Descendencia Cain [saga Cain # 1]

Capítulo 7

—Keitha por favor —Eugina apoyo su rostro en la palma de su mano y observó a su amiga que para variar no le había prestado atención.

Eugina miró alrededor de la biblioteca y suspiró, era una bonita noche para estar fuera contemplando las estrellas, no para estar metidas en una biblioteca, su novio Mo, había salido al pueblo contiguo a recoger unos encargos de su madre, se sentía aburrida. Resoplo y acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja.

—¿Keitha? —su amiga sonrió con una disculpa y cerró el libro que había estado hojeando.

—Lo siento —se puso de pie y tomó la pila de libros para entregarlos.

—Te aseguro que estar aquí sentada un sábado por la noche, no me hace feliz.

Eugina guarda silencio y casi con la boca abierta, mira detrás de su amiga, Keitha frunce el ceño y se gira.

Ángelus esta ahí en la biblioteca, con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón, su mirada violeta en el rostro sonrojado de ella.

—Keitha —su voz profunda hace que un hormigueo recorra su espina dorsal.

—¿Keitha? —Eugina se ha puesto de pie y se acerca a ambos ¿De dónde salió ese hombre tan guapo? ¿Cómo Keitha lo conoce? 

—Buenas noches —Ángelus saluda, pero sin mirar a Eugina, los humanos no eran de su agrado, estaba luchando por ser tolerante.

—¿Quién eres? 

—Es hijo de una amiga de mi mamá —respondió rápidamente Keitha —Su nombre es Ángelus.

—¿Amiga? Tu mamá solo es amiga de la mía —Keitha mordió su labio inferior, no se le ocurrió otra excusa.

—Soy hijo de una amiga de la mamá de Keitha —sonrió porque Keitha le había dado una idea.

Eugina por una extraña razón al escuchar hablar a Ángelus le había creído, asintió y extendió su mano.

—Soy Eugina Adams —él solo le sonrió de una manera que sintió que la desarmo y por eso no le tomó importancia a que Ángelus no estrechó su mano.

—¿Qué haces aquí?—Keitha le susurró molesta.

—Apareció alguien muerto en Arkridge —ambas mujeres abrieron los ojos como plato, eso no pasaba en su pueblo.

—¿Algún infarto? 

—No, fue asesinado —Keitha miró a su amiga, se veían nerviosas —Así, que vine por ti, no debes andar en la calle por la noche.

—¿Cómo me encontraste?

Iba a responderle que la habia olfateado, pero Eugina se adelantó.

—Todo mundo sabe en Arkridge que tu lugar favorito es la biblioteca.

—Tienes razón —se encogió de hombros —Iré a entregar los libros.

Ángelus se giró para verla caminar hacia el escritorio de la encargada de la biblioteca, sonrió por qué la noche que la fue a buscar por primera vez, preguntó si tenían algún libro de Cain.

—¿Tienes novia? —se sobresaltó ante la pregunta de Eugina.

—¿Novia? —ella asintió y él frunció el ceño, recordó toda su visa y sólo apareció ella, de quien no le gustaba hablar —No

Eugina sonríe.

—Tampoco Keitha —Él enarca una ceja ¿Acaso pretendía mentirle? 

—Entiendo.

Eugina era muy habladora para su gusto, se había desconectado de la conversación, ella seguía hablando y hablando.

Keitha camino hacia ellos, se sentía intimidada con la mirada penetrante de Ángelus, no dejaba de verla. Miró hacia todos lados, no podía evitar sentir la sensación de que la observaban.

—¿Lista? —asintió ante la pregunta de Ángelus.

Salieron las dos mujeres de la biblioteca, escoltada por Ángelus, la noche se antojaba fría, algo muy común en Arkridge, cerró el frente de su chaqueta y sintió que le quitaron la bolsa de los libros, aún no podía creer que este hombre fuera amable.

Eugina iba en silencio, algo que no era propio en ella, de vez en cuando giraba un poco el rostro hacia Ángelus, le parecía demasiado guapo, alguien irreal, si no fuera porque amaba a Mo, no hubiera dudado en lanzarse a Ángelus.

—¿Te quedas en la habitación de huéspedes en la casa de Keitha?

—Si —él respondió e ignoró la mirada asesina de Keitha. 

Sus sentidos iban alertas, todo en el área estaba tranquilo, no se había topado con ninguna visita indeseada.

—¿Puedes acompañarnos mañana? Habrá una fiesta en el pueblo.

Él asintió rápidamente, Eugina sonrió de oreja a oreja y miró a su amiga.

—Así acompañas a Keitha y no estará sola en toda la fiesta, porque yo estaré con mi novio.

La mirada furiosa de Keitha fue exitosamente ignorada por su mejor amiga, le pareció que Ángelus podía ser un buen partido para su amiga y había comenzado su campaña de juntarlos en todo.

Ángelus sonrió de oreja a oreja al leer los planes que estaba ideando Eugina para dejarlos solos en la fiesta.

Se giró hacia él y se detuvo.

—Si aún sigues en la casa de Keitha y llueve déjame decirte que es una mujer cobarde, le teme a los truenos, seria de mucha ayuda que no la dejaras así.

—Eugina ¿que cosas dices? Desde adolescente lo superé —se encoge de hombros tratando de parecer que le restaba importancia.

—No olvides la fiesta por favor, Ángelus, la pasaras bien agradable. Descansen —sonrió ampliamente y camino hacia la puerta de su casa, la abrió y les lanzó una última mirada antes de entrar.

—Por supuesto que no iras —declaró Keitha, él no dijo nada sobre el tema.

—No debes andar por la noche en la calle.

—Ya lo habías dicho —se encoge de hombros —En Arkridge no es común los asaltos o asesinatos, todos nos conocemos.

—¿Crees que fue una broma lo que te dije del asesinato?

—Si, lo dijiste por asustarme, si realmente algo hubiera pasado en el pueblo, ya se sabría.

Él suspiró 

—No han encontrado el cadáver —ella se gira asustada.

—¿T...Tu... tuviste...algo que ver? —trago grueso 

Él sonríe 

—No —se detienen frente a la puerta de la casa de Keitha —No tuve nada que ver, solo encontré el cuerpo y lo coloque en un lugar donde lo puedan encontrar.

Ella lo miro a los ojos 

—¿Un muerto?—él asintió —No he visto gente extraña en el pueblo —se gira —Sólo esos hombres extraños, pero desaparecieron luego que los quemaste ¿hay más?



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En el texto hay: misterio, cain, vampiros amor

Editado: 16.04.2023

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