Ángelus se separó en cuanto se abrieron las puertas del ascensor, salió sin mirar atrás ¿Cómo hacerlo? Su ser era un caos ¿Qué rayos había hecho? Era un hombre frío de naturaleza, hubiera jurado que había sentido un pequeño movimiento en su pecho, aunque pudo ser su imaginación, su corazón no trabajaba como el de los humanos, latia, pero de una manera que no era perceptible, si un médico tratará de escucharlo, lo dejaría ingresado en un hospital en cuidados intensivos y con interminables estudios para tratar de salvar su vida por el leve latido de su corazón.
Estaba furioso consigo mismo, una humana era una raza inferior y se había atrevido a besarla.
Usa su llave electrónica para ingresar, entra a la habitación y deja la puerta abierta, se metió al cuarto de baño y mojo su rostro, se miró en el espejo, sus labios estaban rojos por el beso con la humana, sentía furia.
La escuchó moverse, luego el sonido de la televisión, se miró una vez más al espejo y procedió a salir a la habitación. Ella estaba acostada en la cama... su cama, donde él necesitaba dormir.
Estaba riéndose, desvió la mirada hacia la pantalla de la televisión, y vio dibujos animados, tenía entendido que los dibujos animados lo veían los niños, pero Keitha lo disfrutaba al máximo.
Se acostó junto a ella, cerró los ojos, necesitaba descansar, recuperar fuerzas.
Nikolett Drageborg
Levantó la mirada del libro que estaba leyendo al sentir a alguien cerca de él, la mujer de piel nivea con ojos grandes y negros lo miró con nerviosismo.
—¿Eres Tyr Edwards? —frunce el ceño, la única persona que sabía de ese nombre a parte de Zlatica era Keitha, levantó su mano para ver el reloj en su pulsera, ella se había atrasado diez minutos.
—Si —vio como los ojos de la mujer ser abrieron más al escuchar su voz, suspiró profundamente —Soy Tyr Edwards, disculpe, no se quién es usted.
—Soy Eugina Adams, una amiga de...mejor dicho la única amiga de Keitha Powell —no apartó su mirada de ella, la vio nerviosa, sus manos tenían el borde de su camisa negra, se mordía el labio inferior una y otra vez, era bonita, no lo podía negar, sus ojos recorrieron su cuerpo curvilíneo, ella acomodó un mechón de su cabello negro detrás de su oreja.
—¿Dónde está Keitha? —ella desvió la mirada.
—Ella tuvo que salir de emergencia fuera de la ciudad, hace poco me envió un mensaje pidiéndome el favor de buscarlo en esta cafetería, para avisarle, lamenta no poder venir.
La ira lo invadió, su seducción estaba en proceso, en pocos días la iba a hacer suya, una vez su hijo estuviera en su vientre, la llevaría a su castillo ¿Qué rayos había pasado?
—¿Dónde está? —la iba a buscar, asi mismo estuviera debajo de la tierra
Eugina desvió la mirada, ni ella lo sabía, su amiga no dio más detalles, solo le pidió el favor de avisarle a Tyr que no iría a la cita, que tampoco le diera su número de teléfono, ella lo buscaría en la cafetería una vez regresará.
Nikolett apretó sus manos cuando vio que ella negó con la cabeza, trató de leer los pensamientos de Eugina, pero le fue imposible hacerlo, fruncio el ceño ante ese hecho, nunca le había pasado.
—Sientate —le pidió, no quería que se marchará, debía averiguar porque no podía leer la mente de Eugina Adams.
Ella lo hizo, se centro en desplegar todo su encanto de vampiro para seducirla, no era mujeriego, no tenía sexo con desconocidas, sus noches de pasión era con las de su especie, la primer humana que iba a poseer era Keitha...hasta ahora, lo había pensando antes de conocer a Eugina.
Ella le causaba curiosidad, deseaba saber por qué no podía leer su mente.
Toda la tarde se dedico a llenar sus sentidos de él, pero ella era fuerte, deslizó su mano encima de la mesa para ponerla encima de la de ella.
Ella hizo un movimiento para apartarla, pero la vio titubear, era como si estuviera luchando consigo misma, sonrió cuando dejó que la tocará... con su tacto... podía controlarla...vio el cambio en su rostro, el deseo que trató de provocar en toda la tarde, al fin lo veía en ella.
Sonrió cuando ella pasó la lengua por sus labios al ver los de él.
—¿Quieres que vayamos a otro lugar? —preguntó bajito sin dejar de verla.
Ella ya no tenia su voluntad, a él le pertenecía desde que la tocó.
—Si —respondió y se puso de pie.
Ambos salieron de la cafetería, Zlatica los miró confundido, pero abrió la puerta del auto.
Los miraba por el retrovisor ¿Quién era la mujer? ¿Por qué su jefe le dijo en su mente que los llevará a la mansión? Él no llevaba mujeres ni siquiera de su especie por Deeanna.
Eugina se sentía cautivada por Tyr, a penas él la tocó se olvidó que estaba saliendo con su mejor amiga, en su ser sólo Tyr existía por ahora, él sonreía de una manera que le aceleró el corazón, su única pareja a sido Mo Morgan, jamás se le ha pasado por la mente estar con alguien más, pero había algo dentro de ella, que la hacia arder por Tyr, miraba su cuerpo y vividas imágenes de ellos dos en la cama se venían a su mente.
Al llegar a la mansión, ella ni siquiera miro a su alrededor, estaba centrada en el hombre que estaba junto a ella.
La ayudó a bajar del auto y la único que deseaba es que se apresurara a la habitación.
—Puedes irte —le indicó Nikolett a Zlatica, no soltaba de la mano a Eugina, entró por atrás, no quería que nadie lo viera sobre todo Deeanna.
*****
Abrió los ojos, la mañana ya había llegado, recordó lo de anoche, se giró en su gran cama y estaba vacía, se levantó y fue a buscarla en el cuarto de baño, regresó a la habitación y ya no estaba la ropa tirada de Eugina en el suelo ¿lo había dejado sin despedirse?
Aún no entendía que rayos había pasado ayer, se sintió curioso porque no podía leerla la mente, pero luego se empezó a llenar de deseo por ella, algo inusual en él, no buscó ir a un hotel, la quería poseer en su cama, en su habitación.