Cada día al lado de Alexander era realmente increíble, me encantaba todo lo que hacíamos juntos después de trabajar, aunque durante la semana intentabamos ser estrictos en cero muestras de afecto en la oficina, aunque a veces había una que otra mirada durante una reunión con disimulo, y uno que otro beso en su oficina con la puerta cerrada.
― Señorita Blakes por favor venga a mi oficina. ― Parecía enojado cuando me lo dijo mientras entraba a su oficina; asentí e intenté seguirlo, pero al salir de mi pequeña oficina el se encontraba dentro de la de él. Miré a Nina preocupada solo negó con la cabeza cómo diciendo que no es nada, entre a su oficina y no cerré con llave.
― ¿Lauren que te parece si este fin de semana lo pasamos en tu departamento? ― Una sonrisa se dibujo en su rostro, me encantaba verlo sonreír de esa manera. ―Bueno te quedaste conmigo el fin de semana pasado en mi departamento, pero nunca ha sido en el tuyo y este me parece que puede ser una buena opción. ― Mordí mi labio. ― ¿Qué ocurre? ― Inquirió preocupado.
― Bueno mi departamento es pequeño comparado al tuyo y bueno no tiene todas las cosas que se encuentran en el tuyo.
― Tonterías. ― se bufo. ― El viernes traeré a Bambi y Apolo, los tres nos quedaremos contigo. ― Se acerco un poco a mí, pero se detuvo antes de poder tocarme. ― No entendía que estaba pasando.
― No cerraste la puerta y no podemos correr ningún riesgo. ― Susurro en mi odio. ― Eso era todo, nos vemos en un rato para la reunión de las cuatro con los nuevos inversionistas.
La reunión estuvo demasiado aburrida, Alexander en más de una ocasión cabeceo para no quedarse dormido; odiaba este tipo de reuniones siempre llegaban con una presentación que se notaba que hicieron hace décadas y nunca la habían actualizado y con el mismo discurso.
― Muchas gracias fue un tema muy interesante e innovadora. ― Alexander mintió.
― De acuerdo señor Mills. ―Dijo la señorita Charlotte Evans de una forma muy seductora, me estaba poniendo un poco celosa, como esa mujer tocaba a Alexander. ― ¿Podemos continuar esta reunión con un café, o algo quizás más fuerte? ― La mano de Charlotte recorría el brazo de Alexander, este lo tomo con suavidad para apartarla de él.
― Podríamos continuarla con un café tal vez. ― La expresión de Charlotte fue de alegría. Mire a Alexander un poco sorprendida por lo que acaba de pasar, no podía quejarme por estar en la oficina pero era algo que molestaba. ― Puede sacar una cita con mi asistente personal Lauren, ella la programara para … ― Alexander se quedo pensando un momento, abrió y cerro la boca unos segundos. ― ¿Tal vez la otra semana? ― Charlotte asintió ya no muy contenta. ― Muy bien, Lauren por favor agenda una cita con la señorita Evans para que los TRES podamos continuar con nuestra reunión. ― Alexander enfatizo en la palabra tres, lo cual me hizo sonreír y sentirme muy tranquila al escucharlo.
― Señorita Evans podremos hablar de negocios con todo gusto no hay ningún problema, pero si quiere que su compañía se vincule con nosotros le voy a pedir un favor. ― Agarro
― ¿Si señor Mills que sería? ― dijo Charlotte algo seria.
― Necesito profesionalismo, tanto de mis socios como de mis empleados, así que le ruego el favor que no intente coquetearme. ― La cara de la mujer se puso tan blanca como un papel. ― Lauren el día martes en horas de la tarde ¿tenemos algo? ― Mire rápidamente mi agenda, Alexander no estaba muy contento.
― Si señor a las 4:00 p.m. no hay ninguna cita o reunión.
― ¿Le parece bien a esa hora señorita Evans? ― Ella simplemente asintió y yo anote a toda prisa la cita con esa mujer.
― No siendo más muchas gracias por su tiempo me retiro que tengo otra reunión. ― Alexander cerro los botones de su saco. ― Vámonos señorita Blakes. ― dijo, rápidamente me puse de pie y salí corriendo detrás de él. Alexander estaba caminando muy rápido hasta su oficina, intentaba seguirle el paso, pero correr con tacones era demasiado complicado, entro rápidamente y lo seguí al entrar el cerro la puerta y cerro con llave. me agarro de la cintura y me abrazo muy tiernamente para darme un cálido beso planto en mis labios, no pude evitar agarrar su rostro.
― Creo que es mejor detenernos. ―Las mejillas de Alexander estaban rojas, me reí un poco al notar que había pasado. ― Por cierto, cariño no te tienes que poner celosa por mujeres como ella. ― Al escucharlo decirme de esa manera sentí una explosión en mi corazón de alegría. ― Estoy contigo y no te voy a cambiar por nadie. ― Alexander me volvió a besar, pero esta vez fue un beso corto y rápido.
Durante toda la semana, Alexander y yo trabajamos hasta altas horas de la noche, un día me quede en su departamento trabajando, habían estado problemas con una de las sedes de Londres y el animo de Alexander cada vez que pensaba en ella empeoraba, no era algo muy agradable fruncir el ceño caminando de un lado a otro mientras al otro lado del teléfono le decían malas noticias. Estaba empezando a creer que nuestro fin de semana se vería afectado por culpa de Londres, no quería insistirle, el jueves el prefirió quedarse solo en la oficina Dylan me llevo a casa y no supe de él durante toda la noche.
Al llegar al día siguiente a la oficina, Alexander llego realmente tarde parecía un poco estresado, pero mi al verlo mi rostro se ilumino y más que todo cuando dos bolitas de pelos corrían por todo el piso de la oficina.
― Buenos días señorita Blakes. ― dijo Alexander mirándome y guiñando el ojo rápidamente, entro a su oficina seguida por Bambi y Apolo. Me dirigí hasta el escritorio de Nina, que parecía algo curiosa.
― ¿Por qué trajo a sus perros? ― Me encogí de hombros.
― Quizás se los llevara a su hermano, cuando se fue a … ― cómo si no supiera que había ido a Hong Kong. ― No recuerdo. ― no quería que Nina pensara que recordaba todo lo que hacia Alexander.