Después de tomar una ducha y arreglarme, deje a Sam encargada de mi departamento mientras iba a hacer todas las demás cosas que Alexander me había pedido, no tenía tiempo que perder, debia ir por los Nakamura, dejarlos en su hotel y después ir a revisar el salón, solo esperaba que el tiempo me alcanzara para todo; Dylan me recogió, aproveche para dormir en el auto mientras llegábamos al aeropuerto.
Cuando los Nakamura llegaron, nos fuimos con Dylan hasta su hotel, les informe la hora de que Jerry pasaría por ellos. A partir de ese momento todo empezó a ir muy bien, el salón lo organizaron más rápido de lo pensado, Arthur me ayudó mucho de igual manera Alexander no se enteraría que Arthur superviso, en realidad si lo hiciera no tendría tiempo de las demás cosas.
Llegue a casa a las dos de la tarde y estaba demasiado agotada, Sam estaba con una toalla en la cabeza y una bata de baño, se estaba maquillando, era un poco temprano pero conociendola cuando era una fiesta o algo ella se tomaba dos o tres horas para eso.
― ¡Loli! Regresaste antes. ― Estaba contenta con un brocha de maquillaje en su mano.
― Si debería vestirme y arreglarme tengo que estar allá a las siete antes de que todo el mundo empiece a llegar a las ocho.
― Primero ve y duerme una hora. ― Sam me empujo hasta mi habitación. ― Dame tu celular, necesitas descansar un poco. ― Le hice caso, cuando vi mi cama me quedé profundamente dormida.
― Loli, despierta. ― Dijo Sam con una suave voz, abrí mis ojos y ya estaba arreglada, se veía como siempre perfecta, el traje aguamarina que había comprado le sentaba muy bien. ― Te deje dormir dos horas, se notaba que estabas muy cansada.
― ¿Es tarde?
― Son las cuatro, te prepare algo de comer y aliste todo para que solo te bañes, peines, maquilles y arregles.
― Gracias Sam.
― Báñate mientras caliento tu comida. ― Asentí e hice lo que Sam me había pedido.
Después de un agradable y merecido baño, Sam tenía todo listo para que comiera antes de tener que irme; me senté a la mesa mientras revisaba mi celular, no tenia ningún mensaje o llamada de Alexander eso era algo bueno, me sentía muy tranquila.
― Por cierto, Loli esto te llego mientras no estabas. ― Dijo Sam, acercando una caja blanca hasta la mesa.
― ¿Qué es eso? ― Inquirí, Sam se encogió de hombros.
― El hombre solo me dijo para la señorita Blake. ― Seguí comiendo, abrí la caja y había una tarjeta.
“Espero que te guste. A”
Sam quito unos papeles de seda blanco y saco un hermoso vestido negro largo con un escote no muy pronunciado, era bellísimo.
― ¿Quién te mando esto? ― Pregunto Sam, colocándoselo encima del de ella.
― No estoy muy segura. ― Mire la tarjeta sin saber de quién era si era de Alexander o Andrew. ― Creo que debe ser de Andrew. ― «Alexander no hace este tipo de cosas» pensé.
― Bueno señorita, vamos a peinarte, maquillarte y ponerte este despampanante vestido para que conquistes a Andrew con su regalo.
Sam me arreglo en tiempo récord, ya estaba peinada y maquillada solo me quedaba ponerme el vestido y espera que Dylan viniera por mi para que me llevara al club y poder terminar con esto.
― ¡Oh Dios Mio! ― Dijo Sam mientras salí de mi habitación. ― Te ves increíble y el vestido te quedo perfecto, Andrew tiene muy buen ojo, tu eres bellisima Loli y ese vestido resalta tu belleza.
― Andrew tiene buen ojo para saber mi talla. ― Sonreí al verme al espejo me sentía muy hermosa.
Todo estaba listo; los chefs se encontraban preparando la comida, los meseros listos para la llegada de las personas e ir acomodándolas, la chica encargada de recibir las invitaciones, el barman para prepara las bebidas, el sonido estaba perfecto, el dj, en ese momento nada podía salir mal; a las ocho de la noche las personas empezaron a llegar.
A las ocho y quince de la noche, Alexander entro con su acompañante, tenia un traje rojo que no dejaba nada la imaginación, el se veia demiasiado guapo con ese traje negro, en un pequeño instante tuvimos contacto visual, me paso por el lado y ni siquiera me saludo, con los demás invitados no podía faltar la educación y sobre todo la sonrisa de Alexander mientras agradecía su asistencia. Sam llego con un chico, me lo presento y no podía creer cómo se llama Sam también, a los pocos minutos llego Brenda con su novio; todas las personas siguieron llegaron y hasta pasada la hora no había pasado nada malo todo iba excelente.
Las horas transcurrieron sin ningún imprevisto, ya todos habían cenado parecía que a les había gustado mucho la comida porque varias personas repitieron; algunas personas se levantaron y bailaron un rato mientras otras firmaban cheques, o hablaban sobre algún tema de finanzas. En un momento note que Alexander estaba solo, y me pidió que me acercara a su mesa.
― Buenas noches Lauren. ― dijo con su tono frio.
― Buenas noches señor Mills. ― lo mire mientras el estaba pegado a su celular.
― Necesito que hagas un brindis por esta celebración y poder hacer mi discurso por cierto ¿Dónde está mi discurso? ― Pregunto, le entregue una hoja doblada, ni siquiera me agradecio.
― De acuerdo ya mismo me encargo de eso. ― llame a algunos meseros para que le dieran champagne a todos los presentes, pasaron unos quince minutos y ya todos teníamos una copa lista para el brindis; estaba listo y ahora Alexander diría el discurso, estaba muy contenta de que las cosas salieran como lo había planeado el discurso de Alexander seria a la media noche y faltan tan solo unos minutos.
Cuando Alexander empezó leer, me empecé a sentir muy insegura no sabía si había quedo bien escrito, no había dormido bien en las ultimas semanas y lo hice demasiado tarde; mi felicidad llego hasta el momento que Alexander termino de leer, solo con ver su rostro me di cuenta que estaba disgustado, mientras las personas terminaban de aplaudir salí al balcón.