No sabía que hacer o si debía decir algo, los tres nos quedamos mirándonos sin decir una sola palabra, Andrew tenia los pantalones abajo mientras Natasha estaba sobre su escritorio con la ropa interior en sus rodillas, la blusa abierta con los senos al aire, no había que ser un genio para saber que estaba pasando ahí entre ellos dos. ― Perdón … ― Fue lo único que dije volví a cerrar la puerta.
Cristian me vio, puso un dedo sobre sus labios, extendió una mano y le di la llave, tomo mi mano y me hizo una seña que mejor me fuera corriendo me guiño un ojo y salí corriendo de ahí, ahora entendía el comportamiento de Cristian cuando llegue, salí de ese edificio como si me acabaran de robar algo; todo esto era una locura, Natasha estaba con Alexander y con Andrew, debía ser un mal chiste, mi cabeza empezó a dar vueltas mucha información que sopesar y todo en menos de dos horas, ya no resistía todo lo que estaba sucediendo, detuve un taxi, quería estar en mi casa sola, cuando estaba en el interior del vehículo note que Andrew salió por la puerta del edificio parecía que me estuviera buscando mirando de un lado a otro agarrándose la cabeza, me acurruque en la silla para que no me fuera a ver, le di al conductor mi dirección y empezó el trayecto hasta mi casa.
No podía con tanta información, mi corazón estaba demasiado acelerado por todo lo que estaba pasando, Alexander se iba a casar con Natasha, pero ella y Andrew tenía una relación clandestina y Andrew en teoría me estaba engañando a mí. Tal vez era la razón por la que estaban discutiendo, Alexander se enteró del amorío de su novia con Andrew y por eso pelearon en la mañana. Llegue a casa el trayecto se me hizo eterno.
Por fin sola en la comodidad de mi apartamento me deje caer en el piso, todo este día había sido una mierda, agradecía infinitamente ahora vivir sola, Sam estaría cuestionándome por todo, aunque si necesitaba hablar con alguien, no sabía que decirle. El hombre del que está enamorado se va a casar y con él que estoy saliendo se está acostando con la mujer con la que se va casar. Eso de ninguna manera suena bien, tenía que alejarme del mundo de Andrew Garner y Alexander Mills para siempre.
Me arrastre al sofá, deje todas mis cosas tiradas en el recibidor, ahora no me importaba nada, suspire aliviada necesitaba dormir un momento quizás eso me ayudaría a estar mejor solo era un momento aparte ya no tenía trabajo, me recosté y quede profundamente dormida. No sé cuánto tiempo había pasado, pero me desperté un poco sobresaltada con el timbre intercomunicador, me levante del sofá y con cautela mire por la ventana, no estaba el auto de Andrew, no lograba ver bien todo estaba muy oscuro. Camine hasta la cocina y conteste el intercomunicador, antes de decir algo me di cuenta que podría ser Andrew y no quería verlo.
― ¿Hola? – Escuche esa voz gruesa inconfundible.
― ¿Lauren?
― ¿Qué quieres?
― Necesito hablar contigo. ― Me pase un momento, no estaba segura si sería una buena idea verlo después de todo lo que había pasado ese día.
― Por favor no te demorare. ― Suspire.
― De acuerdo, entra. ― Dije, oprimí el botón. Encendí las luces del apartamento, mientras subía entre al baño, arregle mi cabello un poco y lave mi cara. No pasaron ni cinco minutos y empezó a tocar mi puerta. Camine hasta ella y tome aire sin saber con que me iba a salir.
― ¿Qué es lo que quieres? ― No lo deje entrar, estaba demasiado cansada para lidiar con él.
― Ya te lo dije tengo que hablar contigo, necesito aclarar las cosas.
― No tenemos nada de qué hablar contigo. ― Dije intentando cerrar la puerta.
― Por favor escúchame ¿Puedo entrar? ― no dije nada me hice a un lado y lo dejé entrar.
― Por favor que sea rápido, estoy cansada y quiero dormir.
― Lauren te voy a explicar todo.
― ¿Para ti que es todo? ― Estaba algo enojada, mi corazón estaba demasiado acelerado.
― Tengo que hablar contigo del anillo. ― negué con la cabeza y lo detuve con la mano.
― Alexander, si vienes hablarme de cómo hacer la propuesta o alguna mierda relacionado con tu matrimonio no me interesa, te deseo lo mejor con tu futura esposa, pero ya te puedes ir. ― Le señale la puerta.
― Lauren por favor déjame hablar, siéntate aquí conmigo. ― Camino hasta el sofá se sentó y dio unas palmaditas en el asiento para que me sentara a su lado, suspire rindiéndome, me senté de muy mala gana.
― Tienes cinco minutos.
― Se que entre nosotros dos ha pasado muchas cosas, fuiste conmigo a Tokio, Nueva York y Paris todo eso fue realmente ... ― Lo interrumpí.
― Alexander todo eso fue por trabajo.
― Pero tú sabes que fue más que eso. ― Cerré mis ojos quería se fuera, porque quería carcómeme más de lo que estaba pasando ya necesitaba cambiar mi vida en todo y principalmente dejar Alexander era uno de ellas.
― Se que cuando estuvimos en Nueva york te dije que no soy bueno para ti Lauren, no soy bueno para ninguna mujer, tú sabes que lo que paso con Gabriela fue algo que me devasto mucho.
― Lo se Alexander, ya me lo has dicho muchas veces. ― Me cruce de brazos, en serio que estaba molesta porque estuviera en mí departamento. ― Tú estás viviendo tú vida al igual que yo. ― Dije mientras recordaba lo que había visto en la oficina de Andrew, abrí mi boca para decirle, pero no lo hice, si le decía pensaría que lo decía por celos o algo similar.
― Lo sé, Lauren sé que te dicho. ― Se paro algo enojado. ― Pero no quiero que estés con Andrew. ― Suspiré muy fuerte, yo tampoco ya quería estar con él después de lo que vi.
― Alexander es mi problema y decisión con quien quiera estar. ― Dije poniéndome de pie y caminando hasta la puerta. ― Creo que es hora que te marches. ― Frunció el ceño.
― ¿No me vas a dejar explicarte las cosas?
― ¿Qué cosas Alexander? ¿Qué cosas? ― Dije algo agitada. ― ¿Qué te vas a casar? Hazlo no me importa sabes que mejor marcharte no quiero verte más.