste. — Iras con las mismas condiciones mías, en primera clase y estaremos en el mismo hotel, aunque puedes reservar dos habitaciones sencillas no necesitamos una suite.
— De acuerdo.
— Por cierto, me tomare el resto de la tarde para llevar a Bambi y Apolo donde mi hermano, y poder empacar mis cosas, cuando termines con las reservas puedes hacer lo mismo. — Asentí.
Alexander parecía algo contento mientras caminaba hasta el ascensor, juraría que daba pequeños saltos para irse, nunca lo había visto actuar de esa manera.
— ¿Qué le pasa a Alexander? — Nina estaba parada al lado mío.
— No estoy muy segura, solo le pregunte sobre unas reservas y nada más.
— ¿Reservas? ¿A dónde ira esta vez?
— Tokio. —Nina ahora parecía contenta. — ¿Cuánto tiempo estará fuera?
— Nos iremos mañana en la noche y regresaremos el próximo domingo. — La cara expresión de Nina cambio en un instante.
— ¿Nos? — Titubeo al preguntarme.
— Si, ¿pasa algo con eso?
— Es la primera vez que se lleva a una asistente. — En ese momento no sabia como sentirme al escuchar esa respuesta.
— De igual manera las demás no durado tanto como para ir a una reunión de esa índole con él, eres especial chica, eres la primera asistente que ha cumplido más de un mes con él. — No sabia si eso era un cumplido o que era, pero solo sonreí.
Cuando por fin Nina me dejo, empecé a buscar las reservaciones, lo primero serían los tiquetes aéreos, Alexander tenia una regla si podía usar millas las debía usar, hice todo el proceso hasta que vi el precio por los dos tiquetes, esto era una locura debería trabajar con Alexander por los siguientes 40 años para poder pagar lo que costaban, ser un CEO tenia sus ventajas, cambie el de Alexander por millas y pague el mío, ahora los años de trabajo debían ser 25. Necesitaba tomar un poco de aire acaba de gastar mucho dinero en dos tiquetes aéreos, no me quería imaginar cómo sería el hotel, Alexander solo aceptaba que fuera todo incluido sino se molestaría, sí tuviera que pagar con mi salario debería trabajar con Alexander por los próximo 95 años.
Cuando termine las reservas con lo que Alexander me había pedido, me sorprendí demasiado, las veces pasadas que pague por sus cosas ni miraba el precio porque no me importaba, pero ahora que yo tenia que ir me interesaba y era muchísimo, ese hombre ganaba demasiado dinero.
Esa noche estaba en casa haciendo una videollamada con Sam no pude evitar contarle que iría a Tokio, ella realmente se emocionó por mí; podría conocer un país increíble, estaba segura que me gustaría, pero no me sentía muy segura de estar con Alexander
— ¿Loli que pasa? — Sam me miro desde el otro lado de la pantalla.
— Es que … —Mire a mi mejor amiga algo triste. — No se si este bien con ir.
— ¿Alexander no es bueno contigo?
— ¿Qué? No para nada en realidad se ha portado muy bien conmigo, pero…
— Loli dime de una vez.
— Creo que me gusta. — Sam empezó a gritar cómo una loca.
— Por fin te interesa un hombre y finalmente dejaras al estúpido de Daniel en el pasado.
— Es que, aunque me guste, no creo que yo le guste a él.
— ¡Ay Lauren Blakes deja de decir bobadas! ¿A qué hombre no les gustarías?
— Fácil a Alexander Mills. — Las dos nos reímos, no puede evitar contarle a Sam todo lo que había pasado con él. Le dije todos los detalles, nosotras no teníamos ningún secreto.
— ¿Qué te detiene? Si te dijo lo que paso con la esposa fue por algo.
— Pero Sam…
— ¿Qué pasa? — Mire la pantalla mi amiga parecía preocupada.
— Él es mi jefe.
— Las reglas son para romperse. — Sacudí la cabeza. — ¿Por qué no?
— Aunque el me gusta mucho, sigue siendo mi jefe y eso no es correcto.
— Tienes razón Loli…— Sam torció su boca en desaprobación por lo que acaba decir. — ¿Pero ¿qué harás? Es decir, el hombre te gusta, no te veía emocionada por alguien desde los trece cuando me dijiste que saldrías con el cretino de Daniel.
— Lo sé, pero creo que fue el momento menos adecuado para que alguien me gustara, entre los cientos de miles de hombre que hay en la ciudad tenia que ser mi jefe.
— Entonces intenta alejarte de él y solo le hablas para trabajo.
— ¡Samantha me voy con el a Tokio!
— Cierto, lo había olvidado, pero ¿por qué no intentas arriesgarte con él en Tokio?
— Claro que no, Sam vamos a ir a trabajar y aparte por hacer algo de esa clase puedo perder mi empleo. — Y ese lujo no me lo puedo dar.