Keitha sonrió llena de burla.
—¿Tu padre? —se cruzó de brazos, mientras Ángelus enarca una ceja y se inclina para que su rostro quede a la altura de Keitha.
—Así es —ella no puede evitar que su mirada rápidamente baje hacia los labios rojos y bien delineados de Ángelus, hasta el día de hoy no había sentido una atracción tan fuerte como la que sentía por él, quizás era esa extraña belleza, todo el conjunto de Ángelus lo hacia ver demasiado guapo e irresistible, si le habían gustado muchos, pero no tanto como este hermoso hombre que tenía frente a ella —Querías saber que había pasado con mi padre —ella frunce el ceño ante sus palabras, tanta belleza, pero tristemente estaba loco.
—Sabes mejor que nadie, que es imposible que seas hijo de Cain, además su historia es desde el inicio de la creación, es más de dos mil años —se encoge de hombros —Tú rondas los treinta años, no eres hijo de Cain.
—¿Estás segura? —ella levanta la mirada para conectar con la mirada de Ángelus.
—Es imposible que seas hijo de Cain —sonríe —Aunque puede que seas descendiente de él —sonríe mostrando sus dientes —Creo es lo que me tratas de decir y yo entendí mal, eres descendiente de Cain.
—¿Descendiente? —Ángelus la miró por un momento, podía escuchar los latidos de su corazón erráticos los cuales cambiaron cuando le dijo que era hijo de Cain, por un momento olvidó que ella era una simple... humana, alguien con una mente estrecha... aún. Al parecer para ella era imposible que él fuera hijo de Cain.
—Si —se movió rápidamente hacia su mesa y abrió una libreta, se dejó caer en su silla y tomó un lapicero —¿Será posible que te haga algunas preguntas?
Él le dedico una media sonrisa, su mirada recorrió la habitación un poco simple de ella.
—¿Sabes cuál fue su castigo?
Él camino hacia la ventana, corrió la pesada cortina y reviso afuera del lugar, todo estaba calmó, por el momento, la curiosidad de Keitha había llegado a oídos de la familia, pero lamentablemente también en sus enemigos, ella se había vuelto en un pedazo de carne codiciado.
—Quieres saber de su castigo ¿para qué? No crees que soy hijo de él.
—Sabes bien que es imposible tendrías más de dos mil años...
—Soy más joven —responde.
—Por supuesto, treinta años —Ángelus giró su rostro por un momento para verla.
—Mil setecientos años, soy uno de sus hijos más jovenes —ella soltó una carcajada... una nerviosa, pero al mismo tiempo llena de burla.
—Por favor, no tienes esa edad —paso su mano por su brazo, estaba muy nerviosa ¿sería un hombre peligroso Angelus? En su mente creía ciegamente que era de hijo de Cain... —¿Es una broma? —soltó una risita —¿Eugina te contrató?
Ángelus se giró completamente hacia Keitha.
—¿Crees que yo me rebajaría a hacer un simple trabajo?
Keitha frunce los labios.
—¿Quién eres Ángelus?
—Ya te lo dije, soy hijo de Cain.
Ella resopla molesta y se pone de pie.
—Por favor vete, necesito descansar, no se como hiciste para entrar sin que mamá se diera cuenta, me gustaría que salieras de la misma manera sin que se enteré.
—Creo no lo has entendido Keitha —él camina por su habitación —No puedo dejarte —su mirada se ha vuelto fría como un témpano de hielo —Se lo prometí a papá, no eres de mi agrado, no lo tomes personal, pero en general detesto a los humanos.
—¿Humanos? —entrecierra los ojos, definitivamente Ángelus no estaba cuerdo —Disculpe su majestad por obligarlo a conversar con un humano... puedes irte.
Él sonríe lleno de burla.
—Por el momento no es posible —ella suspira.
—No puedes quedarte en mi habitación, debes irte.
Lo miró una vez más, tanta belleza desperdiciada, él estaba loco, ya era comprobado.
—Me iré, claro que lo haré, pero no hoy, debo protegerte.
Ella suspira
—Te aseguro que estoy muy bien
Ángelus guardo silencio por un momento, era un fastidio estar en la habitación con una humana testaruda, ya le había dicho que no podía dejarla, pero seguía insistiendo en que se marchará, algo que no podía pasar. De todos sus hermanos, él fue el elegido para proteger a Keitha, se sintió honrado por que su padre se fijo en él, pero ahora deseaba no haber sido tomado en cuenta, esta humana estaba acabando con su paciencia.
—Bien —respondió con frialdad, se puso de pie, camino hacia la ventana y se coloco delante de ella, cerró los ojos para poner atención a todos los ruidos nocturnos que llegaban a él en cascada, levantó su mentón y olfatea el aire, no había nada fuera de lo común en el área, necesitaba irse por un momento, Keitha lo había hecho enojar y necesitaba calmarse —Buenas noches —no espero respuesta y saltó por la venta.
—¿Qué rayos? —gritó Keitha al verlo saltar por la ventana, corrió a esta para ver el cuerpo de Ángelus estrellado en el pavimento, pero se quedó de una pieza al verlo ahi de pie, imponente observando su ventana, luego se giró sin decir absolutamente nada.
Rápidamente desapareció de su visión.
—¿Estaré loca? —se preguntó a si misma —Quizás imaginé todo y realmente no conocí a ningún Ángelus, mi ventana esta en alto, no pudo caer de pie sin lastimarse.
*****
—No duraste mucho —su hermana Marva Avery sonrie llena de burla, un mechón de su cabello blanco cae cerca de uno de sus ojos —Eres demasiado arrogante para cuidar un humano.
Ángelus aprieta con fuerza su mandíbula, si algo odiaba con todas sus fuerzas era que creyeran que no podía hacer un buen trabajo.
—No he renunciado —enarca una ceja al ver al hombre que se acerca con una gran sonrisa a Marva —Últimamente comes cualquier cosa, hermanita —el hombre toma de la mano a su hermana y trata de jalarla hacia su pecho... pobre hombre, creía que su hermana había caído a sus pies, sin embargo era otra historia... sólo era un bocado para su hermana, la belleza de Marva dejaba a los hombres bajo sus redes... fue creada de esa manera, para engañarlos... para atraerlos y de esa manera saciar el hambre, ella era mayor por dos mil años de Ángelus, ninguno de sus hermanos eran cercanos, no confiaban entre ellos, todos se odiaban. Excepto él e Islay Iversen, ambos hermanos se llevaban bien y extrañamente se protegían, de los hijos de Cain solo ellos dos eran muy cercanos.